Son las últimas de su tipo. La tala y el cambio climático han mermado drásticamente los bosques de araucarias en el sur de Chile. Una especie que ya existía en tiempos de los dinosaruios y se cuenta entre las más ancianas del mundo. En la Araucanía crecen aún, protegidos por sus guardianes naturales: los indígenas mapuche-pehuenche.