Max Ernst regresa a su ciudad natal
3 de septiembre de 2005Uno de los grandes del surrealismo regresa su terruño. Las obras de Max Ernst, infaltables en el Centro Pompidou y los grandes museos del mundo, tienen desde ahora el espacio que se merecen en su ciudad natal, la pequeña localidad de Brühl, en Renania del Norte Westfalia. La inauguración del nuevo museo, que convocó incluso la presencia del jefe de Estado alemán, Horst Köhler, no estuvo exenta de un accidentado prolegómeno, lleno de roces como los que marcaron la relación del pintor con Brühl.
Profeta fuera de su tierra
La tensión del artista con su lugar de origen llegó al clímax cuando, décadas atrás, rechazó el nombramiento de Hijo Ilustre de Brühl. El motivo de sus iras fue que la ciudad había vendido uno de los cuadros que él había regalado, para cubrir el déficit que arrojó una exposición.
No fue en estos parajes provinciales de Alemania donde Max Ernst conquistó la fama internacional, sino en París, como corresponde a un surrealista que se precie de tal. Allí, junto al grupo de los entusiastas seguidores de Andre Breton, se contagió de la fiebre de pretender ver más allá de la realidad: esa "otra" realidad que se plasmó en el arte. Demasiado mundo interior para una localidad como el Brühl de aquellos años.
La colección de Brühl
Los sobresaltos también afloraron en el curso de la puesta en práctica del proyecto del nuevo museo. Por un lado, algunos descendientes del pintor se molestaron por no haber sido debidamente consultados e involucrados en los planes. Por otro, una rencilla interna derivó en el despido de la directora, que aún no ha sido reemplazada, lo cual retrasó la inauguración durante cuatro meses.
Pero ahora, por fin, Brühl cuenta con un museo a la altura del más famoso de sus hijos. Allí pueden apreciarse, entre otras piezas, 60 esculturas y casi la totalidad de la obra gráfica del pintor. Destaca también la serie de los cuadros que pintó para regalar a su última esposa, Dorothea Tanning, en cada uno de sus cumpleaños.
Se trata de 36 obras conocidas como "D-Paintings", por llevar estampadas la "D" del nombre de su mujer. La colección incluye igualmente ilustraciones de textos surrealistas de Breton y Paul Eluard y el imponente lienzo de carácter apocalíptico "Noche en Renania", que Max Ernst pintó en 1944, cuando vivía en Estados Unidos, al enterarse de los bombardeos que devastaron la ciudad de Colonia durante la II Guerra Mundial.