Monte Everest: 60 años tras el primer ascenso
Mucho ha cambiado en el punto más alto de la Tierra desde que el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay conquistaron la cima del Monte Everest, el 29 de mayo de 1953.
Mensaje en clave
“Malas condiciones de nieve, expedición deja campamento avanzado el 29 con esperanza de mejor tiempo, todos bien”. El mensaje en clave llegó a Londres el 1 de junio de 1953, puntual para la coronación de la reina Isabel II. Su significado: el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay alcanzaron la cima del Everest el 29 de mayo.
¿Quién fue el primero?
Hillary (der.) y Norgay (izq.) apenas habían abandonado el Everest cuando su hazaña alcanzó tintes políticos. Nepal e India aspiraban a anotarse el primer ascenso. Tenzing pisó la cima primero, se dijo. Muchos años después, Hillary ventiló el secreto: él llegó al tope poco antes que Tenzing.
Everest a puro pulmón
En las tres décadas siguientes, muchos alpinistas estrella ascendieron al Everest desde todos sus flancos y en todas las estaciones del año. El sudtirolés Reinhold Messner (der.) y el austríaco Peter Habeler (izq.) lograron un nuevo hito en 1978: subir sin botella de oxígeno.
Largas filas
En la década de 1990 comenzó la avalancha sobre el Everest. Desde entonces, cada año, cientos de escaladores asedian a la montaña más alta del mundo, que ya ha sido “conquistada” más de 6.000 veces. Cuando una de las escasas “ventanas” de buen tiempo invita a intentar el ascenso, en las dos rutas más concurridas se forman largas filas.
Punto de encuentro
Para subir y bajar se necesitan al menos cuatro días de condiciones ambientales estables. Así que, como casi todas las expediciones se sirven de los mismos pronósticos del tiempo, suelen partir casi siempre al unísono. Encontrarse con más cien alpinistas en la cima, el mismo día, ha pasado a ser parte de la normalidad.
Sin los sherpas, nada
Sin la ayuda de los sherpas, la mayoría de los escaladores no llegaría más allá de la base de la montaña. Ellos hallan el camino a través de la peligrosa cascada de hielo de Khumbu y lo aseguran. Hasta la mismísima cima de Everest, los sherpas colocan escaleras y cuerdas fijas, de las que pueden servirse los participantes en las excursiones comerciales.
¿A qué edad?
Cada año, alguien persigue un récord en el Everest. A inicios de 2013, Yuichiro Miura alcanzó la cima de 8.848 metros. El japonés se convirtió en el primer octogenario y, con ello, en el más anciano de quienes han escalado el Everest hasta ahora. El más joven es Jordan Romero, un estadounidense de 13 años que llegó a la cima en 2010.
Rescate de altura
En 2003, este helicóptero se estrelló contra el campamento de la base. Dos personas murieron. Diez años más tarde, el aterrizaje y despegue de helicópteros a los pies del Everest es casi el pan de cada día. El rescate a mayor altura concretado hasta hoy en el Himalaya fue el de un alpinista transportado a la base desde unos 7.800 metros de altura.
Récord con moraleja
Apa Sherpa llegó en 21 ocasiones a la cima. Pero su récord duró poco. Fue igualado a inicios de 2013 por el sherpa nepalés Phurba Tashi. Apa Sherpa dio por terminada su carrera en el Everest en 2010. En lo más alto, desplegó un mensaje en el que llamaba a proteger el medio ambiente.
Cita de emergencia
El cambio climático no se detiene ante la majestuosidad del Everest. En los últimos 50 años, las masas de hielo alrededor de la mayor elevación de la Tierra se han reducido en un 13 por ciento. Es hora de una segunda cita de emergencia del gobierno nepalés a los pies del gigante. En la primera, en 2009, los miembros del gabinete lucieron máscaras de oxígeno para evitar el soroche o mal de altura.
Orgullo
Nepal le debe mucho al Monte Everest. El turismo de montaña es la principal fuente de ingresos del empobrecido país. El 29 de mayo, "Día Internacional de Monte Everest", Nepal celebra cada año aquel primer ascenso de 1953. Y hasta los cocineros de Katmandú muestran cuán orgullosos están del Everest.
Nepal ignora advertencias
Hasta ahora, Nepal ha ignorado todas las recomendaciones sobre la necesidad de reducir la cifra de alpinistas en el Everest. Pero, ¿quién puede tomárselo a mal?