“Marilyn“: el dolor por ser diferente
22 de febrero de 2018"Marilyn" se basa en un hecho real ocurrido en Argentina en 2009 y retrata a una comunidad rural y conservadora en las afueras de Buenos Aires, en donde los roles sexuales están claramente definidos y no se entiende ni se acepta a quien es diferente. Es una historia de discriminación, violencia y acoso que sufre un adolescente transexual en su entorno familiar y en la comunidad en donde vive, que lo llevan a cometer un crimen.
La película de Martín Rodríguez Redondo (Buenos Aires, 1979) tuvo su estreno en la sección Panorama, que busca presentar distintas visiones del mundo, y aspira al premio a la mejor ópera prima y al premio Teddy, de contenido LGTB, de la Berlinale. "Leí la noticia en la sección policial y poco después logré entrevistar a la Marilyn real. Tras varios encuentros en la cárcel, me dio un diario íntimo que había escrito, en el que relata toda su vida, una autobiografía llamada el sufrimiento por no ser igual".
El cineasta viajó al lugar de los hechos y habló con lugareños y varias personas involucradas con el caso, en su afán por entender ese mundo en el interior del país. "El espectador se ve confrontado con lo que es todavía una realidad en Argentina. Aunque existe la ley de matrimonio igualitario, así como una ley de identidad de género, y se ha avanzado mucho legalmente, hay algo fundamental que tiene que cambiar, que es la cultura machista, y eso sólo se alcanza a través de educación", sostiene el cineasta.
Esa intolerancia hacia la diversidad sexual es un problema, que según el realizador, se ve todavía en toda la sociedad argentina, tanto en la ciudad como en el campo, y atraviesa a todas las clases sociales. "En Buenos Aires han asesinado a muchas chicas trans en los últimos años y han golpeado a chicos gay, simplemente por ser gays".
Infierno rural
Marcos (Walter Rodríguez), es un tímido adolescente que vuelve a la casa familiar con buenas notas del colegio de secundaria. Su familia vive en condiciones modestas vigilando una finca ganadera.
Ayuda a su padre Carlos (German De Silva) y a su hermano mayor Carlitos (Ignacio Giménez), que ordeñan y cuidan las vacas de los constantes intentos de robo. Olga (Catalina Saavedra), gana algo de dinero como modista. Al poco tiempo su padre muere, y las dificultades económicas obligan a la familia a seguir adelante sin mucho duelo.
Marcos no parece hábil, ni parecen gustarle las labores del campo. Le gusta coser y encuentra remansos de paz cuando a escondidas se maquilla y se prueba ropa de mujer. Cuando llega el Carnaval, el joven llega a la fiesta del pueblo transformado en una mujer, con ayuda de una peluca y un antifaz. Se ve feliz y sonriente moviendo su cuerpo con desenfado, enfundado en un ajustado vestido.
Su amiga Laura (Josefina Paredes), es su gran aliada y es quien lo lleva a bordo de su pequeña motocicleta. Los chicos del pueblo los persiguen, también en motocicletas, hasta que les cierran el paso. Marcos es violado y golpeado en medio de burlas y humillaciones. En su casa la situación no es mejor. Su madre lo vigila constantemente, le quema la ropa de mujer que encuentra en su cuarto y su hermano lo llama maricón.
Tampoco puede tener novio
Cuando tiene su primer relación con Federico (Andrew Bargsted), un chico de ciudad, el protagonista ve un rayo de luz. Lo presenta a su familia, igual que lo ha hecho Federico con la suya. Pero a diferencia del ambiente cordial y hospitalario que experimenta en la familia de Federico, la suya recibe a su amigo con frialdad y silencio. Cuando la madre los pilla besándose en un destartalado automóvil, saca a Marcos a empujones y cachetadas del vehículo. Luego le quita el teléfono y no lo deja ver a su amiga Laura. El joven no se defiende ni se rebela y parece aceptar con docilidad la represión familiar. Hasta que una mañana, con su habitual tranquilidad, hace estallar ese mundo opresor.
"Se trata de un caso real y lo difícil es entender qué le lleva a una persona a esos extremos. El personaje de Marcos acumula dolor, rencor, pero sobre todo, no encuentra la manera de procesar las situaciones traumáticas que le van sucediendo. Muere el padre y no hay un duelo. Al final hay un salto al vacío, una irracionalidad que no es posible articular desde la lógica", subraya Rodríguez Redondo.
En la Berlinale la película despertó un gran interés en el auditorio. "Se me acercaron varios alemanes. Una señora lesbiana que había nacido y crecido en el interior de Alemania que dijo que se sintió identificada con el personaje y el retrato del campo y la discriminación que había".
El cineasta dijo estar feliz por que su película haya sido seleccionada en la sección Panorama. "Para películas muy pequeñas y de bajo presupuesto como la nuestra, tener esta visibilidad es muy importante, sobre todo porque este estreno quizás ayude a conocer esta problemática". También dijo no hacerse demasiadas expectativas ante los premios por los que compite la cinta de coproducción chileno-argentina. "Siempre es muy lindo ganar premios, pero sabemos que hay muchas películas y muy buenas en competencia".