Los alemanes y la guerra de Gaza
17 de enero de 2009También en el pasado hubo protestas y críticas contra Israel en ciudades alemanas, con motivo de los conflictos armados en el Cercano Oriente. Sin embargo, las manifestaciones en solidaridad con Israel generalmente contaban con una asistencia más numerosa. Con la guerra en la franja de Gaza, este cuadro se ha modificado. Miles de personas se manifiestan contra el proceder israelí y sólo centenares lo respaldan. En relación con la totalidad de la población, ambos grupos constituyen pequeñas minorías. Eso no significa, empero, que la mayoría sólo piense en la crisis financiera o en las próximas vacaciones. La guerra de Gaza ha dejado honda huella en la sociedad alemana, provocando serios daños a la imagen de Israel.
Rápidamente surgen los autodenominados “defensores de Israel”, que dicen haber sabido siempre que la amistad profesada por los alemanes hacia los israelíes durante las últimas décadas no era auténtica. A su juicio, esa postura proisraelí sólo servía más bien para tranquilizar la conciencia por el pasado nazi y ocultar el antisemitismo que supuestamente sigue latente.
Ciertamente sigue habiendo antisemitas en Alemania y eso es tremendo. Entre ellos se estila desde hace tiempo calificar el odio enfermizo como “crítica legítima contra Israel”. Sin embargo, la gran mayoría de aquellos que salen a la calle movidos por la indignación ante la violencia desmesurada y posibles crímenes de guerra, habían protestado anteriormente contra el antisemitismo y la xenofobia. Son el núcleo saludable de una sociedad que no tiene nada que ver con la Alemania de hace 75 años. Aun cuando en su mayoría sean demasiado jóvenes como para haberla experimentado en carne propia, rechazan la guerra y la violencia. En Irak, en Afganistán, en el Líbano y ahora también en Gaza. Ellos saben que no hay “guerras justas” y que la guerra no soluciona nada. Pero eso es algo que nunca han aceptado los gobiernos israelíes ni estadounidenses hasta la fecha.
De este modo –por suerte en otras dimensiones- el “nunca más” pronunciado después de la II Guerra Mundial se convirtió en el Cercano Oriente en un “siempre de nuevo”. Este conflicto siempre latente, que en ocasiones hace erupción como un volcán, suele encubrir el verdadero trasfondo. Así, poco después de la Guerra de los Seis días, un joven periodista alemán fue instado en Jerusalén a no olvidar al hacer su trabajo lo ocurrido en Auschwitz. Y así, los periodistas se ven impedidos (no sólo allí) de ver la realidad in situ con sus propios ojos.
No obstante, precisamente este tipo de información ha aumentado la indignación de la población. Aun cuando sólo se conozca una parte de lo que ocurre, eso es más que suficiente. La paciencia, la tolerancia y las simpatías son puestas a prueba en exceso. Sólo que el ánimo imperante en la opinión pública no basta. Por lo general, éste se ve determinado más por emociones que por hechos. Unir ambas cosas y traducirlas en propuestas de solución es la tarea de los políticos. También en Alemania. A comienzos de la guerra de Gaza, la mayoría de los políticos se atuvieron aún a lo “políticamente correcto”, respaldando a Israel. Con ello no le hicieron un servicio a nadie. Tampoco a Israel.
Peter Philipp, analista de la Deutsche Welle especializado en el Cercano Oriente, fue corresponsal en Jerusalén durante 23 años.