Los políticos afganos deben honrar el coraje de los votantes
29 de septiembre de 2019Los votantes en Afganistán que fueron consumidos por el miedo en la víspera de las elecciones deben haberse frotado los ojos con asombro este sábado 28 de septiembre. A pesar de las amenazas de los talibanes, quienes aseguraban que evitarían los comicios con ataques y bombas, su tormenta de fuego no ocurrió, para sorpresa de todos.
Es cierto, hubo varios ataques, incluso en las grandes ciudades. Sin embargo, la mayoría fracasaron, y si se hace un balance con lo que se sabe hasta ahora, con cinco muertos y unas pocas decenas de heridos, las cosas fueron en realidad mucho más tranquilas que en muchos otros días en los que no hay un evento tan importante. Estas comparaciones pueden parecer cínicas, pero a menudo hay muchas más víctimas que lamentar.
Dos ganadores claros
Y así, mucho antes de que se cuenten todos los votos, un proceso que a juzgar por la experiencia previa llevará semanas, parece que ya hay dos ganadores en estas elecciones: los votantes afganos, que literalmente desafiaron la muerte al ir a las urnas; y los servicios de seguridad afganos, que hicieron posible que se celebraran los comicios. A menudo reprochados por carecer de capacitación, estar mal equipados y tener una moral laxa, los servicios de seguridad claramente han logrado mantener la calma en general, especialmente en centros metropolitanos como Kabul o Mazar-e-Sharif, en el norte.
Entonces, ¿se ha sobreestimado el poder de lucha de los talibanes? Si el ejército y la policía actúan con suficiente unidad y coordinación, ¿son de hecho un rival para los insurgentes islámicos? Esto cambiaría el juego en las negociaciones de paz con Estados Unidos que tendrán que reanudarse tarde o temprano. Hasta ahora, los talibanes siempre han actuado como si su supremacía sobre todo Afganistán fuera solo una cuestión de tiempo.
Victoria para la valentía civil
Un éxito, entonces, para las fuerzas de seguridad, aunque con algunas limitaciones. Por supuesto, no había ningún centro de votación en las regiones controladas por los talibanes. Pero los afganos votaron donde fue posible, a pesar de todas las amenazas y toda la frustración de las elecciones manipuladas en el pasado.
Las noticias y las redes sociales estaban llenas de imágenes, en particular de jóvenes. Aparecían en videos haciendo fila afuera de los centros de votación. Sus quejas principales eran sobre deficiencias administrativas, pero para ellos los talibanes no eran realmente un problema.
En cualquier caso, los que tenían miedo se quedaron en casa, y ciertamente muchas más personas hicieron esto que en elecciones anteriores. Pero, seamos sinceros, ¿cuán alta sería la participación de los votantes en democracias europeas bien establecidas si los centros de votación estuvieran amenazados por ataques como estos?
Tomando en serio la voluntad del electorado
Independientemente de cuán alta fue la participación en esta ocasión, los políticos afganos deberían tomar sus responsabilidades en serio, dada la valentía civil mostrada por la gente que votó por ellos.
Sería un gran insulto si las próximas semanas fueran dominadas, una vez más, como en elecciones anteriores, por candidatos presidenciales que se pelean por acusaciones de fraude. Y si, una vez más, lleva meses formar un gobierno, un período en el que los talibanes tendrían libertad para extender su base de poder. Los políticos estarían jugando un juego imprudente con el futuro del país. Desafortunadamente, elecciones anteriores han demostrado que los partidos rivales se han preocupado poco por esto hasta ahora.
Esto tiene que cambiar. Esta elección debe dejar algo claro a los políticos en Afganistán y en todo el mundo: existe una voluntad de autodeterminación democrática en Afganistán, incluso con la amenaza de los talibanes.
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