Los hombres también cambian
8 de marzo de 2009Hace 10 años, las iglesias católica y evangélica alemanas publicaron su primer estudio conjunto sobre el papel social de los hombres. Una década después, los científicos empiezan a contar con material suficiente para establecer tendencias y evoluciones.
“A primera vista, parece que los hombres todavía se ocupan en menor medida de la educación de los niños que las mujeres”, comenta el sociólogo Rainer Volz, “pero, más allá de las apariencias, descubrimos que los hombres modernos son hoy padres más activos y comprometidos de lo que lo eran hace 10 años”.
Volz es el encargado de la investigación del sexo masculino por la parte evangélica y los datos que revela proceden del último de los informes, que será presentado el 18 de marzo en Berlín y llevará por título “Hombres en movimiento. Diez años del desarrollo masculino en Alemania”.
El “hombre moderno”
Un quinto de los 1.200 hombres encuestados para llevar a cabo el estudio puede calificarse de “moderno”. “Modernos” son aquellos hombres que no sólo se comprometen con la igualdad de trato en el trabajo, sino que también en la vida privada aceptan un reparto equitativo de tareas, sobre todo en lo referente a los niños, aunque un poco menos en lo relacionado con las labores del hogar.
“Es evidente que hay actividades más ligadas a las mujeres y otras más ligadas a los hombres. Cuestiones como la comida y la limpieza se sitúan más del lado femenino, las reparaciones caseras y las labores burocráticas suelen caer en terreno masculino”, explica Volz. Sin embargo, la división no tiene por qué ser fruto exclusivo del machismo. Volz encuentra otra posible explicación: “El nivel de empleo a tiempo completo es sustancialmente menor entre mujeres que entre hombres y este detalle tiene gran importancia en la situación doméstica.”
El “hombre tradicional”
Pero no es la evolución del hombre moderno, que según Volz ha variado poco en la última década, la que llama la atención en el estudio. Los que más transformaciones demuestran, dice el sociólogo, son los hombres tradicionales, “aquellos para los que lo normal era que el hombre saliera al hostil mundo exterior a trabajar mientras la mujer se quedaba en casa”, explica el sociólogo.
“Se puede decir que los hombres tradicionales se han modernizado, se han ido familiarizando con las nuevas condiciones”, continúa Volz desgranando el informe. “La actividad laboral de las mujeres, y en especial de las madres, ya no se ve como algo negativo”, dice y aquí descubre otro elemento económico que le quita al hecho algo de progresismo: “Una de las razones más importantes de esta evolución es que muchas familias necesitan un segundo sueldo.”
“La otra cara de la moneda”, indica Volz, “es que los hombres aún anclados en la tradición hacen incluso menos que hace 10 años”. Quizás necesiten otra década.