"Medios, clave en Derechos Humanos"
21 de junio de 2011¿Cómo comenzó su búsqueda de los nietos de los desparecidos durante la última dictadura militar en Argentina, que fue lo que condujo más tarde a la creación del Banco de Datos Genéticos para identificar a los hijos y nietos de desaparecidos?
Mi inclusión en este grupo, el de las Abuelas de Plaza de Mayo, que ya estaba en marcha desde el año 76, fue en los primeros meses de 1978. Como casi todos los casos de madres y abuelas que comenzaron a luchar en estos grupos, fue debido a la desaparición de un hijo o de varios, e incluso de hijas embarazadas. Somos las Abuelas de Plaza de Mayo porque buscamos a nuestros hijos desparecidos durante la dictadura y a los nietos, que nacieron en campos de concentración, y cuyas madres fueron asesinadas luego de dar a luz. Laura, mi hija, fue asesinada, y todavía busco a mi nieto, Guido. Tengo otros tres hijos, de los cuales dos fueron perseguidos. Mi marido también fue secuestrado, torturado y liberado después de haber pagado un rescate importante.
¿De qué manera cambió su vida la tarea con Abuelas de Plaza de Mayo y cuál fue su concepción de la lucha por la verdad en cuanto los crímenes cometidos por la Junta Militar presidida por Videla?
Mi vida anterior a la dictadura era totalmente distinta, casi burguesa, podría decir. Mi marido tenía una pequeña empresa de pinturas, y esta dictadura fue la gran sorpresa del horror. Nosotros no nos lo imaginábamos, pero nuestros hijos, que eran militantes políticos, sí. Ya ellos sabían ciertas cosas y, de algún modo, nos fueron preparando ya antes de la dictadura, cuando comenzó a funcionar una organización ilícita cívico-militar llamada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), allá por el año 75, ya desaparecían personas. Y eso denunciaba lo que iba a venir. Nuestros hijos lo sabían, lo conversábamos y discutíamos, nosotros, que habíamos llevado una vida totalmente apolítica, con dictaduras continuas en el país. Quiero recordar que en Argentina, desde 1930, hemos tenido golpes de Estado y dictaduras que usurparon el poder en forma permanente, desalojando a los gobiernos elegidos por voto popular. Crecimos casi acostumbrados a esas situaciones ilícitas. Y pensábamos que esta era una más. Pero nuestros hijos nos dijeron que no, que ahora iban a pasar cosas muy terribles, que había que estar preparados porque iba a haber persecuciones y muerte. Y nosotras los escuchamos, fuimos conociendo sus conceptos de por qué estaban en la oposición, de cuál era su lucha, cuál era su militancia, y empezamos, no sólo a aprender de ellos, sino también a reconocerlos y a respetarlos.
Su hija Laura fue asesinada durante la última dictadura militar en Argentina. ¿Cómo fue su reacción al saber que ella estaba en peligro?
Laura estudiaba Historia en la Universidad de La Plata. Entre tantas charlas que, como madre, tenía con Laura, sabiendo los riesgos que estaba corriendo, y más aún en la ciudad de La Plata, donde todos los días secuestraban a cantidad de personas, sobre todo estudiantes universitarios, le dije, que se fuera, que la iban a secuestrar, que se exiliara. Pero ella me dijo que no iba a irse, que su proyecto estaba en el país. Le dije: ‘mirá que te van a matar'. Y me contestó: ‘Mamá, nadie quiere morir, porque todos tenemos un proyecto de vida, pero sabemos que miles de nosotros vamos a morir, y nuestra muerte no va a ser en vano'. Eso fue para mí el sello del proyecto que ellos tenían y de su compromiso de vida. El gran amor por nuestros hijos es lo que nos motiva, a las Abuelas y a las Madres, a seguir trabajando, aún ahora. Yo ya tengo 80 años, pero estoy muy bien mentalmente y sigo con el corazón caliente por esta lucha.
¿Cómo fueron los comienzos de esa lucha por saber qué había pasado con los hijos?
Los métodos cruentos de la dictadura estaban hechos para eliminar a los opositores al régimen. Al irnos conociendo nos enteramos de que cada una de nosotras empezó su lucha sola, sin saber muy bien qué hacer, golpeando puertas, preguntando a personas prominentes, a políticos, obispos, sindicalistas y hasta a algún militar. Pero nunca se nos dijo nada, más que informarnos se nos sacaba información. Era un trabajo solitario, desconocido y peligroso. Así nos iniciamos y fuimos acomodando nuestra vida personal a esa tarea. Yo era docente en una escuela de La Plata, capital de la ciudad de Buenos Aires, y me retiré de esa, mi vocación, para destinarle todo mi tiempo a la tarea de Abuelas de Plaza de Mayo. Me encontré con un grupo de mujeres que ya estaban trabajando hacía meses. Fui muy bienvenida porque era maestra. Las mujeres que formamos la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo somos muy distintas. Tenemos diferentes culturas, religiones, ideologías, pero constituimos un grupo con una búsqueda común y un dolor común. Cada una hace su aporte con lo que sabe, y el aporte es permanente, ya que llevamos 34 años en esta lucha.
(Siga leyendo en pág. 2 por qué los grandes medios de Argentina fueron clave en la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo.)
¿Cómo fue el rol de los medios en Argentina en la lucha por los derechos humanos?
Los medios de comunicación siempre fueron muy importantes para dar a conocer nuestra búsqueda. Para poder, por ejemplo, colocar una solicitada buscando a nuestros familiares, que era una forma de poder comunicarnos con el país y con el mundo entero. Pero los medios más importantes de Argentina fueron cómplices, daban noticias falsas, por ejemplo, publicaban que habían matado a cinco subversivos, pero se trataba de una familia con tres niños. Esto de deformar la realidad fue parte de la complicidad de los medios más importantes. Recuerdo que el Buenos Aires Herald era el único que decía la verdad, un medio para los angloparlantes, que llegaba a un sector minoritario de la sociedad argentina, pero que siempre fue de puertas abiertas, solidario. Y muchos periodistas fallecieron por querer hacer pública la verdad de lo que estaba aconteciendo. Por publicar un pequeño aviso en los diarios nos cobraban mucho dinero, y teníamos que dejar todos nuestros datos y direcciones, quedando expuestas a un gran peligro.
¿Cómo evolucionó el rol de los medios en Argentina con el retorno de la democracia, en 1983?
Cuando llegó la democracia, muchos medios cambiaron, se nos acercaron, algunos también acomodaticiamente. Muy importante fue el rol de los medios extranjeros. Cuando en el Mundial de Fútbol del '78 en Argentina, llegó mucha prensa del exterior y aprovechamos para comunicarnos con ellos. También muchos periodistas extranjeros viajaron a Argentina para hacernos notas que se publicaban en medios de otros países, dando testimonio de lo que realmente estaba pasando en Argentina. Y también nosotras empezamos a viajar al exterior. Cuando llegó la comisión de la OEA, de Washington, también pudimos comunicarnos y tuvimos prensa. Los medios son indispensables, tanto la radio, la prensa escrita y la televisión. Sin ellos, no es posible comunicar lo que está pasando en la sociedad civil.
¿Cómo cambió la lucha por los derechos humanos, en este caso la de las Abuelas de Plaza de Mayo, la sociedad argentina?
Aún en dictadura, las Abuelas de Plaza de Mayo hemos hecho docencia recorriendo el país, llevando material informativo, dando charlas. Recorremos el país con todos los medios tecnológicos a nuestro alcance visitando las 24 provincias argentinas. Y todavía hay mucho por hacer. De mi vida se han hecho películas, se han escrito libros, como ejemplo de una mujer en lucha que representa a muchas mujeres desconocidas, y que representa a la mujer argentina. La sociedad fue también tomando conciencia de esta realidad. Actualmente, nadie ignora en Argentina lo que pasó ni quiénes somos las Abuelas de Plaza de Mayo. Se nos convoca de todos los sectores políticos y de la cultura, desde un nivel barrial hasta un nivel académico. Trabajamos en conjunto con el Ministerio de Educación en todo lo referente al Derecho a la Identidad. No sólo la identidad de personas apropiadas durante la dictadura, sino en otros casos donde roban niños o desaparecen adultos. Y el tema de la identidad del país en cuanto a su cultura. Eso es muy importante y es un símbolo, ya que el concepto de identidad ha cobrado una dimensión muy amplia.
¿Se enseña esa etapa de la historia argentina, la de la dictadura militar, en las escuelas?
En la currícula de enseñanza escolar no estaba la etapa de la dictadura militar, y desde hace un tiempo se ha incluido, no sólo para recordar el 24 de marzo de 1976 como efemérides, sino para debatir lo que pasó. Y es increíble la respuesta de los alumnos. Hay un sector etáreo interesantísimo, el de los chicos de 11 a 14 años, que plantean preguntas profundísimas, en las que nos damos cuenta lo hondo que ha calado el tema en la escuela. También hubo cambios en los medios de comunicación. La televisión ha producido telenovelas con el tema de los hechos violentos de la dictadura, y así el tema ha entrado en la familia, con la subsiguiente discusión familiar y las preguntas de los menores respecto a este tema, muchas veces tabú. El rol de los medios y de la cultura en la sociedad es importantísimo para que nunca vuelva a producirse algo tan espantoso como una dictadura.
¿Cuál es la impronta en la cultura argentina de esta tarea de esclarecer lo sucedido durante la dictadura?
Tenemos un medio muy potente para comunicarnos hacia fuera de la institución, con la sociedad, y es “Teatro por la identidad”, con obras sobre el tema, escritas por diferentes dramaturgos, para que digan lo que sienten acerca de la identidad. Esto hace que muchos jóvenes que dudan de su identidad comiencen a tratar de esclarecerla. Hacemos también “Música por la identidad”, con músico como León Gieco, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Mercedes Sosa, recientemente fallecida. Hemos hecho “Danza por la identidad” y hasta “Deporte por la identidad”, con deportistas que nos apoyan, como Diego Maradona lo hizo durante el Mundial de Fútbol 2010 en Sudáfrica, o Las Leonas, el equipo nacional de hockey argentino. Tratamos de ocupar todos los espacios posibles para atraer el interés de los jóvenes y de la sociedad, para que crear conciencia sobre un drama que nos afectó a todos.
(Siga leyendo en pág. 3 qué opina Estela Barnes de Carlotto sobre la decisión de los hijos de la dueña del Diario Clarín de someterese a pruebas de ADN para saber si son nietos de desaparecidos y sobre el caso de supuesto desvío de fondos de Sergio Schocklender, que afecta a las Madres de Plaza de Mayo.)
Los hijos de Ernestina Herrera de Noble, dueña del Diario Clarín, anunciaron el 17 de junio que se someterían a las pruebas del Banco Nacional de Datos Genéticos para confirmar si son nietos de desaparecidos. ¿Qué piensa al respecto de esta decisión tomada después de 10 años de negativas a hacerlo?
Esta noticia inesperada nos tomó de sorpresa. El hecho de que estos jóvenes se avenían a hacerse los exámenes en el Banco de Datos Genéticos, para compararlos con todas las familias que contiene el Banco fue una buena noticia. Y tienen prisa en hacerlo. Ahora no cuestionan nada, cosa que hicieron durante diez años. El impacto fue bueno, porque es lo que queremos, pero no sabemos qué ha pasado de pronto para que esto suceda. Tal vez ellos mismos ya no soporten la presión que sufren de parte de los medios y de su entorno. No sabemos si son hijos de desaparecidos. Podrían ser los nietos que estamos buscando. Si lo son, lo único que les va a suceder es que van a recuperar su identidad, la libertad de saber quiénes son realmente. Nadie se va a meter en su vida, pero la Sra. Ernestina Herrera de Noble será responsabilizada por el delito de apropiación de menores. Si no llegan a ser hijos de desaparecidos, sus datos quedarán en el Banco de Datos Genéticos para futuras presentaciones, porque aún hoy en día se reciben denuncias tardías. Pero nadie va a cambiar sus vidas.
Se está investigando a Sergio Schocklender, responsable de los fondos públicos del proyecto de viviendas populares financiadas por la Asociación Madres de Plaza de Mayo, por supuesto lavado de dinero y desvío de fondos. Algunos países europeos, como Holanda, han suspendido el envío de fondos a Madres de Plaza de Mayo hasta tanto se aclaren esas imputaciones ¿Cómo afecta este hecho la credibilidad de una organización de Derechos Humanos como las Madres de Plaza de Mayo?
Este hecho es muy lamentable, pero era de esperar, porque este hombre era sospechoso a causa de ciertas denuncias en su contra que no progresaron. Se sospechaba del proceder de Sergio Schocklender por su estilo de vida ostentoso. Creo que la institución Madres de Plaza de Mayo no debe ser tocada como institución, pero sí necesitamos que la Justicia actúe y se sepa quiénes son los responsables. Medios argentinos como Clarín, La Nación y otros están tratando de enlodar a las asociaciones de Derechos Humanos, y hay algunos periodistas que también están intentando hacerlo. Lo que ahora se intenta es desprestigiar en general a los movimientos de Derechos Humanos que estamos siendo apoyados por el Estado, como corresponde, ya que el Estado tiene la obligación de esclarecer los crímenes cometidos durante la dictadura militar. Lo que las Abuelas de Plaza de Mayo queremos es que se esclarezca el caso, que quede limpia una institución de lucha por los derechos humanos como es la de las Madres de Plaza de Mayo, que puede cometer errores, y con la que podemos coincidir o disentir en muchas cosas, pero que es parte, como somos las Abuelas de Plaza de Mayo, de la historia de Argentina.
¿Cómo ve el futuro de las Asociaciones de Derechos Humanos en Argentina?
Puedo hablar de esta institución, de las Abuelas de Plaza de Mayo, que va a seguir trabajando incluso después de que ya no exista ninguna abuela viva. Es la ley de la vida. Y ya tenemos un relevo, que son nuestros hijos y nietos. Mis tres hijos y nietos son activos y participan de la búsqueda de su familiar, mi nieto Guido. Se han incorporado muchos nietos recuperados que están colaborando también para que su historia se difunda, y ahora viajamos siempre con algún un nieto para que cuente su historia. Y como todavía falta encontrar el paradero de 400 nietos, faltan muchos años para que esta historia continúe. Y creo que las Abuelas de Plaza de Mayo quedarán, el día que se encuentre a todos los nietos, como una especie de sello para que esto nunca vuelva a suceder, como una fundación rectora del Derecho a la Identidad.
Entrevista: Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia