México: sindicalismo cercano al crimen organizado
29 de junio de 2012Entre los observadores políticos alemanes hay escepticismo porque se produzca un cambio verdadero, que es lo que anhela la gran mayoría de los mexicanos. “Se necesitan cambios importantes que por el momento no están a la vista. Creo que ninguno de los cuatro candidatos presidenciales logrará traer un cambio”, afirma Thomas Manz, director de la oficina en México de la Fundación Friedrich Ebert.
La Fundación Friedrich Ebert (FES), cercana al Partido Socialdemócrata Alemán, tiene una larga tradición de trabajo con sindicatos y organizaciones obreras, que han sido durante décadas el bastión del voto del partido de masas en Alemania. Para Manz sólo una minoría de los sindicatos en México son considerados “democráticos”. “En México más bien hay una expresión del sindicalismo corporativista que tiene prácticas poco democráticas. Incluso hay un sindicalismo muy cercano al crimen organizado y yo me atrevería a decir que justamente el sindicalismo que representa Elba Esther Gordillo es muy cercano al crimen organizado”.
“La maestra”, como es conocida Gordillo, dirige desde hace 22 años el mayor sindicato de Latinoamérica, con más de un millón y medio de maestros afiliados en todo el territorio mexicano. Se dice que la líder vitalicia del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación), empuja la balanza a favor de uno u otro candidato presidencial. No es ningún secreto el apoyo de Gordillo a la candidatura del actual presidente saliente, Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), hace seis años, que logró imponerse sobre su adversario, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Apoyo a sindicatos democráticos
Manz señala que los esfuerzos de la FES en la democratización de los sindicatos en México, se centran en el apoyo de organizaciones que se han deslindado de las viejas prácticas corporativistas, autoritarias y poco democráticas. El experto añade que la fundación apoya una campaña internacional contra los llamados “contratos colectivos de protección patronal”, que permiten a grandes consorcios como Wal Mart pagar salarios mínimos de apenas 50 pesos diarios, por jornadas de hasta 10 horas al día, sin temer una demanda colectiva. Detrás de la sonrisa de esos empleados que atienden al público hay una gran miseria.
“Este tipo de prácticas son muy comunes en México y son muy dañinas para las relaciones laborales. Son esfuerzos modestos y no esperamos un impacto importante a corto plazo, pero es un trabajo que requiere paciencia e insistencia”, dice.
Manz hace una retrospectiva hasta la Revolución Mexicana, donde nace el sindicalismo mexicano junto con el sistema priísta de corporativismo autoritario que utilizaba a los sindicatos más bien como instrumentos del Estado para controlar los movimientos sociales. “Aunque la Constitución que surgió de la Revolución Mexicana fue en su momento una de las más modernas en derechos sociales en su momento, con las prácticas autoritarias y clientelistas, esos derechos sociales se convirtieron en instrumentos de control de los trabajadores”, afirma.
“Aunque el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, anuncie su interés por hacer una reforma laboral, ésta estaría acompañada de los viejos sindicatos y eso no promete un cambio profundo”.
No se atendieron los problemas sociales
¿Y si el PRI ha utilizado a las organizaciones sindicales, campesinas y populares para asegurar su permanencia en el poder, que puede decirse del PAN, que en lo único que se ha interesado durante los doce años en los que ha gobernado ha sido firmar tratados de libre comercio?
“Lamentablemente es así. El PAN no hizo ningún esfuerzo por fortalecer a un sindicalismo democrático independiente. Más bien ha replicado las prácticas del PRI. También ha intentado controlar a los sindicatos, fomentando la creación de sindicatos “amarillos” en el norte del país, controlados por los mismos empresarios”, afirma Manz. El experto recuerda el ataque al Sindicato de Electricistas durante la gestión que está por terminar y afirma que tampoco se atendieron los problemas sociales.
Manz se muestra un tanto decepcionado de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda, conocido como AMLO, que busca por segunda vez acceder a la presidencia. “Aunque tiene un discurso distinto al del 2006 y es más conciliador, es muy poco preciso. No creo que en un país donde hay una tributación tan baja, con una tasa del 10%, se pueda prometer un cambio en el rumbo de la economía sin incrementar los impuestos. Eso es lo que dice AMLO, que va a mejorar la economía sin más impuestos, sólo a base de austeridad en el manejo de las finanzas públicas y eso es poco convincente”, afirma.
El analista considera “exagerado” decir que México es un “narcoestado”, como afirman algunos. Según Manz no es tarde para dar una respuesta al problema del narcotráfico. “El problema no es sólo el crimen organizado sino una corrupción que es aceptada como si fuera una manifestación normal de la sociedad. Eso hace muy complicado responder al crimen organizado y a la violencia”.