Tradiciones indígenas en peligro en el Brasil de Bolsonaro
14 de septiembre de 2019Ismael Pimentel de Santos se emociona cuando ve el escudo bordado en paja, una reliquia de sus antepasados del pueblo indígena de los desano, en la Amazonía brasileña. Lo saca con cuidado de la caja en la que es conservado en el Museo Etnológico de Berlín y explica: "Mis antepasados lo usaban como protección. Nunca lo había visto, ahora ya no tenemos estas cosas. Por eso – lamenta – es que los desano nos vamos extinguiendo. Nuestro corazón está ahora acá”.
Pimentel de Santos forma parte de una delegación de tres indígenas brasileños que visita Alemania con motivo de la celebración del 250 aniversario del nacimiento del científico Alexander von Humboldt y, para sus acompañantes y para él, la visita en la colección de objetos rituales sudamericanos del museo es uno de los momentos más emotivos del viaje. También por el temor a que los actuales problemas de Brasil acaben por convertir sus tradiciones y sus culturas únicamente en recuerdos como ese escudo.
Conflictos sangrientos y una retórica de la época de la dictadura
La región de la que proceden, el Alto Río Negro en el estado brasileño de Amazonas, en la frontera con Colombia, no está directamente afectada por los incendios que se propagaron por la Amazonía en las últimas semanas. Pero las amenazas se acercan desde hace mucho tiempo. La minería y la tala ilegales, por ejemplo, que derivan a menudo en sangrientos conflictos por la tierra. Brasil es uno de los mayores productores agrícolas y de carne del mundo, y el sector presiona para obtener más terrenos para los cultivos de soja y la explotación ganadera.
"En otros estados hay muchos problemas por las invasiones de tierras”, explica Aloisio Cabalzar de la ONG Instituto Socioambiental. La Constitución brasileña de 1988, elaborada tras el final de la dictadura militar, reconoce el derecho a la tierra de los indígenas. Pero muchas de esos territorios no están aún demarcados y, en otros, muchos latifundistas se imponen simplemente a la fuerza. "Hay gente que no respeta las leyes e invade las tierras”, dice en Berlín Damián Amaral Barbosa, un indígena yebamahsa.
La resistencia de muchas comunidades conduce a violentos enfrentamientos. En 2018 fueron asesinados al menos 20 personas por ese tipo de conflictos, según la ONG Global Witness.
Desde que asumió el poder en enero de este año, Jair Bolsonaro aboga abiertamente desde la presidencia por abrir reservas indígenas para la gran industria. El mandatario atacó hace poco a las organizaciones no gubernamentales por "hacer lobby” a favor de unas comunidades indígenas que ocupan "territorios estratégicos” en un "14 por ciento del territorio nacional”. Bolsonaro "emplea una retórica antigua, de cuatro o cinco décadas atrás, del tiempo del régimen militar”, protesta Cabalzar.
La amenaza de la minería
Otra de las industrias que quiere explotar la Amazonía es la minera. Félix Rezende Barbosa, representante indígena de los yebamahsa, explica que muchas comunidades del Alto Río Negro se oponen a la minería, que aún no está presente a gran escala en sus territorios. "La mayoría de nosotros no acepta eso. Porque saben que si aceptan, viene gente de fuera con maquinaria y van a ocupar todo. Y la naturaleza va a sufrir mucho”.
El Museo Etnológico de Berlín apoya un proyecto para presentar las tradiciones indígenas en espacios públicos en la capital alemana. "Los museos tienen un papel político y social”, explica la etnóloga Andrea Scholz. Si tenemos esas colecciones también somos responsables por esas regiones. Y si allá la situación es mala, me siento personalmente obligada a hacer todo lo que pueda para ayudar”, sentencia.
(jov/eal)
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