Luces y sombras de Napoleón
17 de diciembre de 2010Por primera vez en Alemania una muestra aborda los aspectos positivos, pero también las consecuencias negativas del poderío que ejerció Napoleón Bonaparte. La muestra titulada “Napoleón y Europa: Sueño y Trauma” exhibe unas cuatrocientas piezas, provenientes de 17 países, que hablan de la originalidad de Napoleón como guerrero y estratega, pero -y aquí radica la novedad de la muestra- también se aborda la barbarie que dichos triunfos militares conllevaron.
En exposición se encuentra, por ejemplo, el peto destrozado de un soldado de 23 años, muerto en la batalla de Waterloo, después de que una bala de cañón perforara su armadura. Una de las dos curadoras, Benedicte Savoy, trabajó durante cuatro años en la preparación de la muestra que exhibe la brutalidad, en toda su dimensión, con la que Napoleón ganaba las batallas. Y era a costa de los soldados. Un maletín para realizar amputaciones, que incluye tijeras, cuchillos y sierras de metal para cortar huesos, se usaba para atender a los heridos en el mismo campo de batalla.
Mecenas de las ciencias y el arte
El imperio napoleónico era considerado un ejemplo de un Estado eficiente, donde el progreso tecnológico jugaba un papel muy importante. Fue ejemplar en la construcción de infraestructura, de calles, de sistemas de comunicación como correos y telégrafos. Napoleón inició lo que hoy conocemos como Código Civil, que en Francia sigue teniendo vigencia y que se ha convertido en modelo a seguir por las Constituciones de otros países.
Napoleón también fue un mecenas del arte, que supo utilizar a los artistas para promover el culto a su persona, como se ve en los numerosos cuadros de gran formato en los que fue inmortalizado. El emperador contribuyó a que París se convirtiera en la meca del arte y de las ciencias a principios del siglo XIX.
Fue a la Ciudad Luz adonde fueron a dar todo tipo de tesoros artísticos apropiados de bibliotecas, archivos y colecciones de arte, que le valieron el pseudónimo de "usurpador universal". El emperador de los franceses quería hacer un museo universal con todas esas piezas robadas que habían llegado a París como trofeos de guerra.
Napoleón fascinó a muchos de sus contemporáneos. Ludwing van Beethoven, Alexander von Humboldt, Friedrich Hegel, entre otros, representaron a una generación que quedó hipnotizada por la personalidad del general.
Militar sanguinario
Napoleón fue un defensor de un Estado policial, fue un dictador tiránico que con su maquinaria bélica bañó en sangre y destrucción amplias regiones de Europa. Su delirante objetivo de expandir su poderío de ser posible a todo el mundo, costó la vida a 3 millones de personas en Europa. Unos diez millones quedaron heridos en territorios devastados. Según Savoy, la memoria colectiva de una generación completa se resumía a guerra, destrucción y miedo. “Ese legado que dejó en una generación completa de europeos queríamos mostrar bajo una nueva luz en esta exposición”, dice Savoy.
Napoleón y su gran ejército arrasaron Europa a su paso hacia Rusia, cuando en 1812 reunió el mayor ejército jamás visto en el Viejo Continente, integrado por 650.000 hombres. Se estima que volvió una tropa de sólo 40.000 soldados. Las pérdidas fueron inmensas, sin contar el sufrimiento de la población civil. En el 2002 fue descubierta una fosa común en la capital lituana, Vilna, que se convirtió en testimonio de la devastación de aquel entonces.
En 1804 Napoleón visitó Bonn. Quería constatar por él mismo si la ciudad era apropiada para construir un fuerte. La población se opuso, pero fue un afortunado accidente a caballo lo que ayudó a que la ciudad a las orillas del Rin quedara fuera de sus planes. La muestra, realizada bajo patrocinio de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente francés Nicolás Sarkozy, puede verse hasta finales de abril.
Autora: Cornelia Ravitz/ Eva Usi
Editor: Enrique López