Salvini, la historia de éxito de la ultraderecha italiana
6 de marzo de 2018Las proyecciones iniciales en la mañana del lunes (5.03.2018) situaban al partido de extrema derecha Liga Norte en el 17,7% de los apoyos en las elecciones nacionales celebradas el domingo (04.03.2018) en Italia. El resultado sobrepasaba las expectativas e impulsaba al partido a la cabeza de la alianza derechista forjada por Silvio Berlusconi. La formación del ex primer ministro, Forza Italia, se quedó en el 14,4% de los votos.
El líder de la Liga, Matteo Salvini, pidió inmediatamente un Gobierno de la coalición de derechas, argumentando que "el equipo con el que hay que razonar y gobernar es el de centroderecha… la coalición de centroderecha ha ganado”.
Añadió que estaba "comprometido con el acuerdo” de su bloque, por el cual el partido que lograse más votos nominaría al futuro primer ministro.
Todavía está por verse si Salvini, de 44 años, se convierte o no en primer ministro, pero es indudable que ya se ha dejado su impronta en la extrema derecha italiana.
Este político oriundo de Milán se hizo con el liderazgo de la Liga Norte en 2013. Su consolidación como líder del partido marcó un punto de inflexión, luego de que su fundador, Umberto Bossi, lo hubiese encabezado durante casi 20 años. Salvini rápidamente se puso manos a la obra para transformar al partido en una forma más convencional de populismo que pudiese apelar a nuevos votantes, más allá del núcleo de su apoyo electoral en las regiones septentrionales de Lombardía, Piamonte y Véneto.
En sus comienzos, la Liga reclamaba mayor autonomía para las regiones del norte de Italia, llegando a veces a pedir la secesión respecto a Roma, a la que tildaba de "gran ladrona”. La formación fue capaz de expandir su base electoral aprovechándose del resentimiento de algunos italianos del norte del país que creen que sus impuestos se malgastan en las regiones meridionales, así como mediante diferentes alianzas estratégicas con el exmandatario Berlusconi.
"Un crimen contra la humanidad”
Bajo el mandato de Salvini, el partido ha girado bruscamente hacia un acérrimo euroescepticismo. Su crítica es especialmente ferviente respecto de la moneda única, el euro, a la que Salvini ha llamado "un crimen contra la humanidad”.
Asimismo, llevó la línea dura de su partido en inmigración más allá. En 2009, llego a sugerir que Milán introdujese "vagones de tren solo para milaneses”, en un contexto de aumento de llegadas a la ciudad de migrantes "de países no comunitarios”.
Salvini también se ha esforzado en distanciar a la Liga de su imagen de organización regionalista norteña. Fundó el partido hermano "Noi Con Salvini” (Nosotros con Salvini) para apelar directamente a votantes del sur. También propuso cambiar el nombre de la formación, de Liga Norte a simplemente Liga.
Impertérrito ante las críticas
Al contrario que otros muchos líderes italianos de ultraderecha que lo precedieron, Salvini ha hecho de las alianzas con otros líderes populistas una prioridad. Miembro del Parlamento Europeo por la Liga desde 2004, poco después empezó a establecer lazos con la líder fracesa de extrema derecha Marine Le Pen y con su homólogo Geert Wilders. Salvini es, asimismo, un abierto partidario del controvertido presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No disimuló su alegría a la hora de compartir en Twitter una imagen de ambos dándose la mano durante uno de los actos de campaña del magnate estadounidense.
Sin embargo, gran parte de este comportamiento como líder ha sido reprobado por el fundador de su partido, Bossi, quien a la hora de criticar a su sucesor, no duda en recordar las raíces izquierdistas de Salvini. En efecto, durante su adolescencia, antes de unirse a la sección juvenil de la Liga, Salvini fue parte de un club social de izquierdas.
Pero las denuncias, provenientes de todas las latitudes del espectro político, son algo a lo que el líder de ultraderecha está más que acostumbrado. De hecho, un rival político le acusó de llevar a cabo su campaña a partir de informaciones falsas y propaganda.
Ante todo esto, Salvini permanece impertérrito en el escenario político. No se amedranta: mantiene que el 17% de los votos que cosechó le dan "derecho” a ser primer ministro.
Autora: Elizabeth Schumacher (EAL/CP)
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