Luna lunera...
31 de julio de 2003Desde que Neil Armstrong diera su "pequeño paso para un hombre, pero gran paso para la humanidad", el interés por el satélite natural de la tierra pareció ir en permanente declive. Hubo otras misiones después del Apolo 11, pero ya no fue lo mismo: el misterio de la luna pareció desvanecerse. La fascinación que siempre ha ejercido sobre los hombres se restringió a astrónomos y románticos.
Smart-1
Pero ahora, pasadas tres décadas desde que la Nasa pusiera fin a la misión Apolo, los valles selenitas volverán a recibir visita, esta vez procedente del viejo mundo. A fines de agosto, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará su primera sonda lunar no tripulada. El artefacto, llamado Smart-1, orbitará en torno a la luna y llegará a acercarse a 300 kilómetros de su superficie, para realizar 10 experimentos. Por ejemplo, un espectrómetro infrarrojo desarrollado en Alemania permitirá determinar la composición mineral del satélite terrestre. Los científicos esperan que aporte mediciones mucho más precisas que las anteriores.
A bordo del Smart-1 se hallará también una cámara de alta definición, sobre la base de cuyos datos se podrá elaborar mapas tridimensionales más exactos de la superficie selenita. Particular interés despierta la observación del polo sur de la luna, donde suponen que podría encontrarse hielo.
Como en Viaje a las Estrellas
Sin embargo, el aspecto central de esta misión es de carácter técnico: se trata de probar un nuevo sistema de propulsión, a base de iones. A diferencia de los métodos tradicionales de combustión, en el caso de esta sonda se usará la propulsión iónica, que funciona gracias a la aceleración de dichas partículas en un campo magnético. Al alcanzar su velocidad máxima, el Smart-1 será hasta 10 veces más rápido que un vehículo a combustión. Es como en "Viaje a las Estrellas", señala Michael MacKay, director de vuelo del centro de control de satélites de la ESA, en Darmstadt.
Los planes, sin embargo, van mucho más allá. El éxito de la propulsión iónica es considerado clave para la puesta en marcha de próximas exploraciones espaciales. Por otra parte, en lo que respecta a la luna, si se encuentra allí hielo, podrían abrirse las puertas a una colonización. Además ya se está planeando un primer vuelo tripulado de la ESA al satélite terráqueo, para el 2025. Pero aún falta mucho para ello. Por lo pronto, la atención está puesta en la misión del Smart-1, de sólo 367 kilos de peso, que tendrá un costo cercano a los 110 millones de euros.