Hora cero en Lufthansa
19 de febrero de 2010Desde la cabina de vuelo de un avión, el mundo se ve con otros ojos: el vicepresidente de la aerolínea Lufthansa, Christoph Franz, parece echarle esto en cara a los pilotos de la empresa alemana cuando describe su decisión de irse a huelga como una medida “desproporcionada”.
Pero de nada ha servido su crítica ni su invitación a negociar; este viernes (19.2.2010) se endurecieron los frentes y, así como los aviadores siguen determinados a iniciar el paro en cuestión a las cero horas del próximo lunes (22.2.2010), Lufthansa ha tildado el mismo de ilegal y comenzado a calcular qué reparaciones exigirá a Cockpit, la asociación sindical que organizó la huelga.
Según Franz, un paro como el anunciado por los pilotos –que se extiende entre el 22 y el 25 de febrero, involucra a 4.000 de sus aviadores y afectará tanto a Lufthansa como a sus compañías subsidiarias, Germanwings y Lufthansa Cargo– no guarda proporción con sus reclamos porque ocasionará a la compañía perjuicios cercanos a los 100 millones de euros (135 millones de dólares).
"Se trata de una situación completamente nueva para la empresa y también para la historia de la aeronavegación comercial europea", dijo por su parte el presidente de la aerolínea, Stefan Lauer, aludiendo a la duración de la medida. Si las partes en discordia no llegan a un acuerdo este fin de semana, sólo un tercio de la flota de Lufthansa elevará el vuelo en los días que le siguen.
Plan de contingencia
Lauer acusó al sindicato de usar el conflicto con el fin de aumentar su influencia en la emblemática aerolínea alemana, Cockpit insiste en que la huelga es consecuencia de un conflicto salarial no resuelto desde hace siete meses y los competidores de Lufthansa se frotan las manos anticipando el margen de ganancias que les ofrece esta coyuntura.
Los servicios ofrecidos por la compañía de ferrocarriles Deutsche Bahn y por líneas aéreas como Air Berlin, Ryanair o Tuifly son buenas alternativas para los viajeros, y las empresas que alquilan automóviles tienen pautado poner cantidades adicionales de vehículos a disposición de los pasajeros varados en los aeropuertos y estaciones de trenes de Alemania.
La propia Lufthansa ha concebido un plan de contingencia para minimizar los daños que esta huelga promete infligirle tanto a sus finanzas como a su imagen: todos los clientes afectados por el paro de pilotos pueden cambiar sus boletos de avión sin costos adicionales, pedir que les sea devuelta la suma pagada por vuelos cancelados o exigir que la empresa asuma los costos de llamadas telefónicas, comidas, bebidas y habitaciones de hotel, generados por los retrasos de los vuelos.
Lo que los pasajeros de Lufthansa no podrán hacer es exigir las indemnizaciones de hasta 600 euros, pese a que la Unión Europea las ve como desagravios justos cuando un vuelo es anulado o se retrasa por más de tres horas. La razón: para Lufthansa, las huelgas de personal son una “circunstancia extraordinaria”, como lo pueden ser el mal tiempo o los defectos técnicos de una aeronave.
Alianzas inusuales
La cooperación con sus competidores también forma parte de las medidas de emergencia de Lufthansa: además de alquilar naves de otras aerolíneas –con todo y tripulación–, Lufthansa cooperará con Deutsche Bahn para que los boletos de avión de sus pasajeros sean aceptados en los trenes con miras a que lleguen a sus destinos lo antes posible.
Las probabilidades de un acuerdo de última hora entre Lufthansa y sus pilotos son escasas, pero las previsiones tomadas por la línea aérea deberían reducir considerablemente el número de viajeros desesperados en las áreas de espera de los aeropuertos. Se estima que se cancelarán 1.2000 vuelos por día de huelga completado.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editor: Enrique López Magallón