Monarquía y nobleza en Alemania
28 de abril de 2011“Los miembros de la sociedad ‘Tradición y vida’ (Tradition und Leben) tenemos por misión apoyar los movimientos monárquicos, darlos a conocer y, en los mejores casos, mantenerlos vivos”. Knut Wissenbach, presidente de la sociedad monárquica, no vive en un castillo, sino en una casa a orillas del Rin, en Niederheimbach. Y no es ningún noble, sino un ciudadano de clase media, recién entrado en los 40 y ejecutivo. Colecciona retratos de reyes de Prusia, uniformes y medallas de los tiempos imperiales. En su sala de trabajo, a modo de silla, hay una silla de montar a caballo acomodada, igual a la que tuvo por silla el último emperador alemán, Willhelm II, hasta 1918.
Para Knut Wissenbach y sus 200 compañeros de sociedad, el gobernante ideal para el estado sería el actual jefe de la dinastía de los Hohenzollern, el príncipe Georg Friedrich: “A través de sus comentarios se puede ver que el príncipe Georg Friedrich sigue la línea de su abuelo y su antecesor, el príncipe Louis Ferdinard de Prusia, nieto del último emperador alemán. Siempre dijo que estaría preparado cuando la gente lo llamara. Esto muestra que no se deja llevar por un impulso, sino que responde a la voluntad popular.”
Cerca del 15% de los alemanes se consideran monárquicos, según encuestas; no desean aburridos presidentes federales, sino algo más de esplendor y gloria, y una familia en el trono, según opina Knut Wissenbach: “Con el eslogan ‘establecemos la corona en la democracia’, creemos que la monarquía tiene un mayor efecto simbólico que apela a todas las generaciones”.
Las dos Europas
La historiadora Monika Wienfort tiene menos esperanza que los monárquicos alemanes: “Creo que, en general, la restauración de un régimen monárquico, al menos en repúblicas fuertemente establecidas como Alemania o Austria, apenas causa ya debate alguno”. La profesora de historia da clases actualmente en la Universidad de Carolina del Norte en los Estados Unidos.
Según ella, tras las dos guerras mundiales, la tradición de la monarquía en Alemania se ha roto. Ya sólo quedan monarcas gobernantes en estados europeos que no han experimentado cambios profundos o revoluciones: “Existen allá donde no se han dado revoluciones en el sentido clásico. Por ejemplo, Dinamarca, un país con continuidad ininterrumpida”.
Dinamarca, Noruega, Suecia, Holanda, España, Bélgica y Gran Bretaña son las últimas monarquías democráticas en Europa. Y allí seguirán, según la experta Wienfort, puesto que el apoyo de la población es grande en esos países.
Nobleza alemana
No obstante, la melancolía por un poco de grandeza todavía perdura en las repúblicas, sobre todo en Alemania. En sus kioscos, más que en ningún otro país europeo, se apilan las revistas que informan sobre la vida familiar de la nobleza. Y no es casualidad: en Alemania quedan todavía hoy muchas dinastías familiares, como los Hohenzollern, los Sajonia-Coburgo-Gotha, los Sonderburgo-Glücksburgo, los Wittelsbacher o los Fürstenberg, que prácticamente están emparentados con todas las casas reales. La razón de ello es la exitosa política de matrimonio de los nobles alemanes durante el último siglo.
La casa de Sajonia-Coburgo-Gotha fue despectivamente llamada “la caballeriza real” de Europa. El marido de la legendaria reina británica Victoria era alemán. Victoria fue la abuela del emperador alemán. La reina, Isabel II, tiene por lo tanto antepasados alemanes, según la profesora Wienfort: “Isabel tiene una abuela que es medio alemana. Tiene un marido con antepasados en familias alemanas de Schleswig-Holstein. Se puede decir que es todo muy internacional”.
¿Pero por qué tiene la realeza y la nobleza tanto seguimiento entre el público? “Se trata de temas familiares”, explica Wienfort. “Se casan, tienen hijos, y mueren. Una biografía normal con la que identificarse. Pero ellos lo hacen de forma más representativa. Incluso la gente que afirma no tener interés en la monarquía asiste a las bodas reales a través de la televisión.”
El jefe de la casa de los Hohenzollern, el príncipe Georg Friedrich, se casa el próximo agosto con una verdadera princesa de Isenburgo-Birstein. En esa ocasión, la nobleza europea acudirá a Postdam.
Autor: Bernd Riegert / Lydia Aranda Barandiain
Editora: Emilia Rojas Sasse