Los Cristóbal Colón de hoy

"Cristóbal Colón hubiera sido el hombre más rico del mundo", afirma el catedrático de Historia de América de la Universidad de Sevilla Pablo Emilio Pérez-Mallaína, si se hubieran mantenido las concesiones que los Reyes Católicos le otorgaron. O, más bien, sus descendientes, porque la conquista de América fue una empresa ruinosa los primeros años. "Colón pidió unas condiciones realmente pasmosas, porque él pidió ser virrey y gobernador de las tierras que conquistase, perpetuo, vitalicio y hereditario, todo, para él y para su familia; y pidió un octavo de los beneficios de todas las mercancías que se llevaban, un décimo de todo lo que se sacara directamente desde allí, poder nombrar a los cargos intermedios... pidió una cantidad de cosas que es sorprendente que los reyes se lo concedieran", afirma Pérez-Mallaína.

Pero los reyes acabaron revocando esas prerrogativas y, aunque "al final los Colón acabaron teniendo títulos nobiliarios, Ducado de Veragua, Marqués de Jamaica", los ostentaron "sin poderes efectivos sobre el territorio", explica el catedrático. Hay ramas de los descendientes de Colón que están muy bien documentadas, explica, como la que se emparentó con la Casa Ducal de Alba y de la que, por tanto, hay multitud de documentación en los archivos. A otras, se les pierde el rastro. La que está, no obstante, perfectamente documentada, es la de los herederos directos de Cristóbal Colón.

El actual duque de Veragua

Cristóbal Colón tuvo dos hijos: Diego Colón, que fue también gobernador de Santo Domingo y recibió el título de duque de Veragua, y, fruto de un segundo matrimonio, Hernando Colón, que escribió la primera biografía del navegante. La herencia de Colón fue suficientemente grande como para no se olvidara de la caridad y reservara una parte de su fortuna para dar de comer a los pobres de Génova. Veinte generaciones después del primer Cristóbal Colón, su heredero directo es Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosábel, de 71 años, actual duque de Veragua y marqués de La Jamaica. Es almirante de la Armada española y miembro de la Real Academia Española de la Historia.

Es el vigésimo Cristóbal Colón, aunque hay que aclarar que no en todas las épocas se ha mantenido el nombre Cristóbal ni la profesión de marino. Con su padre, por ejemplo, sí se mantuvieron ambas tradiciones. Fue asesinado en 1986 por la banda terrorista ETA. Sin embargo, su abuelo fue oficial de Caballería. Uno de sus dos hijos, Cristóbal Colón de Mandalúniz, futuro duque de Veragua, navega sin embargo por unas aguas que no existían en tiempos de Colón: es analista de software especializado en servicios en la nube. Algo de descubridor parece tener, también.

"A la única que he conocido en persona es a Anunciada Colón", explica Pérez-Mallaína. Ella es también historiadora y publicó, precisamente, junto al ya fallecido José Manuel Pérez-Prendes, un exhaustivo volumen titulado "La herencia de Cristóbal Colón. Estudio y colección documental de los mal llamados pleitos colombinos (1492-1541)". Como "pleitos colombinos" se conocen los contenciosos que la familia mantuvo con la Corona española para recuperar los privilegios pactados antes del descubrimiento de América.

"La Corona solía hacer eso: cuando hacía un contrato con un particular (...) en lo que se conocían como 'capitulaciones', los particulares consideraban que había sido un contrato entre iguales y la Corona siempre consideraba que no, que era una gracia o concesión que se podía revocar cuando el interés público, el interés del Estado o de la Corona así lo recomendaba", explica Pérez-Mallaína.

Un rastro imposible de seguir

El propio Cristóbal Colón de Carvajal, en una entrevista concedida a la revista colombiana El Tiempo, preguntado sobre cuántos descendientes de Cristóbal Colón hay, contestó: "sinceramente, creo que hay muchos, ya que el árbol de los descendientes de Colón es bastante frondoso". Efectivamente, en España hay 2.004 personas que llevan el apellido Colón. Probablemente muchos son descendientes directos del descubridor por línea de hijos varones.

Pero debe haber muchos más: tras veinte generaciones, si contáramos una media de dos hijos por descendiente, el cálculo daría algo más de un millón de descendientes directos actuales. Si contamos una media de solo un hijo por descendiente, después de veinte generaciones seguiría habiendo un único heredero. La cifra real probablemente se encuentre entre esas dos.