Micheletti y Zelaya tendrán que hacer dolorosas concesiones
9 de julio de 2009Pese a las posturas aparentemente irreconciliables tanto del presidente derrocado de Honduras, Manuel Zelaya, que pide la remoción inmediata del gobierno “usurpador”, así como del presidente interino Roberto Micheletti, que previamente a su viaje a Costa Rica anunció que no iba a negociar sino simplemente a “escuchar”, ambos políticos se encuentran bajo una fuerte presión internacional y la amenaza de graves sanciones económicas por parte de Estados Unidos de no encontrar una salida a la crisis política. Washington anunció la víspera la suspensión de la ayuda militar por 16,5 millones de dólares y de asistencia al desarrollo al gobierno interino de Honduras que orquestó el golpe de Estado. También advirtió sobre el congelamiento de otros 180 millones destinados a otros fondos de no haber una solución a la crisis.
El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, galardonado con el Nobel de la Paz por su intermediación que puso fin a conflictos militares en la región, se mostró optimista ante su nuevo desafío, pero sí aclaró que no dejará que los contendientes abandonen Costa Rica mientras no hayan alcanzado un acuerdo.
Posturas irreconciliables
“Será difícil encontrar un acuerdo cuando ambos sostienen que tienen la razón desde el punto de vista legal”, afirma el investigador alemán Peter Peetz, del Instituto alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), con sede en Hamburgo. “Lo único que podrá hacer Arias es exhortarlos a olvidar lo que ha pasado y el aspecto legal y enfocarse en el futuro y en buscar salidas a la crisis, adelantar elecciones, conducir un plebiscito, como sugiere el Comisionado Nacional de Derechos Humanos. Que se decida si “Mel” Zelaya puede volver y terminar su mandato. Pero lo más factible es adelantar las elecciones de manera que ninguno de los dos quede al frente del gobierno, así como una amnistía política para que Zelaya pueda volver al país sin que lo encarcelen”, afirma.
Por su parte, el economista hondureño e investigador de la organización alemana “Südwind”, dedicada al análisis económico desde un perspectiva social y ecuménica, Pedro Morazán, advierte que la sociedad hondureña está dividida. “Una ligera ventaja tienen los que están de acuerdo con que haya sido depuesto el presidente “Mel” Zelaya, otro 49% espera su retorno”, explica. El investigador destaca que, independientemente de su postura política, la población hondureña reconoce al sistema democrático como el más adecuado para resolver los problemas. “La responsabilidad recae sobre Micheletti y Zelaya y para encontrar una solución hay que abandonar el endurecimiento de posiciones, hay que buscar caminos no convencionales, sólo si ambas partes hacen concesiones dolorosas podrá encontrarse una solución en aras de mantener la paz social y evitar que haya más derramamiento de sangre”, advierte.
Zelaya: incumplimiento constitucional
Manuel Zelaya, empresario maderero que llegó al poder en el 2005 con un moderado discurso liberal, se enemistó con las élites conservadoras por el cambio de su discurso a la izquierda y su crecientes vínculos con Hugo Chávez en un momento en el que los precios del crudo alcanzaban altos históricos. Pero su pecado capital fue intentar modificar la constitución para reelegirse. “Zelaya siempre tuvo un problema de credibilidad. Es en realidad un político tradicional de familia adinerada, terrateniente, dedicada a la industria maderera, que es la que está acabando con los bosques de Honduras”, afirma Peetz. Zelaya, considerado un político caudillista y populista, estuvo a la izquierda del partido Liberal e introdujo medidas como un aumento del salario mínimo y la adhesión de Honduras al ALBA; el proceso de integración latinoamericano propuesto por el presidente venezolano, Hugo Chávez.
Morazán considera que la concesión más importante que tiene que hacer Micheletti es dar una amnistía política a Zelaya, retirando las acusaciones más importantes en su contra. “Unas 18 acusaciones de violaciones a la Constitución penden sobre Zelaya, la más importante es que no ha presentado un presupuesto del año corriente para la República, que tenía que haber presentado en noviembre de 2008, lo que significa que el país está trabajando sin saber lo que tiene en la caja chica y eso aquí en Alemania y en todas partes del mundo es una violación flagrante a la Constitución”, afirma el investigador.
No reelección vitalica
Zelaya fue secuestrado y expulsado del país el 28 de junio por militares, cuando se disponía a realizar una consulta popular que abriría el camino a modificar la Constitución y permitir la reelección presidencial, desafiando la prohibición de un juez y la oposición de las fuerzas armadas.
"La Constitución política de Honduras tiene los llamados artículos pétreos y uno de estos artículos prohibe la reelección, y de por vida. Es decir que un presidente de Honduras nunca puede volver a ser presidente. Muchos observadores independientes, como Caritas y otros, informan que Zelaya ocupó la mitad de su gestión preparando el camino para su reelección", explica Morazán.
El experto añade que cuando se produce un quiebre abierto con su partido tras sus acercamientos a Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y Raúl Castro, Zelaya buscó, para impulsar su proyecto, el apoyo de movimientos sociales que están frustrados justamente por todos los problemas de arbitrariedad política que vive Honduras, uno de los países más pobres de Latinoamérica.
Condena internacional
"Honduras es uno de los parias del continente, con un alto grado de desigualdad y de violencia, donde los campesinos no tienen acceso ni a la tierra ni a créditos, las mujeres tienen que trabajar en las maquilas bajo salarios inhumanos, un país donde no hay suficientes ingresos ni fuentes de empleo, donde la mayoría de la población está ocupada en la economía informal, una situación explosiva", afirma el investigador hondureño.
El golpe de Estado recibió una condena casi unánime de la comunidad internacional. Prácticamente los 190 países miembros de la ONU repudiaron el golpe de Estado en Honduras, poniendo de un mismo bando a Angela Merkel y Hugo Chávez. "Israel y Taiwán fueron los únicos países que dejaron a sus embajadores en Honduras, al igual que Estados Unidos, aunque Washington condenó el golpe", afirma Peetz, que añade que Estados Unidos ha actuado de manera más inteligente que los europeos, que inmediatamente adoptaron la causa de Zelaya como reacción al golpe de Estado. "Washington dejó a su embajador en el país aunque no reconoce el gobierno de facto, lo que le abre la posibilidad de diálogo y de influir en la política hondureña", concluye.
Pedro Morazán apunta hacia el papel de la comunidad internacional en la mediación del conflicto. "Sigo creyendo en la OEA -Organización de Estados Americanos- como el instrumento que tenemos los países latinoamericanos para defender las instituciones democráticas, también el Centro de Integración Latinoamericano (CICA) podría jugar un papel. El Sr. Arias está haciendo contribuciones positivas y también la Unión Europea ha tenido una tradición muy positiva en Centroamérica, con el proceso de San José", concluye.
Autora: Eva Usi
Editora: Emilia Rojas Sasse