Los costos de la transición energética
9 de julio de 2013Cuando, hace dos años, la canciller alemana marcó las nuevas pautas para el desarrollo energético en el país, la aprobación no se hizo esperar: la energía en Alemania tenía que volverse más ecológica, más socialmente aceptable y más competitiva. El objetivo de este megaproyecto es compensar el abandono de la energía atómica a través de implementar la utilización de energías renovables. Si bien aún hay optimismo al respecto, la concreción del proyecto sigue dando dolores de cabeza: “Llevamos a cabo una encuesta en la población y a cerca de 250 empresas acerca de cómo evalúan el cambio energético en Alemania. Alrededor de un dos por ciento de la población y un 61 por ciento de las empresas lo calificaron de “bueno” y “muy bueno”, dice Ralf Bartels, del Sindicato de la Industria Minera, Química y Energética. Es decir, que el problema no es el objetivo del cambio en sí, sino su puesta en práctica, dado que los costos que son muy altos, y eso acobarda a muchas empresas.
Falta de seguridad para inversiones
Ante ese panorama, muchas empresas han empezado a trasladarse. “Es un proceso lento pero constante”, dice Günther Oettinger, comisario de Energía de la Unión Europea. Ralf Bartels no está de acuerdo con ese escenario pesimista, pero advierte sobre la fuga de inversiones hacia otros países, una decisión en la que los costos son el factor clave.
La empresa de Ingo Nawrath, Basi Gase und Technik, tiene dos centrales de producción, una en Francia y otra en Alemania. “Pospusimos nuestras inversiones en Alemania por una suma millonaria debido a la inestabilidad de la situación actual. No sabemos cómo evolucionará el precio de la electricidad en los próximos años”, dice Nawrath.
La empresa consume la mayor parte de la energía que necesita en Francia, unos 140 millones de kilovatio/hora al año. En Alemania son solo 800.000 kilovatios/hora. “Si a ese consumo se le sumara también la tasa a las energías renovables, eso representaría una suma de cerca de 12 millones de euros. La empresa iría a quiebra y tendría que cerrar, ya que los precios que se decantarían de ello no se podrían aplicar al mercado”, añade. La Ley de Energías Renovables (EEG, por sus siglas en alemán), regula, entre otras cosas, la retribución por la electricidad a partir de energías renovables, de 53 céntimos por kilovatio/hora sobre el precio de la electricidad. Hace diez años, cuando se la introdujo, la tasa era de 1,5 céntimos. “Nuestros gastos de electricidad en Alemania aumentaron en un 270 por ciento en los últimos diez años debido a las tasas impositivas”, asegura Nawrath.
¿Peligro para empresas alemanas?
“Alemania como emplazamiento de empresas se halla ante un gran desafío”, dice Hanno Kempermann, experto del Instituto de Economía Alemana, de Colonia. “Muchas empresas están ya al límite de su capacidad”. Pero no todo el país está en peligro de que las empresas emigren. También hay algunas que apuestan a nuevas y más eficientes tecnologías, como, por ejemplo, “el aislamiento térmico”, explica Kempermann.
Para reducir los costos energéticos es necesario realizar un cambio de estrategia a nivel político. Las propuestas ya están sobre la mesa: “Si usáramos más energía eólica que solar se podrían ahorrar varios miles de millones de euros, y de ese modo los costos no aumentarían tanto como ahora”, explica Kempermann.
Autora: Rayna Breuer/ CP
Editor: Enrique López