Madrid: ¿indignación justificada?
19 de agosto de 2011Le Figaro, de París: “Podría sorprender la manifestación contra la visita del Papa Benedicto XVI en un país de antigua tradición cristiana, pero ello implicaría no tener en cuenta el cambio que ha sufrido España desde la democracia. Aquí la Iglesia católica ha perdido más que en ningún otro lugar su influencia. Sin embargo, los manifestantes se equivocaron de lucha. No tiene sentido demonizar un acontecimiento religioso que tiene repercusión en todo el mundo poniendo como excusa la política presupuestaria. Bajo esos mismos principios, también habría que renunciar a las Olimpiadas de Londres en 2014 y al Mundial de fútbol de Brasil en 2014, grandes acontecimientos deportivos que van más allá de las cuentas públicas”.
Buenos motivos para protestar
Frankfurter Rundschau, de Frankfurt: “Tenían buenas razones las 5000 personas que se manifestaron en Madrid contra un Estado que financia las actividades de la Iglesia católica con los impuestos de todos. Pero algunos de ellos aprovecharon la ocasión para descargar su ira contra los creyentes que asistían como peregrinos. De esta manera, solo consiguieron alimentar la, por otra parte, infundada manía persecutoria de la Iglesia española, que se ve a sí misma acorralada por los laicos. Nadie tiene por qué respetar las creencias del otro, pero sí se debe respeto a quien no comparta las propias. En Madrid, los jóvenes católicos se han conducido mejor que los iracundos opositores a la Iglesia.”
Protestas injustificadas
Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “Ciertamente, se puede criticar la forma en que el Vaticano lleva a la práctica la fe cristiana. Y cómo se utiliza el dinero de los impuestos puede conllevar críticas por parte de los contribuyentes. Pero, del mismo modo, se aplica esta regla a los no siempre justificados dispendios empleados en cumbres políticas y otros grandes eventos. La Jornada Mundial de la Juventud es una ocasión del mismo tipo. Sin embargo, hubo protestas e incluso disturbios. ¿Habría las mismas movilizaciones en el caso de una visita del Dalai Lama? ¿O en el de unos Juegos Olímpicos? ¿O en el de un Mundial de fútbol?
Unos Juegos Olímpicos, un Mundial de fútbol, e incluso una cumbre política cuestan aún más que la Jornada Mundial de la Juventud o la visita del Papa. También en estos casos se trata de dinero público. Y, sin embargo, casi nadie cuestiona estos eventos. El dinero invertido con prudencia en religión y espiritualidad tiene por ello tanto sentido -¡y bien que se halla Madrid en la búsqueda de sentido!- como el dinero que se emplea para el deporte o para la cultura. En ambos casos se trata de invertir en las personas como seres integrales y en un futuro justo y pacífico.”
Protestas merecidas
Die Presse, de Viena: “Cada vez con más frecuencia se producen sonadas protestas en las visitas del Papa. En Madrid la policía ha llegado incluso a cargar contra los manifestantes. 5000 contra un millón. No es demasiado. El Papa y la Iglesia salen de esta forma indemnes. Es indudable que la crítica contra los representantes de la Iglesia católica, contra la institución en sí misma e incluso contra los creyentes en general, resulta cada vez más dura. Corren tiempos difíciles. Roma y los obispos se han ganado a pulso la ira con que se los trata.”
DPA/MS
Editor: Pablo Kummetz