Margot Honecker rompe el silencio
3 de abril de 2012En el pasado, muchos periodistas emprendieron el viaje a Chile con el propósito de entrevistar a Margot Honecker. En vano. En el mejor de los casos, la viuda del exjefe de Estado de la extinta República Democrática Alemana (RDA) Erich Honecker los salpicaba de agua, si la encontraban regando el jardín, o los insultaba antes de darles la espalda y encerrarse en su casa. Sin embargo, hace poco, la otrora ministra de Educación Popular de la Alemania Oriental conversó largo y tendido con el documentalista Eric Friedler.
Honecker ya había publicado un libro en donde compartía sus impresiones sobre la educación en la RDA y otro con las últimas entradas del diario personal de su difunto esposo. Pero las reacciones que esos volúmenes generaron no pueden compararse con las que despertaron sus palabras en el documental de noventa minutos titulado La caída: el fin de Honecker y transmitido este lunes (2.4.2012) por la televisora estatal alemana ARD. Más de cuatro millones de personas la vieron y oyeron defender lo debatible y lo injustificable tras años de silencio.
De las personas que fueron asesinadas a tiros por intentar huir del país, saltando el Muro de Berlín, dijo: “El hecho de que un joven muera de esta manera no lo deja a uno en paz. No había necesidad de que eso pasara. Él no tenía por qué haberse subido al muro. Pagar con la vida por semejante estupidez, eso es algo muy amargo, sobre todo para la madre de ese joven”. A su juicio, la RDA no fue un Estado criminal. Ese es un epíteto que la octogenaria reserva para otros.
“Los criminales de la RDA se presentan ahora como presos políticos. Si las víctimas políticas del sistema tuvieran que dar un paso al frente, serían muy pocos los que lo harían. Por supuesto que había adversarios políticos en la RDA y gente que le hizo daño al socialismo, a la economía nacional –que le pertencía al pueblo–, gente a la que se le abrió un proceso y que, en algunos casos, fue encarcelada. Pero eso es normal. Nadie tiene que disculparse por eso”, comentó Margot Honecker.
“¿Qué clase de mujer es esta?”
La reacción más frecuente en Alemania a las declaraciones de la viuda de Erich Honecker: la estupefacción. Con todo y que la mayoría de los televidentes consultados dijo no haber esperado otra cosa de ella. Las personas afectadas directa o indirectamente por la opresión practicada desde las instituciones de la RDA, algunas de las cuales tomaron la palabra en el documental de Eric Friedler, sintieron más bien indignación. “¿Qué clase de mujer es esta?”, alcanzó a decir una de las entrevistadas que fue objeto de la brutalidad del Estado.
“Escucharla decir todo esto me pone furiosa, esto es increíble”, agregó la mujer que, por intentar huir de la RDA, fue enviada a prisión; el Estado le quitó la patria potestad y puso a su hijo en adopción, como lo hizo en otros miles de casos. Honecker niega que en Alemania Oriental haya habido adopciones forzadas, sabiendo muy bien que, hasta ahora, no se le ha podido atribuir responsabilidad penal alguna por esos hechos. Eso le ha permitido vivir relativamente tranquila en Santiago de Chile, con una renta mensual de 1.500 euros proveniente de Alemania.
Con un toque de candidez, Margot Honecker compartió sus impresiones sobre la visita a Berlín del ex líder soviético Mijaíl Gorbachov para celebrar los cuarenta años de la RDA, sobre los sucesos que condujeron a la desaparición de la Alemania Oriental, y hasta sobre la situación de su marido y la suya propia en enero de 1990, cuando lo perdieron todo, incluyendo el techo sobre sus cabezas. El documental en cuestión se vuelve ominoso cuando a la protagonista se le pide emitir un juicio definitivo sobre la República Democrática Alemana.
Ella cuenta con que la historia se encargará de limpiar la imagen que hoy se tiene de la RDA; ese proyecto no existió en vano, señaló. “Yo siempre he creído que nosotros sembramos una semilla en la tierra y que ese germen dará frutos. Algún día regresaremos a ese proyecto, antes que nada en Alemania”.