Mertesacker: “La presión del fútbol me devoraba”
12 de marzo de 2018Grande como un árbol, impávido en la cancha, un atleta con nervios de acero. Esa es la imagen que ha proyectado el futbolista alemán Per Mertesacker hasta ahora. Pero esas virtudes sólo cuentan la mitad de su historia: la presión ejercida sobre el campeón mundial del balompié para que rindiera en el campo lo ha sometido a un desgaste físico y mental durante toda su vida, confiesa el joven de 33 años en una entrevista exclusiva con el semanario “Der Spiegel”. Allí habla sobre la manera en que su cuerpo se rebelaba antes de cada juego, con vómito, diarrea y una sensación de agotamiento total. “La presión del fútbol me devoraba”, asegura.
Sus hazañas: 221 partidos jugados en la primera división alemana, 155 para el Arsenal FC en la primera liga británica y numerosas actuaciones adicionales alrededor del mundo, dentro y fuera de la selección germana de fútbol. Mertesacker también dio lo mejor de sí como defensa central cuando su país perdió definitivamente frente a Italia en el Mundial 2006, celebrado en casa. En aquella ocasión, la mayoría de sus camaradas yacía en la grama, con los ojos rojos de tanto llorar, compartiendo su decepción en vivo y directo con sus hinchas en el estadio de Dortmund. Hoy, doce años más tarde, Mertesacker revela que lo que sintió en aquel momento fue alivio: “Lo recuerdo muy bien. Lo único que pasaba por mi mente era ‘¡se acabó, se acabó, por fin se acabó!’.”
Con fruición hacia el fin de su carrera
Por vergüenza y por miedo a las consecuencias que podría tener, el jugador del Arsenal FC nunca habló abiertamente sobre sus problemas. Ahora, faltando pocos meses para que termine su carrera de quince años en el fútbol profesional, Mertesacker quiere que “las próximas generaciones” conozcan los aspectos más sombríos de lo que muchos describen como el “oficio ideal”. En conversación con “Der Spiegel” trae a colación, por ejemplo, cómo él miraba hacia otro lado para que ni su entrenador, ni sus colegas, ni sus adversarios se percataran de que sentía dolor. La industria en torno a este deporte te exige que no muestres rastro de debilidad alguno. Mertesacker se dio cuenta tempranamente de que “uno debe dar y dar sin excusas, incluso cuando se está lesionado”.
El deportista alega que en ese trabajo hay que estar dispuesto a “sacrificar la propia salud”. Las pausas por lesión son “la única manera que uno tiene para tomar un descanso legítimamente”, sostiene Mertesacker; él cree que muchas de sus lesiones tenían “causas psicológicas”. En este instante, un cartílago lastimado le impide poner en acción una de sus rodillas. Y, a decir verdad, esa inmovilidad parcial no le molesta: “No tengo inconvenientes en sentarme en el banco, pero preferiría sentarme en las gradas”, comenta, anunciando que le alegra mucho que su carrera en el balompié profesional esté por terminar. “Tengo más de treinta años y es ahora cuando voy a ser libre por primera vez en mi vida”, subraya.
Dos excolegas reaccionan a sus comentarios
No todos sus excolegas secundan sus críticas al sistema. Christoph Metzelder, por ejemplo, jugó muy cerca de Mertesacker en el Mundial 2006 y él dice haber percibido aquel campeonato mundial de otra manera. “Llegó un momento en que todos estábamos en la misma frecuencia”, señaló Metzelder en un programa de la televisora Sky al que había sido invitado como experto. Por su parte, Lothar Matthäus, conocido por sus récords en el campo, criticó a Mertesacker esgrimiendo que nadie es obligado a jugar en la selección nacional de fútbol: “Si la presión era tan fuerte como él dice, él hubiera podido dejar de jugar”, enfatizó el exfutbolista de 56 años.
“¿Cómo pretende Mertesacker seguir trabajando en el ámbito del fútbol profesional después de las declaraciones que ha hecho? Tengo entendido que él quiere entrenar a jugadores jóvenes. ¿Cómo pretende él inculcarles sentido de profesionalismo cuando él mismo ha dicho que la presión es demasiado grande? Eso no es posible”, añadió Matthäus. Sin embargo, lo que Mertesacker plantea al compartir sus opiniones y sus anécdotas es que es necesario buscar otra forma de entrenar a los amantes del balompié con ambiciones profesionales. Y él no está solo. Lo que ocurre es que los debates públicos sobre la presión en el campo de fútbol estallan y se disipan muy rápidamente. Eso ocurrió con las discusiones en torno a las causas del suicidio de Robert Enke en 2009, otrora portero de la selección nacional alemana y amigo de Mertesacker. El propio Mertesacker se queja del carácter efímero de esta polémica y lamenta que el llamado a hacer del fútbol un deporte más humano sea “sólo palabras”.
En el verano de 2018, Mertesacker pasará a ocupar una posición de alto rango en la academia del Arsenal FC que fomenta al nuevo talento futbolístico. En su nuevo cargo, él quiere “atacar el sistema desde adentro” y ayudar a los jóvenes en su proceso de formación. El alemán está consciente de los privilegios que ha gozado en su vida y dice no arrepentirse de la trayectoria trazada, a pesar de sus problemas; lo que Mertesacker no quiere es seguir guardando silencio al respecto.
Thomas Klein ( dpa / SID ) (ERC/VT)
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