Merkel, predecible en su primera parada de campaña
13 de agosto de 2017El camino hacia el mitin de la Unión Cristianodemócrata de Alemania (CDU) en Dortmund está salpicado por un puñado de votantes decepcionados y enojados. Veinte protestan tranquilamente en la llovizna, tratando de captar la atención de los que están aquí para ver a la canciller Angela Merkel, quien, según quienes protestan, está arruinando a Alemania.
"Si todos los que están insatisfechos con Merkel se presentaran, este lugar estaría inundado", dice Hans-Otto Dinse, mientras el resto de manifestantes, de opinión similar, escuchan a su alrededor la entrevista que da a DW.
Dinse solía pertenecer al partido de la canciller Merkel. El letrero de su esposa, desplegado una y otra vez para cada nuevo transeúnte, muestra su nueva posición política: "Señora Merkel, nunca más obtendrás nuestros votos".
Ahora, pertenecen al AfD, el partido calificado por los críticos de populista y de extrema derecha por su retórica antirrefugiados. El partido niega esta representación de sus intereses.
Política de división
Merkel ha construido una reputación como una política astuta: siempre paciente, siempre silenciosa, esperando su tiempo hasta que las tormentas políticas pasen. También tiene la reputación de mover a su partido de centroderecha a la izquierda con políticas proambientales y la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero es la política de refugiados lo que sus expartidarios más odian y critican.
"Yo no era un extranjero hace mucho tiempo", dice Wlodzimiew Zrodlowski a DW. Un refugiado político polaco, ahora ciudadano alemán. Zrodlowski dice que los refugiados en Alemania son solo migrantes. "Es en efecto una invasión musulmana, llamada colonización, conquistar a través de la colonización, nada más".
Un compañero suyo del AfD asiente con la cabeza, grabando con una cámara de tamaño de una caja de fósforos cada segundo de la entrevista. Los partidarios del AfD suelen acusar a la prensa de mentir.
Merkel busca el territorio del oponente
Casi 1.000 partidarios de la CDU y votantes indecisos escuchan atentamente mientras la titular comienza a hablar. Con más brinco en su paso y energía en su voz de lo que los votantes están acostumbrados a ver de la líder recatada, Merkel explica los planes que ayudarán a los ciudadanos de la región.
La visita a Dortmund como su primera actividad oficial de campaña a seis semanas de las elecciones no es ninguna coincidencia. Dortmund solía ser el mayor productor de acero de Alemania y el corazón palpitante del Partido Socialdemócrata (SPD) de centro-izquierda del país. Pero, al igual que en las ciudades industriales vecinas, el SPD perdió continuamente su apoyo durante los años setenta y ochenta cuando la región se enfrentó a una crisis siderúrgica y luego a la clausura de las minas de carbón.
¿Desafío cada vez menor?
En las elecciones estatales de mayo, el SPD sufrió una nueva pérdida de apoyo, dejándolo con solo el 31 por ciento de los votos. El apoyo a la CDU, por su parte, aumentó de 26 a 33 por ciento, lo que forzó la salida del SPD del Gobierno de coalición del estado.
El SPD es el socio de la coalición de Merkel. Y el presidente del SPD, Martin Schulz, es, asimismo, el único político que amenaza con destituir a Merkel, aunque según un reciente sondeo de Infratest, el 52 por ciento de los encuestados votaría por ella y solo el 30 por ciento por Schulz. Pero en un año de incertidumbres, Merkel no se confía.
Cada promesa de campaña de Merkel provoca aplausos: más empleo, más dinero para la educación técnica, más opciones para las madres que trabajan, más ayuda para los analfabetos informáticos (como ella, dijo la misma Merkel, incitando la risa afectuosa de la multitud).
Y, por supuesto, culpar a los ejecutivos de la industria automotriz del escándalo del "dieselgate", mientras aboga, al mismo tiempo, por la protección de los puestos de trabajo de dicha industria, columna vertebral de la economía alemana.
Más vale prevenir que curar
Si bien algunas de estas preocupaciones podrían acumular los votos necesarios para garantizarle un cuarto mandato, tienen un parecido demasiado estrecho con las campañas de otros partidos para lograr su victoria.
Varios en la multitud gustan de su compromiso con la digitalización, otros de su compromiso de hacer justicia con el "dieselgate". Pero, en un momento de incertidumbres, especialmente considerando el altercado de esta semana entre Donald Trump y Corea del Norte, muchos opinan que Merkel ofrece algo que nadie más puede: sensatez.
"No soy ingenua, no creo que todo vaya bien porque Angela Merkel esté aquí", dijo Annelie Brücke a DW. "Tengo mis problemas con Schulz, quien, por cierto, se presenta realmente como alguien muy agradable, pero es demasiado impulsivo. Merkel es la más tranquila de los dos", concluyó.
Autora: Kathleen Schuster (FEW/DZC)