Maniobras militares Venezuela-Rusia: más ruido que nueces
1 de diciembre de 2008Operación "Venrus 2008". Es el nombre con el que Venezuela y Rusia bautizaron las maniobras navales conjuntas que desde hoy (01.12.2008) y hasta el próximo miércoles protagonizan en aguas venezolanas. Los ejercicios, en los que participan once naves venezolanas y cuatro buques rusos -entre ellos, el crucero de propulsión nuclear Pedro el Grande-, forman parte del estrechamiento de las relaciones entre los gobiernos de Caracas y Moscú.
La iniciativa tiene mucho de simbólico. Se trata de la primera de este tipo que el gobierno ruso protagoniza en la región desde la caída de la Unión Soviética, en 1991. Pese a que tanto Venezuela como Rusia se han apresurado a asegurar que los ejercicios no van contra terceros países, en alusión a Estados Unidos, lo cierto es que en Washington las maniobras conjuntas no han sentado nada bien.
Pero, ¿qué alcance real tiene para la región la alianza que Rusia y Venezuela vienen potenciando en los últimos tiempos? ¿La reciente gira del presidente ruso, Dimitri Medvedev, por América Latina, tiene como transfondo una intención auténtica por parte de Moscú de aumentar su influencia en la zona? DW-WORLD habló de todo ello con Nikolaus Werz, politólogo de la Universidad de Rostock, en Alemania.
DW-WORLD: Las maniobras conjuntas entre Rusia y Venezuela en aguas del Caribe han levantado ampollas en Washington. ¿Era quizás el objetivo?
Nikolaus Werz: Se trata de unas maniobras que sorprenden, porque en los últimos años no ha habido maniobras de este tipo en la región. No desde el final de la Guerra Fría. Se trata, sobre todo, de una señal que encaja muy bien el contexto de la política exterior venezolana. Es decir, en el mensaje de "los enemigos de mis enemigos son mis amigos". Es una política que se basa en cierta manera en el "antiamericanismo".
Hablamos entonces de unas maniobras que tienen mucho de simbólico y más bien poco a nivel efectivo.
Sí, es más simbólico que otra cosa. A nivel armamentístico, hay que tener en cuenta que la mayor parte del armamento de Venezuela es de origen estadounidense. Tampoco en América Latina cuentan con muy buenas experiencias de colaboraciones a nivel militar en época de la Unión Soviética. Por ejemplo, tenemos el caso de Perú. El objetivo es, sobre todo, incomodar a Estados Unidos, y para Chávez especialmente obtener su cuota de presencia en los medios de comunicación mundiales.
Al margen del tema armamentístico, ¿qué otro tipo de cooperaciones significativas pueden establecer Rusia y Venezuela? Por ejemplo, a nivel económico.
La verdad es que no veo en qué estratos económicos pueden cooperar Rusia y Venezuela. Sí que hay otros países que han aumentado su presencia en la región en las últimas décadas. Hablamos en general de Asia desde hace 30 años, o China en los últimos diez. Pero no de Rusia. Sí que es cierto que Moscú quiere jugar un rol en América Latina, pero no está claro en qué medida va a jugarlo y con qué armas pretende contar para hacerlo.
¿Quizás en el área de la energía?
Quizás. Venezuela ha establecido muchas cooperaciones en ese ámbito en los últimos años. Con Irán, con China, pero también con Rusia. Es el caso de la colaboración con la corporación estatal rusa de gas Gazprom. También se han suscrito acuerdos para explorar petróleo conjuntamente y hay un acercamiento en materia de energía nuclear. En ese ámbito, Rusia está dispuesta a ofrecer cooperación a Venezuela para desarrollar energía nuclear con fines pacíficos.
¿Sube la influencia rusa en América Latina al mismo ritmo que decrece la de Estados Unidos en la región?
No del todo. En todo caso, habrá que esperar acontecimientos. Es cierto que la influencia económica de Washington decreció en los últimos 6 ó 7 años. Pero culturalmente, la realidad es que hay mucha más cercanía con los estadounidenses que con los rusos. Si eso cambia, aún es muy temprano para decirlo. Será interesante ver cómo se posiciona el nuevo inquilino de la Casa Blanca tras el 20 de enero de 2009.