El fin del veto a Al Asad: ¿se beneficiarán los sirios?
16 de abril de 2023"Morir por consumir veneno es mil veces más sencillo que reconciliarse con la pandilla de criminales que destruyó Siria y exterminó a su pueblo", dice un comunicado oficial emitido por el Consejo Islámico Sirio, una organización opositora con sede en Estambul. No hay duda de que muchos sirios que participaron en las protestas pacíficas de 2011 sienten lo mismo. Pero tampoco hay duda de que una reconciliación con el gobierno encabezado por el dictador Bashar al Assad es cuestión de tiempo, al menos en Medio Oriente.
Tras la brutal represión de las manifestaciones, que llevaron a la guerra civil, Siria fue suspendida de la Liga Árabe en 2011, y muchos países árabes rompieron vínculos diplomáticos con Damasco. Pero eso ha ido cambiando lentamente y, en los últimos cinco años, Emiratos Árabes Unidos y Jordania han restablecido contactos. En los últimos tiempos dicho proceso se ha acelerado, un proceso que -creen expertos- podría derivar en la readmisión de Siria en la Liga Árabe, en la próxima cumbre de mediados de mayo.
Las señales están ahí. Por ejemplo, el ministro de Exteriores sirio se reunió con su par egipcio este mes, su primer encuentro en más de una década. También este mes, Túnez anunció que nombraría un nuevo embajador en Damasco, tras cortar relaciones en 2012. Y esta semana, el ministro de Exteriores y el viceprimer ministro sirios llegaron a Arabia Saudita, la primera visita desde 2011.
¿Ayudará esto a la economía?
Se estima que el 90 por ciento de los sirios vive actualmente bajo el umbral de la pobreza, la moneda local se ha devaluado un 75 por ciento y la inflación está en torno al 55 por ciento. Hay cortes de electricidad y agua y el número de desplazados internos, 6,8 millones, es el más alto del mundo. ¿Podrán los vecinos de Siria ayudar a resolver estos problemas? Expertos consultados por DW son escépticos, pues el proceso de regreso diplomático poco tiene que ver con los sirios comunes y corrientes.
Estas acciones "definitivamente no están impulsadas por la difícil situación de los sirios", dice Julien Barnes-Dacey, director del programa para Medio Oriente y el Norte de África del Consejo Europeo en Relaciones Exteriores. "Se trata, ante todo, del orden regional y las ramificaciones externas del conflicto sirio", agrega. También hay otras razones para la normalización: a los estados árabes les gustaría ver reducida la influencia iraní en Siria, así como el establecimiento de condiciones que permitan el retorno de los refugiados. A cambio, Damasco obtendría reconocimiento político y fondos para la reconstrucción.
Los vecinos de Siria también temen que las malas condiciones económicas del país puedan causar inestabilidad en toda la región. Es raro que en las zonas controladas por el régimen se expresen abiertamente opiniones contra el gobierno, pero en los últimos meses ha habido protestas en Suwaydah, provocadas por el deterioro de las condiciones de vida, los cortes de electricidad y la delincuencia.
Radwan al-Atrash, un activista político opositor que vive en Idlib, una de las regiones no controladas por el régimen de Al Assad, estima que los acuerdos internacionales no buscan mejorar las condiciones de vida de la población. "Se trata solo de política", dice a DW. "La erradicación de la pobreza dependerá de una estabilidad duradera y de que los fondos se entreguen a proyectos que presten servicios que creen oportunidades de empleo, en lugar de centrarse únicamente en la ayuda humanitaria".
"No creo que nada mejore solo porque se abra una embajada o nos visiten unos diplomáticos", estima Khaled al-Terkawi, economista e investigador del Jusoor Center for Studies, un think tank de Estambul. "Debemos distinguir entre corto y largo plazo. Y a largo plazo, todo dependerá de la respuesta del régimen de Al Assad y de los otros países".
Potencial para algo bueno
A mediano plazo, podría haber algunas ventajas para los sirios comunes y corrientes. Como Hamid, por ejemplo, quien vive en una zona controlada por el régimen. Él dice que estaría feliz de ver normalizada la situación. "Eso me abriría una puerta para viajar, porque lo único en lo que pienso es en salir de aquí. Emigrar es mejor que ser reclutado (por el ejército) y contribuir a la matanza", explica.
El movimiento de personas es uno de los potenciales beneficios para los sirios, confirma Zaki Mehchy, miembro del grupo de expertos Chatham House, con sede en Reino Unido. "Esas personas podrían visitar a sus familias dentro de Siria más fácilmente, podrían llevar dinero y ayudar a reactivar las economías locales".
Un aumento en el número de visitantes desde los países del Golfo también podría ayudar a revivir algunas pequeñas y medianas empresas. Y si bien es poco probable que haya inversión directa de los países más adinerados de la región -Siria no ofrece actualmente perspectivas de ganar dinero-, sí podrían entregar recursos a través de proyectos de reconstrucción en, por ejemplo, energía eléctrica. Y eso "también beneficiaría a los sirios", dice Mehchy.
(dzc/lgc)