Marcha contra los neonazis
10 de junio de 2006La correlación de fuerzas dejó las cosas en claro: aproximadamente 200 seguidores del partido de extrema derecha NPD salieron a la calle en Gelsenkirchen y 5000 fueron los que marcharon en la misma ciudad para hacerles frente pacíficamente. Tras los fallidos intentos de las autoridades locales de prohibir la manifestación neonazi, la ciudadanía optó por mostrar la cara masivamente y dejar en claro que la gran mayoría no está dispuesta a permitir que la ultraderecha se robe la película, menos durante los días del Mundial.
No a la xenofobia
Tres fueron en total las contra-manifestaciones. Entre las numerosas figuras destacadas que acudieron a expresar su repudio a los extremistas de derecha se contaron el vicecanciller y ministro del Trabajo, Franz Müntefeing (socialdemócrata) y el presidente del Parlamento Federal, Norbert Lammert (cristianodemócrata). Este último exhortó a la ciudadanía a lanzar una señal contra la manifestación de "este puñadito de extraviados ultraderechistas". Igualmente aseguró que Alemania se mostrará en las próximas semanas mundialistas como un país abierto al mundo. "La xenofobia no debe tener ninguna oportunidad entre nosotros", subrayó el presidente del Bundestag.
Por su parte, Müntefering subrayó que nadie debe tener miedo por ser diferente a los demás. "Todos somos extranjeros, casi en todas partes", indicó. Hizo notar igualmente que no sólo los neonazis violentos, que llevan botas de combate, son peligrosos, sino también los de cuello y corbata.
Imagen clara
Las botas y los emblemas neonazis, en todo caso, no estuvieron hoy presentes en la pequeña marcha de la extrema derecha ya que el tribunal prohibió el uso de uniformes y emblemas neonazis. Aún sí, las cámaras de la prensa internacional captaron las imágenes de los grupúsculos que coreaban consignas de "solidaridad con Irán", país al que se sienten de momento unidos por el antisemitismo de las expresiones proferidas por el presidente Mahmud Ahmadineyad.
Pero ante los periodistas también quedó claro dónde está la mayoría: contra el rebrote del extremismo derechista en un país de tan traumática experiencia histórica con el tema. Y, sobre todo, resultó evidente que los neonazis ya no logran engañar a nadie con consignas como la de "trabajo para millones, en vez de lucro para millonarios", que fue el lema de su manifestación en Gelsenkirchen.