Mordisco histórico
27 de junio de 2014Publicidad
En el Mundial de Brasil los dientes de Luis Suárez le están ganando en popularidad al fútbol. Su mordisco al italiano Giorgio Chiellini, y la dura sanción que recibió por el ataque, han generado más debate y controversia que cualquier gol. El uruguayo se ha convertido en solitario protagonista de todo un capítulo de la historia mundialista, y sin importar ya mucho lo que suceda en el torneo, él es –para bien o para mal- una gran estrella del mismo.
Lo que hagan Neymar con Brasil, o Lionel Messi con Argentina, sucederá a la sombra de lo que ya hizo Suárez. De Cristiano Ronaldo, el mejor futbolista del mundo de la actualidad, no habla nadie hoy. Él ya está de regreso en su casa tras jugar un Mundial sin pena ni gloria. Luis Suárez, por culpa de la suspensión de nueve partidos, también tendrá que volver a su casa en Uruguay lleno de pena, pero para muchos también cubierto de gloria.
Para la FIFA la conducta del uruguayo violó los principios del juego limpio y para castigarlo le suspendieron por nueve partidos oficiales, y de cualquier actividad en el fútbol durante los próximos cuatro meses. Para otros, en cambio, Suárez es un guerrero dispuesto a ir hasta el límite por amor a su camiseta.
Diego Lugano, compañero de Suárez en la selección de Uruguay, describió sus sentimientos ante el castigo como de “indignación e impotencia”, Liliam Kechichian, ministra uruguaya de Turismo y Deporte, habló de una “sanción excesiva”, el político local Horacio Yanes calificó la medida de la FIFA como “un linchamiento moderno”, mientras el precandidato presidencial Sergio Abreu dijo “Solo faltó la silla eléctrica. Una cosa es una sanción y otra una ejecución. Sres. de la FIFA: ahora Suárez somos todos! A ganar!!”.
Desde su programa en la televisión venezolana titulado De Zurda, Diego Maradona salió en defensa de Luis Suárez con un sonoro: ¿Por qué no lo mandan a Guantánamo a Luis Suárez? ¿A quién mató? Esto es fútbol. Esto es roce". Allí mismo el propio presidente de Uruguay, José Mujica, sostuvo que “la sanción en contra de Suárez es una agresión al pueblo joven uruguayo”, y luego excusaría al futbolista diciendo que "le pegan cada patada y cada hachazo y se las banca, sin quejarse a nadie".
Y es que para muchos “la mordida” de Suárez a Chiellini es comparable a la celebre “Mano de Dios” de Maradona, a quien la historia le ha perdonado una conducta antideportiva que para sus compatriotas fue un acto heroico. El uruguayo atacó a su rival italiano Chiellini en el minuto 79 del último partido de la fase de grupos cuando el resultado estaba 0-0.
A esas alturas todo parecía estar perdido para los uruguayos, y su eliminación del Mundial sellada. El mordisco de Luis Suárez reanimó el partido, le dio nueva vida, lo cargó de tensiones, exacerbó los ánimos, descontroló a los italianos, les hizo perder el foco en el férreo cerrojo defensivo que tenían montado, y dos minutos más tarde la selección sudamericana, a través de un potente cabezazo del capitán Diego Godín, marcó el 1-0, se hizo con la victoria, y se quedó en Brasil mientras los europeos empacaron sus maletas.
Después de haber anotado los dos goles del triunfo 2-1 sobre Inglaterra, Luis Suárez vuelve a ser protagonista clave de otra victoria, esta vez como el hombre que le da a su equipo una señal de combatividad, de pundonor, y de resistencia. En ese momento, en la Arena das Dunas de Natal, el juego limpio pesaba menos que una eliminación del Mundial.
Dicen que las reacciones del ser humano en situaciones de peligro extremo son imprevisibles, y por lo visto Suárez, movido por el miedo de perder, muerde. La victima de los dientes del uruguayo es el defensor encargado de su marcación. El italiano Chiellini, que en el Mundial no logró escaparse, ya había salido ileso de un primer ataque en el 2013, en el partido por el tercer puesto de la Copa Confederaciones, precisamente cuando Uruguay estaba en desventaja 1-2 en el marcador faltando 15 minutos para el final del juego.
En los últimos años Luis Suárez ha mordido a sus rivales en tres países, y tres torneos diferentes: en la Eredivisie de Holanda, cuando jugaba con Ajax; en la Premier League de Inglaterra, vistiendo el uniforme del Liverpool; y ahora en el Mundial de Brasil, formando con la selección de Uruguay.
A Suárez el mordisco le ha salido caro: sanción de FIFA y fin de los contratos publicitarios con una casa de apuestas por Internet que lo patrocinaba, y con la marca de utensilios y ropa deportiva alemana Adidas. Sus compatriotas, sin embargo, lo han recibido hoy en su país como a un ídolo y más que indignarlos la mordida, les indigna el castigo.
Lo que hagan Neymar con Brasil, o Lionel Messi con Argentina, sucederá a la sombra de lo que ya hizo Suárez. De Cristiano Ronaldo, el mejor futbolista del mundo de la actualidad, no habla nadie hoy. Él ya está de regreso en su casa tras jugar un Mundial sin pena ni gloria. Luis Suárez, por culpa de la suspensión de nueve partidos, también tendrá que volver a su casa en Uruguay lleno de pena, pero para muchos también cubierto de gloria.
Para la FIFA la conducta del uruguayo violó los principios del juego limpio y para castigarlo le suspendieron por nueve partidos oficiales, y de cualquier actividad en el fútbol durante los próximos cuatro meses. Para otros, en cambio, Suárez es un guerrero dispuesto a ir hasta el límite por amor a su camiseta.
Diego Lugano, compañero de Suárez en la selección de Uruguay, describió sus sentimientos ante el castigo como de “indignación e impotencia”, Liliam Kechichian, ministra uruguaya de Turismo y Deporte, habló de una “sanción excesiva”, el político local Horacio Yanes calificó la medida de la FIFA como “un linchamiento moderno”, mientras el precandidato presidencial Sergio Abreu dijo “Solo faltó la silla eléctrica. Una cosa es una sanción y otra una ejecución. Sres. de la FIFA: ahora Suárez somos todos! A ganar!!”.
Desde su programa en la televisión venezolana titulado De Zurda, Diego Maradona salió en defensa de Luis Suárez con un sonoro: ¿Por qué no lo mandan a Guantánamo a Luis Suárez? ¿A quién mató? Esto es fútbol. Esto es roce". Allí mismo el propio presidente de Uruguay, José Mujica, sostuvo que “la sanción en contra de Suárez es una agresión al pueblo joven uruguayo”, y luego excusaría al futbolista diciendo que "le pegan cada patada y cada hachazo y se las banca, sin quejarse a nadie".
Y es que para muchos “la mordida” de Suárez a Chiellini es comparable a la celebre “Mano de Dios” de Maradona, a quien la historia le ha perdonado una conducta antideportiva que para sus compatriotas fue un acto heroico. El uruguayo atacó a su rival italiano Chiellini en el minuto 79 del último partido de la fase de grupos cuando el resultado estaba 0-0.
A esas alturas todo parecía estar perdido para los uruguayos, y su eliminación del Mundial sellada. El mordisco de Luis Suárez reanimó el partido, le dio nueva vida, lo cargó de tensiones, exacerbó los ánimos, descontroló a los italianos, les hizo perder el foco en el férreo cerrojo defensivo que tenían montado, y dos minutos más tarde la selección sudamericana, a través de un potente cabezazo del capitán Diego Godín, marcó el 1-0, se hizo con la victoria, y se quedó en Brasil mientras los europeos empacaron sus maletas.
Después de haber anotado los dos goles del triunfo 2-1 sobre Inglaterra, Luis Suárez vuelve a ser protagonista clave de otra victoria, esta vez como el hombre que le da a su equipo una señal de combatividad, de pundonor, y de resistencia. En ese momento, en la Arena das Dunas de Natal, el juego limpio pesaba menos que una eliminación del Mundial.
Dicen que las reacciones del ser humano en situaciones de peligro extremo son imprevisibles, y por lo visto Suárez, movido por el miedo de perder, muerde. La victima de los dientes del uruguayo es el defensor encargado de su marcación. El italiano Chiellini, que en el Mundial no logró escaparse, ya había salido ileso de un primer ataque en el 2013, en el partido por el tercer puesto de la Copa Confederaciones, precisamente cuando Uruguay estaba en desventaja 1-2 en el marcador faltando 15 minutos para el final del juego.
En los últimos años Luis Suárez ha mordido a sus rivales en tres países, y tres torneos diferentes: en la Eredivisie de Holanda, cuando jugaba con Ajax; en la Premier League de Inglaterra, vistiendo el uniforme del Liverpool; y ahora en el Mundial de Brasil, formando con la selección de Uruguay.
A Suárez el mordisco le ha salido caro: sanción de FIFA y fin de los contratos publicitarios con una casa de apuestas por Internet que lo patrocinaba, y con la marca de utensilios y ropa deportiva alemana Adidas. Sus compatriotas, sin embargo, lo han recibido hoy en su país como a un ídolo y más que indignarlos la mordida, les indigna el castigo.
Publicidad