Memes en América Latina: ¿la pesadilla de los políticos?
2 de marzo de 2021“De todo me hacen memes, no se cansan. En lugar de decir 36 mil millones dije otra cosa, entonces, meme”, manifestó fastidiado el candidato presidencial peruano César Acuña, por las críticas que recibe en las redes sociales luego de no saber cómo explicar cuánto le iba a costar, si llega a la presidencia, la entrega de un bono para los más afectados por la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, esta no es la primera vez que el político peruano se queja de que los usuarios de las redes sociales lo viralicen a través de memes por su forma de hablar. “Acuña suele tener frases redundantes o tautologías que lo hacen muy ‘memeable’. Además, él es parte de una tradición política antigua que no se ha actualizado mucho y, por lo tanto, resulta para la gente más gracioso utilizar memes en contra de personas que no quieren ajustarse a los nuevos cánones de comunicación”, comenta a DW el especialista peruano en comunicación política Oscar del Valle.
Este fenómeo en la comunicación política no es exlusivo de un país en la región. Desde México a Argentina, los memes están revelando un gran potencial que lleva a modificar la relación entre los gobiernos o candidatos y el público, y terminan teniendo un alto impacto con un enfoque constructivo y destructivo. Ese ha sido, por ejemplo, el caso en las recientes elecciones en Ecuador o en los diversos escándalos por las vacunaciones irregulares en la región. ¿Hasta qué punto son los memes parte de la idiosincrasia latinoamericana?
El problema de “satanizar la ridiculización”
La creación de memes, en general, es una práctica que se ha ido profesionalizando en los últimos años. La palabra proviene del griego “mimema”, que significa “algo limitado” y hace referencia a una forma de propagación cultural que, en la actualidad, se ha convertido en una de las maneras más fáciles y de gran impacto, no solo para divertir sino para comunicar.
“Un meme es una unidad de información que se replica a sí misma. Su utilización en el ámbito político y social viene justamente porque este rebota en otras personas. Es decir, se utiliza una imagen acompañada por lo general de texto para expresar un descontento u opinión con respecto al desarrollo social o político y eso encuentra eco en otras personas que se sienten identificadas. Esas personas lo toman, lo transforman, le agregan cosas, lo reenvían y así lo hacen viral. Precisamente ahí está su valor social, de expresar una corriente de pensamiento con eco en muchas personas”, explica a DW la analista de políticas públicas y redes sociales de la organización latinoamericana Derechos Digitales, Marianne Díaz.
Desde el punto de vista político, los memes tienen un valor bastante claro: permitir, fomentar y otorgar un medio para la participación política, sobre todo de los más jóvenes, que normalmente tienden a ser menos participativos, pero que de este modo encuentran una vía para expresar esas opiniones. “Más bien, creo que justamente el problema está en satanizar la ridiculización del meme. El término ridiculizar parece que intenta situar al político como una figura de buena posición, como víctima”, señala Díaz.
La sátira, recuerda la analista de Derechos Digitales, es un elemento sumamente importante de la libertad de expresión: “Los memes son ahora uno de los vectores de comunicación más importantes que hay para la sátira, y en especial para la sátira política. Las personas que tienen cargos públicos o están postulando a uno están sometidas a un mayor nivel de escrutinio y, por ende, deben tolerar un mayor nivel de sátira".
¿Parte de la cultura latinoamericana?
Sobre si el creciente uso de memes en la región se debe a una tendecia o es una cuestión más bien cultural, el experto Del Valle cree que “en medio de una campaña política cualquiera puede ser ‘troll’ y eso depende de la situación particular de cada persona. Este individuo utiliza mecanismos como los memes para compartir información, donde se aprovecha del contexto, que es electoral, para hacer burlas, para pasar información graciosa y convencer así a la gente. Al final, se trata de reír un poco en medio de las tragedias políticas”.
En esa misma línea, la analista Díaz subraya que el fenómeno de los memes no es una cuestión regional: "Son parte de una cultura global y parte de la cultura de Internet. Hay países con un alto índice de producción per cápita de memes que están en Europa o Asia. Rusia es un país con una fama de memes increíble. En Latinoamérica, los venezolanos son bastante creativos y en Argentina está bastante bien instaurado”.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la diferencia que existe entre los tipos de memes: los globales, que son más fáciles de entender, y los locales, que tratan temas específicos. Sin embargo, “algunos memes se pueden entender a lo largo de Latinoamérica, porque tenemos referentes compartidos, como en el caso de los mexicanos. Ellos hacen memes que tienen al Chavo del Ocho junto al presidente Andrés Manuel López Obrador y en la región se va a entender porque la mayoría de los latinoamericanos conocemos la serie”, asegura Díaz.
Evitar el “efecto Streisand”
Según ambos expertos, esta herramienta digital, como cualquier otra que se ha vuelto parte de la comunicación política, es totalmente integral y la manera en la que la gente participa hoy en día es distinta a la acostumbrada con los medios tradicionales. “Creo que los políticos o las personas públicas de la región pueden usar este nuevo mecanismo de comunicación como herramienta de medición de la temperatura social, del descontento de la gente, de cuáles son los asuntos a los que se está prestando más atención. Ellos deberían evitar el denominado 'efecto Streisand', que indica que cuando se censura un contenido en Internet, ese contenido se viraliza mucho más rápido y es imposible eliminarlo. Tiene un efecto de cabeza de medusa”, opina la analista de Derechos Digitales.
Ante una lluvia de memes, Díaz se muestra convencida de que lo mejor que un político puede hacer es ignorarlos o elegir entre algunos caminos: “Uno de ellos es intentar controlar o censurar, pero ya vemos que eso no funciona porque la libertad de expresión es un derecho humano. El otro camino es intentar participar, como ocurre, a veces, en Chile con Piñera. Cuando ha intentado participar en el chiste se ha visto mal, pero cuando los ignora todo marcha mejor. Todos los días hay memes de Piñera, pero esto es simplemente una expresión popular. No constituye ningún tipo de amenaza”.
El candidato peruano César Acuña denota con su queja, según el especialista Del Valle, no haber sabido aprovechar la situación: "No ha entrado en el juego, se ha quejado y cuando te quejas del juego van a tratar de seguir fastidiando. Los candidatos ya no se relacionan hoy de manera vertical. La relación entre el candidato y sus representados en redes sociales es horizontal. Ahora uno puede enviarle un mensaje al presidente con solo un clic en Twitter y también se podría recibir una respuesta con tan solo un clic. A medida que el candidato se distancie del público, negando la posibilidad de jugar este juego, estará perdiendo una oportunidad”.
(ct/er)