Marcuse y el sueño de una nueva sociedad
29 de julio de 2004Se lo entiende. Eso era lo más bonito de Herbert Marcuse en la opinión de los jóvenes actores de las revueltas estudiantiles de mayo del 68. Sus categorías como "tolerancia represiva" o "liberación" echaban leña al fuego de los afanes de cambio y libertad de esta revolución por grandes y nobles causas: feminismo, antirracismo, ecologismo, pacifismo, anti consumismo, libertad sexual. Algunas de ellas se convirtieron en logros sociales y políticos. Otras pasaron de moda. En aquel tiempo enardecían multitudes, que vieron en Marcuse al pensador que los entendía.
El filosófo de las multitudes
La oposición de los estudiantes -que incluía tanto las manifestaciones en contra de la guerra del Vietnam como la reivindicación del amor libre-, en la voz del ya canoso catedrático de la Universidad Libre de Berlín, Herbert Marcuse, era una "rebelión sexual, moral, intelectual y política, todo en uno". Se trataba de criticar y desestabilizar a la sociedad capitalista.
Mientras que otros filósofos de la famosa Escuela de Fráncfort dieron horrorizados la espalda los estudiantes que transformaban sus disquisiciones filosóficas en armas pacíficas pero certeras contra "el sistema", Marcuse tomaba el micrófono durante sus eventos. La "izquierda antiautoritaria" lo acogió agradecida en su corazón.
Afluentes de un gran río
Nació en Berlín en 1898, en el seno de una familia de comerciantes judíos. Después de prestar servicio en la Primera Guerra Mundial, se doctoró en 1922 en filosofía. En 1928 vuelve al mundo académico para habilitarse como profesor universitario bajo la guía de Husserl y Heidegger. En 1930, junto con Erich Fromm y Max Horkheimer, funda el Instituto para Investigaciones Sociales de Fráncfort del Meno, de donde surgirá la famosa "Teoría Crítica". En 1932, Marcuse abandona Alemania para hacerse cargo de una extensión del Instituto en la Universidad de Columbia. En 1940 toma la nacionalidad norteamericana, y trabaja posteriormente para los Servicios de Espionaje norteamericanos. Después de la guerra, la carrera académica de Marcuse en América del Norte lo lleva desde la Columbia de Nueva York, a Harvard, Massachusets y San Diego.
El papel en y de la sociedad
En 1955 publica "Eros y Civilización" y en 1964 su obra principal "One-Dimensional Man", en donde expone su idea de que en el sistema capitalista, gracias a las nuevas tecnologías las crisis pueden ser remediadas pero el precio es la manipulación del ser humano y su conformismo. A ello sólo puede escapar el hombre a través de la oposición. No comparte la postura de sus otros colegas de Fráncfort, quienes si bien critican las estructuras sociales no proponen soluciones concretas. Basando sus análisis en Marx y Freud, Marcuse propuso la creación de una nueva sociedad no represiva. Erich Fromm lo tildó de hedonista irresponsable. Y sin embargo, fue el soporte de los grandes sueños de los hoy parcialmente desacreditados revolucionarios del 60.