Messi salvó el honor de una Argentina irreconocible
21 de junio de 2014
Si uno viniera de otro planeta, le resultaría muy difícil comprender cómo una plantilla de futbolistas tasada en 532 millones de dólares tiene tantos problemas para derrotar a otra que vale apenas 33,2 millones de dólares. Quizás lo entendería más sencillamente si le pusieran un video del partido jugado este sábado (21.0.2014) entre las selecciones de Irán y Argentina, donde los sudamericanos derrotaron por 1-0 a los asiáticos.
Irán, el combinado de menor valor en el mercado del fútbol de los 32 que participan del campeonato disputado en Brasil, tuvo incluso ocasiones para retirarse del campo con un triunfo. Pero la falta de experiencia, quizás la desesperación por hacer historia poniendo poco a cambio, les jugó una mala pasada. En el minuto 91, una jugada de Messi (120 millones de dólares, casi cuatro veces todo el plantel iraní) permitió a la Albiceleste no perderlo todo.
Un partido mediocre de los dirigidos por Alejandro Sabella, que parecen correr sin un concepto claro de juego, sino simplemente apostar a la enorme cantidad de estrellas que el entrenador lanza al campo. Argentina es un equipo desordenado que por momentos se vio muy mal ante un Irán que, cuando se animaba a tejer jugadas, a coordinarse para irse al ataque, bien pudo convertirse en el verdugo de una selección que suena como favorita sin haber hecho, hasta ahora, verdaderos méritos.
Irán casi logra el milagro
Irán, un equipo muy físico, muy de choque y de faltas, no jugó un mal partido. Su misión era empatar a cero, apelando a que un milagro les permitiera hacer un gol. Lo hicieron de maravillas hasta el gol de Messi. Argentina se perdió algunas ocasiones claras de anotar en el primer tiempo, básicamente a través de centros al área. Irán atacaba de vuelta por el mismo expediente, y tuvo una buena oportunidad en el minuto 41, cuando un cabezazo de Seyed Jalal Hosseini se fue sobre el horizontal.
Messi, hasta entonces un jugador desaparecido del mapa dentro de la cancha, incluso se negó a dar pincelazos de magia. En el segundo tiempo, Irán entró con menos respeto y más desinhibición. En el minuto 52, hilvanaron una jugada que terminó en las manos del portero argentino Sergio Romero, tras un cabezazo de Reza Ghoochannejhad. Recién entonces Irán entendió que también podría tocar la pelota, hilvanar ideas futbolísticas y hacer daño.
Argentina podrá tener, en el papel, una de las delanteras más peligrosas del torneo, pero en la práctica sus atacantes se mostraron incapaces de perforar las redes del arquero iraní. En el minuto 59 Messi hizo su jugada clásica: arrancar desde media cancha con balón dominado, esquivando rivales. Pero eso que habitualmente termina en celebración, esta vez se fue fuera por varios centímetros. Parecía un mal día. Irán, como contraparte, casi tocó la gloria cuando un cabezazo de Ashkan Dejagah fue salvado milagrosamente por Romero.
Y entonces se dieron 4 minutos de alargue, suficientes para que con las últimas fuerzas, con las últimas esperanzas, Argentina derrotara por 1-0 a Irán y limpiara en algo su dignidad futbolística. Hasta ahora, la Albiceleste cosecha seis puntos, claro, pero deja muchas dudas entre sus hinchas.
Diego Zúñiga