Maquiavelo del siglo XX
27 de mayo de 2003La última misión que le fue asignada al ex-secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, fue la de presidir una comisión independiente para investigar por qué el gobierno de Estados Unidos falló en evitar los ataques del 11 de septiembre del 2001.
Pero el encargo del presidente George W. Bush era incompatible con sus jugosos negocios. Sin embargo el premio Nobel de la Paz, que sigue teniendo un marcado acento alemán, se mostró visiblemente contento de volver a los pasillos del poder. Más de 25 años después de despedirse de la vida política activa, sigue siendo considerado una "eminencia gris", cuyo punto de vista sigue influyendo tras bambalinas en Washington.
Raíces alemanas
Kissinger nació el 27 de mayo en 1923 en Furth, Alemania, en el seno de una familia judía que emigró a Estados Unidos en 1938 huyendo de los nazis. Los presidentes John F. Kennedy y Lyndon Johnson nombraron al renombrado catedrático de la Universidad de Harvard su asesor regular. Pero fue durante la administración del presidente Richard Nixon cuando Kissinger se convirtió en el arquitecto de la política exterior estadounidense. Fue asesor de Seguridad Nacional en 1969 y posteriormente fue nombrado secretario de Estado, puesto en el que permaneció hasta 1977, bajo la presidencia de Gerald Ford, luego de que Nixon fuera obligado a dimitir presionado por el escándalo Watergate en 1974.
Guerra de Vietnam
En 1972, el jefe diplomático se encontraba en la cúspide de su carrera. Abrió las negociaciones de Vietnam en París con las palabras: "Creemos que la paz es alcanzable". Cuatro meses después fue firmado un Tratado de Armisticio. Kissinger fue recompensado por sus esfuerzos con el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo sus logros políticos, como se vió más tarde, no perduraron mucho. Mientras que el secretario de Defensa entonces, Robert McNamara, reconoció después que la guerra de Vietnam había sido un terrible error, Kissinger sigue defendiendo hoy en día la intervención estadounidense.
Golpe de estado en Chile
Sus años gloriosos en el poder estuvieron marcados por golpes de estado y represión, con Chile como el más sangriento ejemplo. Se hizo célebre su frase tras la victoria electoral de Salvador Allende en 1970: "No hay razón para permitir que un país se convierta al comunismo debido a la irresponsabilidad de su propia gente". El golpe de Estado fue puesto en marcha. Su papel en los bombardeos masivos ilegales en Camboya y en la eliminación de opositores políticos en América Latina en esa época, a través de la llamada Operación Cóndor, provocaron que sus críticos reclamaran que fuera juzgado por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
¿Terrorismo de estado?
Jueces de Francia, España, Chile y Argentina, entre otros países, han intentado sin éxito interrogarlo respecto a su participación en las violaciones de los derechos humanos en América Latina. Manifestantes lo han perseguido en sus viajes acusándolo de "criminal de guerra" y de defensor del "terrorismo de estado". Kissinger también fue denunciado ante la justicia en Washington, por el asesinato, en 1970, del comandante en jefe del Ejército chileno, general René Schneider, tras el triunfo electoral del socialista Salvador Allende.
Guerra en Irak
Entre sus méritos figuran el lanzamiento de la "detente" o distensión en las relaciones con Moscú y descongeló las relaciones con China a través de viajes secretos que concluyeron con la histórica visita de Richard Nixon a Pekín. Adoptó una posición moderada ante la reciente guerra en Irak, conminando al presidente Bush Jr. a la mesura y exhortándolo a buscar el apoyo internacional. Sin embargo, poco antes de estallar el conflicto, Kissinger declaró en una alocución ante el Congreso que había que actuar tanto contra la organización Al Qaeda como contra Irak, afirmando que "la lucha contra el terrorismo durará muchos años, y Estados Unidos no puede esperar en la eliminación de armas de destrucción masiva". Kissinger será recordado por su famosa frase: "El poder es un fuerte afrodisíaco".