Marcado deterioro de la democracia, también en Latinoamérica
7 de septiembre de 2023Actualmente, la democracia registra un deterioro en todo el mundo, incluida América Latina. La razón de ese empeoramiento de la calidad de la democracia suele ser que la élite política se concentra unilateralmente en asegurar el poder político y económico, al que está subordinado cualquier desarrollo social. El desmantelamiento del Estado de derecho y de las libertades civiles en muchos lugares, la creciente desigualdad económica y la incapacidad de los gobiernos para buscar un amplio consenso para soluciones políticas son algunos de los fenómenos que el Índice de Transformación de la Fundación Bertelsmann (BTI, por sus siglas en alemán) viene observando desde hace más de una década.
"Se hace evidente que en la mayoría de los países falta un anclaje marcado, fuerte, estable y resiliente del Estado de derecho, y esto abre la puerta al abuso de poder del Ejecutivo, por un lado, y a la restricción de los derechos de participación, por el otro”, dice a DW Hauke Hartmann, experto sénior de la Fundación Bertelsmann y responsable del BTI, que examina la calidad de la democracia, el desarrollo económico y el desempeño gubernamental en 137 países en desarrollo y en transición. "En los últimos años, la crisis del coronavirus ha complicado las cosas, especialmente en América Latina", añade.
Grandes diferencias entre los países de Latinoamérica
El BTI evalúa el estatus de la transformación política utilizando cinco criterios, que se estiman sobre la base de 18 preguntas individuales. Los cinco criterios son: condición del Estado, participación política, Estado de derecho, estabilidad de las instituciones democráticas, e integración política y social. Estos son divididos en subpuntos como: elecciones libres y justas, derecho de reunión, libertad de prensa y libertad de expresión, separación de poderes, independencia del Poder Judicial y derechos civiles, entre otros.
En América Latina hay diferencias muy grandes entre los diferentes países. Uruguay, por ejemplo, se considera una democracia bien gobernada, y Costa Rica, Trinidad y Tobago y Jamaica también obtienen buenos resultados. "Chile está en 9,25 sobre 10, Uruguay está en 9,95, lo que, por supuesto, es sensacional. Costa Rica sigue en 9,05. A diferencia de México, por ejemplo, que ahora se considera una democracia con graves defectos. O Perú. Este año estamos asistiendo a una caída democrática masiva, a un deterioro realmente claro en la calidad de la democracia, que hemos podido observar durante los últimos casi 20 años. Esto también se debe al endurecimiento o a nuevas autocracias como El Salvador", afirma Hauke Hartmann.
De los países con al menos un millón de habitantes, Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua son autocracias duras, y Guatemala y Honduras son autocracias moderadas, según el estudio.
"Sistemas de partidos volátiles" en América Latina
El resto de los países están clasificados como democracias, y solo México está clasificado en la categoría más baja de "democracias gravemente defectuosas”. La siguiente categoría de "democracias defectuosas” corresponde en América Latina a países como Brasil, Colombia, Argentina, Perú, Ecuador, Bolivia, República Dominicana, El Salvador, Paraguay y Panamá. También hay dos países de la Unión Europea, Hungría y Polonia, que están incluidos en esa categoría.
"En América Latina a menudo nos enfrentamos a sistemas de partidos volátiles y con poco anclaje social, con pocos grupos de interés, y muy polarizados, que cooperan apenas entre sí y, en algunos casos, con patrones arraigados de exclusión social”, explica Hauke Hartmann. Esos patrones afectan "especialmente a la población indígena, pero también a una gran cantidad de personas que se ven obligadas a trabajar en el enorme sector informal e ilegal en muchos países, porque simplemente ya no pueden encontrar un trabajo en el mercado laboral formal”, señala el experto.
Transformación económica y gobernanza
Además del desarrollo político, el índice de transformación también analiza el cambio en la economía y la gobernanza, es decir, la gestión del Estado. (En el ámbito económico, se analizó en gran medida el marco regulatorio, como los derechos de propiedad, más que la situación económica). En este sentido, los países latinoamericanos -con excepción de Chile, Costa Rica y Uruguay- tienen un desempeño comparativamente pobre. El panorama también es mixto en lo que respecta a la gobernanza. Todavía existe una clara necesidad de mejorar, especialmente en los países más grandes de América Latina.
Dado que el marco regulatorio y la gobernanza son de gran importancia para las oportunidades de desarrollo de las economías de los países, las cuales no son muy favorables en América Latina, se puede esperar que el nivel de prosperidad allí sea significativamente menor que, por ejemplo, en Alemania, a largo plazo.
Nota: el estudio de la Fundación Bertelsmann es de 2022 y se realiza cada dos años. En el próximo Informe Anual 24, El Salvador será contabilizado entre los Estados con autocracia moderada. Honduras regresará al ámbito de las democracias gravemente defectuosas. Eso también podría suceder con Guatemala, mientras que el pronóstico para República Dominicana es muy favorable y va en alza.
Las democracias que tienen al menos 8,00 puntos en la puntuación total de transformación política se consideran "democracias en consolidación”. Entre 8 y 6 puntos se consideran "democracias defectuosas”, y por debajo de 6 puntos se consideran "democracias gravemente defectuosas”. Entre 6 y 4 puntos se denominan "autocracias moderadas”, mientras que por debajo de 4 puntos se consideran "autocracias duras”.
(cp/ers)