Matrimonios homosexuales: un tema que divide a Europa
2 de abril de 2013Libertad, igualdad, fraternidad: estos son los principios liberales de Francia. Pero en lo que se refiere a la igualdad de derechos de las parejas homosexuales respecto a las heterosexuales, estos ideales se quedan algo resagados. La unión contractual de parejas establecida en 1999, llamada “Pacte civil de solidarité“, o “PACS”, admite parejas de diferente o del mismo sexo por igual. Pero en temas relativos a herencias o adopciones, las parejas homosexuales no están bien consideradas. Esta semana, el Senado francés decide si esta situación debe cambiar o no.
La oposición conservadora y la Iglesia católica ya han realizado manifestaciones contra el proyecto de ley presentado por los socialistas. Las protestas demuestran que la homosexualidad todavía despierta resistencia por parte de la sociedad francesa. “La gente necesita chivos expiatorios, porque está confusa, furiosa y frustrada”, dice Evelyne Paradis, de la asociación ILGA-Europe (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales) en Bruselas.
En tiempos revueltos...
“Podemos observar una mayor inclinación hacia los valores conservadores en tiempos de crisis económica”, dice Paradis. Las manifestaciones agresivas en Francia son reflejo de una sociedad insegura. Valores tradicionales e instituciones como el matrimonio o la familia clásica cobran mayor significado en tiempos de incertidumbre, asegura Paradis. “Los cambios en Europa se suceden muy rápido. En los últimos diez años hemos logrado establecer una ley contra la discriminación, así como más derechos para la adopción o el matrimonio. Esto ha causado un desfase, porque la mentalidad de la población no ha cambiado – o al menos no a la misma velocidad”, afirma la portavoz de ILGA.
En muchos países de la Unión Europea, los matrimonios homosexuales no están permitidos. Solo siete países (entre ellos Dinamarca, Holanda y España) lo admiten, incluso parcialmente por la Iglesia. Algunos estados miembros como Alemania tienen procedimientos especiales que admiten la unión entre personas del mismo sexo, una especie de “semi-matrimonio”. Pero países marcadamente católicos como Italia o Polonia se encuentran muy atrás en este sentido; en países del sur y el este de Europa, la homosexualidad es un tema socialmente tabú.
Un popurrí de leyes
Esto hace que haya diferencias grandes entre países de la UE en lo que se refiere a temas de impuestos, derechos de herencias o adopciones para matrimonios homosexuales. “Si Bruselas forzara medidas para una apertura en este sentido, quizás quedaría en forma de ley, pero la sociedad no lo llegaría a aceptar plentamente”, dice Jens Spahn, parlamentario del partido conservador alemán CDU, en entrevista con Deutsche Welle. Spahn promueve un aumento de derechos para homosexuales, pero para él, una normativa general a través de la Unión sería fatal. Tal medida llevaría al aumento de protestas y al rechazo.
Uno de los principios fundamentales de la Unión Europea es la libre elección de país de residencia para los ciudadanos europeos. Evelyne Paradis critica la libertad de movimiento limitada de los matrimonios homosexuales dentro de Europa. Por ejemplo, si un matrimonio gay proveniente de Holanda, donde goza de los mismos derechos y obligaciones que cualquier matrimonio heterosexual, se trasladara a Rumanía, dejaría de ser reconocido como matrimonio, y por tanto la pareja no recibiría las mismas concesiones que un matrimonio entre personas de diferente sexo.
“Esto constituye una discriminación visible, un ataque contra los derechos de un ciudadano de la Unión Europea”, destaca Paradis. No obstante, se muestra optimista: en su opinión, solo es una cuestión de tiempo el que todos los países de la Unión estén preparados para luchar contra la discriminación de homosexuales en toda Europa.