Moldavia: nuevas acusaciones de espionaje contra Rusia
27 de julio de 2023De los 40 diplomáticos rusos y otros tantos empleados técnicos en la embajada de la Federación Rusa en la capital moldava de Chisinau solo quedará cerca de un tercio. Según investigaciones periodísticas, la expulsión de personal de la embajada rusa en Chisinau se basa en datos sobre que allí funcionaría un gran centro de espionaje en el flanco oriental de la OTAN. Desde dicha embajada se habría espiado a políticos moldavos y se habrían realizado ciberataques. La mayoría del personal expulsado deberá abandonar Moldavia hasta mediados de agosto.
La República de Moldavia, ubicada entre Ucrania y el noreste de Rumania, teme desde hace tiempo ser la próxima víctima de la política de agresión rusa, y se ve confrontada actualmente con amenazas cada vez más graves y abiertas por parte de Moscú. La expulsión se basa en el Artículo 11 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que permite al país receptor adecuar la cantidad de personal, si no existe un acuerdo explícito entre las partes sobre ello.
"Diplomáticos” rusos en Chisinau
Según investigaciones de Jurnal TV y de The Insider, los rusos colocaron en su embajada en Chisinau equipos de antenas capaces de recibir todo tipo de señales de larga distancia. Se identificaron 28 antenas sobre los techos de los dos edificios de la representación diplomática rusa, el doble de las que tiene posicionadas Rusia en Bruselas, donde se encuentran muchos de los cuarteles generales de las instituciones de la Unión Europea y la OTAN. Según informaciones de los expertos contactados por el equipo de investigación, esas antenas sobre el techo de la embajada rusa en Chisinau podrían servir para recolectar datos sensibles sobre la seguridad del país y representan una amenaza real.
La red rusa de espionaje tecnológico en la capital moldava se desarrolló fuertemente, en especial después de 2015. Dos estructuras rusas conocidas -la del Departamento Central de Inteligencia (GRU), el servicio secreto militar de las FF. AA. de la Federación Rusa, y la del Servicio de Inteligencia Exterior ruso (SVR)- manejan un sofisticado sistema de recepción en la embajada rusa en Chisinau. Son sistemas de recepción de comunicaciones satelitales, conectados a dispositivos especiales en las instalaciones de la embajada o en unos misteriosos contenedores, a través de los cuales se pueden realizar ciberataques a las redes gubernamentales.
En las investigaciones periodísticas aparecen dos nombres: Andrei Lenev, quien fue acreditado en 2016 como segundo secretario de la embajada rusa en Chisinau, e Igor Bakulin, quien llegó tres meses después como empleado técnico. En realidad, según datos de los periodistas de investigación, se trata de oficiales del GRU. Lenev y Bakulin se habrían ocupado de la recolección de datos, sobre todo, de naturaleza militar, y de las redes del gobierno y los cables de fibra óptica, mientras que el SVR era responsable de la instalación de equipos y la puesta en marcha de ciberataques penetrando la red WiFi.
Rusia reacciona con amenazas
La reacción de Rusia fue inmediata. La representante del Ministerio ruso de Exteriores, María Sajárova, dijo que la decisión de Chisinau "no quedará sin respuesta”. Acerca de las investigaciones periodísticas, dijo que se trata de "historias de fantasía que no tienen nada que ver con la realidad”.
El embajador ruso en Chisinau, Oleg Vasnezov, mencionó el miércoles (26.07.2023) que las antenas sobre el edificio estaban viejas y "oxidadas”, y amenazó a las autoridades moldavas: "Quien toma tales decisiones debe comprender también qué consecuencias tendrán estas”. Según él, la decisión está ligada a una clara "rusofobia”, añadió, y anunció medidas radicales. "Bajo estas nuevas circunstancias, encontraremos en el futuro una posibilidad de reconstruir las relaciones entre ambos países, gravemente dañadas”, dijo Vasnezov.
Según el ministro moldavo de Exteriores, Nicu Popescu, al reducir el número de diplomáticos rusos acreditados en la embajada en Chisinau se ha logrado que haya menos personas que trabajen para desestabilizar a la República de Moldavia.
"Durante muchos años o incluso décadas hemos sido testigos y objetivo de la hostilidad de Rusia. Algunas acciones se llevaron a cabo, entre otros, a través de la Embajada de la Federación Rusa en Chisinau”. Es importante que los servicios diplomáticos se enfoquen en desarrollar buenas relaciones y no en medidas desestabilizadoras que no son parte del servicio diplomático, dijo Popescu.
A finales de junio de 2023, la vecina Rumania también expulsó a 40 diplomáticos de la embajada rusa en Bucarest. Fueron trasladados fuera del país de la UE y la OTAN con un avión especial ruso.
(cp/ers)