Megaupload
21 de enero de 2012Nacido en Kiel, en el norte de Alemania, Kim Schmitz, que se hacía llamar Kim Dotcom, Kimble y Kim Tim Jim Vestor, fue el fundador del servicio de almacenamiento de archivos Megaupload.com que fue clausurado el jueves. Schmitz y tres administradores fueron arrestados en Auckland, Nueva Zelanda, acusados de piratería.
El departamento de Justicia de Estados Unidos los acusa de criminalidad organizada y de haberse beneficiado con unos 175 millones millones de dólares como resultado de sus actividades de piratería informática. La acusación señala que durante más de cinco años reprodujeron y distribuyeron ilegalmente, violando las leyes de la propiedad intelectual, obras que incluían películas antes de su estreno comercial, música, programas de televisión, libros electrónicos y software de entretenimiento a una escala masiva.
Schmitz se hizo millonario con su portal internet que ofrecía almacenamiento de datos en grandes computadoras que se encontraban en Estados Unidos. En principio no está prohibido ofrecer un servicio de almacenamiento de datos. Cuando un video doméstico es demasiado grande para enviarlo por correo electrónico, servicios como Megaupload ofrecen la posibilidad de guardarlo para que los amigos desde cualquier parte del mundo accedan a él. Solo necesitan tener el enlace y la contraseña.
Compartir datos, algo inocente
“La idea básica del sistema es neutral”, afirma Holger Bleich, experto de la revista Computermagazin c't. “El servicio ofrecía la posibilidad de compartir datos, algo inventado en 2004, y no tenía previsto distribuir copias piratas ni dedicarse a actividades ilegales”.
Pero como el sistema permitía no sólo guardar el video de las vacaciones, sino cualquier otro archivo digital electrónico, la mayoría de los usuarios bajaba películas y obras protegidas por derechos de autor. Decenas de portales de almacenamiento de datos funcionan así.
Si el internauta no estaba suscrito al servicio tenía un límite de 75 minutos al día. El bajar datos es un proceso lento, que a menudo era interrumpido por publicidad, pero quien pagaba una suscripción podía acceder al servicio de manera ilimitada y sin mensajes publicitarios. “Muchos usuarios preferían una suscripción que costaba entre 8 y 10 euros al mes, lo que le permitía bajar archivos con banda ancha ilimitada”, afirma Bleich.
Por 260 dólares se accedía a una membresía de por vida, lo que al fundador y operadores les generó 150 millones de dólares. Otros 25 millones de dólares fueron recaudados por la publicidad en internet. Publicidad que no deja indiferentes a los expertos. Holger Bleich dice que se hacía, por ejemplo, propaganda comercial a portales hacker de pago y con ello se ayudaba a otros bribones.
Descargar películas gratis
Si bien el principal interés de los usuarios es descargar películas gratis, también es cierto que muchos ni se preguntan si el servicio al que acceden es legal o ilegal. Si la demanda está ahí, de algún lado sale la oferta. Para Holger Bleich hay dos grupos de ofertantes. “Un grupo de idealistas que compite entre sí por quien es el primero que pone en la red una película nueva sin perseguir con ello ningún fin monetario. Para ellos cuenta la fama. Otro grupo, en cambio, es recomprensado por portales como Megaupload por poner contenidos en internet", afirma.
Según Bleich, lo único que se puede recriminar a este tipo de servicios son los premios que otorgan a quienes suben grandes cantidades de archivos, con recompensas que podían llegar a ser en efectivo. “Con ello se favorece sobre todo a los que ponen copias piratas en el internet”, dice.
Sin embargo el experto duda que las autoridades estadounidenses puedan comprobar todo esto pues muchos de los bancos de usuarios se encuentran en clave. Aunque Megaupload ha sido clausurado, docenas de otros servicios siguen en el mercado ofreciendo contenidos ilegales. Con 180 millones de usuarios registrados era un “global player”, según Bleich. Pero cuando un operador cierra surgen otros.
Varios servicios internet, entre ellos Wikipedia y Facebook, temen una mayor censura en internet como resultado de las nuevas leyes SOPA y PIPA, y han apagado sus páginas por 24 horas en protesta. Miembros de Anonymous atacaron las páginas web del FBI, del Departamento de Justicia de Estados Unidos, de Universal Musica, RIAA y Motion Picture Association of America, dejándolas sin acceso por varias horas.
Autor: Klaus Jansen/ Eva Usi
Editora: Emilia Rojas