Lisboa y cambio climático: una cumbre, dos "sí"
30 de octubre de 2009La cumbre de la Unión Europea, del 29 y 30 de octubre en Bruselas, ha concluido con "resultados satisfactorios”, según declaró la canciller alemana Angela Merkel al final del encuentro. Por un lado, al camino que le queda por recorrer al Tratado de Lisboa se la quitado el último obstáculo. Por otro, en la postura común con miras al encuentro sobre cambio climático en Copenhague se ha avanzado, por lo menos a grandes trazos; los detalles, así la canciller germana, no se dan todavía porque hacen falta las posturas de los otros países para establecer mecanismos vinculantes. “Nos hemos vuelto realistas”, declaró la canciller, puntualizando: “De Copenhague no saldrá el Tratado que reemplace al de Kyoto, pero saldrá un marco político que lo haga posible en un plazo previsible”.
Chequia no tiene nada que no tenga Gran Bretaña o Polonia
A la República Checa se la ha dado lo que quería: una exención de la Carta de Derechos Fundamentales, que acompaña al Tratado. Lo que Václav Klaus, el presidente checo, en realidad quería conseguir es que la población alemana expulsada y expropiada tras la Segunda Guerra Mundial de la región de los Sudetes no pueda reclamar la devolución de sus propiedades. Pero, según explican analistas, la cláusula concedida a Chequia no hace otra cosa que decir lo mismo que el propio Tratado de Lisboa: éste regirá para los actos jurídicos futuros, no en retroactivo. Es decir, el peligro de que los expulsados del territorio checo vuelvan a reclamar sus propiedades, en realidad, nunca existió.
Sin embargo, “a Chequia le hemos dado lo mismo que a Polonia y Gran Bretaña”, explicaba la canciller alemana en rueda de prensa. Es decir, una cláusula que reza que la Carta de los Derechos Fundamentales no será aplicada en esos países por el Tribunal Europeo de Justicia. Precisamente ahí ven analistas un problema venidero: ¿basta con que un país insista lo suficiente para que se haga excepciones en contratos básicos de la comunidad de 27 países?
Como fuere, si el Tribunal Constitucional checo repite el 3 de noviembre su fallo –que el Tratado de Lisboa no atenta contra la Carta Magna de República Checa- y el euroescéptico Klaus estampa la única firma que falta, para comienzos de 2010 podrán entrar en vigor las esperadas y necesarias reformas Y con ellas los nuevos altos cargos europeos.
¿Bye bye Blair?
Hasta poco antes de la Cumbre se hablaba con insistencia de Tony Blair, el ex premier británico, como futuro presidente del Consejo de la Unión Europea: un cargo a ejercer por dos años y medio y ya no rotativo semestralmente. Después del encuentro, la nominación de Blair se da por descartada. Gran Bretaña no pertenece a la eurozona y tampoco al Tratado de Schengen –que da libre tránsito a bienes y personas por las fronteras de los países que lo han firmado. Además no se lo tiene como un convencido “europeísta”. Y, por último, los socialistas –la segunda fuerza política en Europa- preferirían ocupar el puesto de ministro europeo de Asuntos Exteriores; así lo aseveró José Luis Rodríguez Zapatero, jefe español de Gobierno. Eso significa que a los conservadores –la primera fuerza política en la UE- les toca designar al presidente.
Pero, aunque se oyen por todos lados y a todo volumen, éstas son sólo especulaciones; tanto la presidencia sueca como la canciller alemana afirmaron que de nombres se hablará apenas en el próximo encuentro.
Sí a cofinanciar medidas contra cambio climático
El otro gran tema de esta cumbre: los 27 acordaron aportar a los 100 mil millones de euros anuales que se requerirán hasta el 2020 para combatir el cambio climático. Entre 22 y 55 mil millones de euros deberán provenir de la financiación internacional. “La Unión Europea podría aportar más o menos un tercio de esto”, afirmó Merkel. Los aportes de cada país y la financiación de éstos es una discusión que se ha pospuesto en aras de lograr un acuerdo.
Las reticencias del bloque Este
Sobre todo los países del Este de Europa, con Polonia a la cabeza, se negaban a pagar “la factura” de las medidas contra el cambio climático en los países en desarrollo. Sin embargo, acabaron aceptándolo a cambio de dejarles la puerta abierta a seguir utilizando los derechos de emisión que se estipulaban en el Protocolo de Kyoto –algo que se traduce en su venta también después de 2012 a otros Estados. Las ganancias para los países ex comunistas de la UE son considerables. Según critican organizaciones ecologistas, el haber conseguido este “sí” significa anular desde ya los esfuerzos que se hagan para reducir las emisiones.
Como fuere, "la Unión Europea tiene ya un mandato para Copenhague, una posición fuerte y seguimos liderando el proceso de lucha contra el cambio climático”, aseguró el presidente de turno de la UE, el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, añadiendo: “ahora esperamos que otros nos sigan". Y de esto piensa encargarse la canciller Merkel en su visita a Washington en los próximos días.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas