Tras la anexión ilegal de Crimea, Rusia prometió mejorar la vida en la península. Pero diez años después, la situación se ha deteriorado. Las sanciones occidentales han golpeado la economía y los habitantes de Crimea han perdido libertades democráticas. Para los lideres ucranianos y los tártaros exiliados, la liberación de Crimea sigue el objetivo final.