Lieberman y la estrategia en el conflicto de Oriente Medio
14 de noviembre de 2018En este caso concreto, ser fuerte es sinónimo de no negociar. Es continuar la lucha militar hasta que el enemigo se dé cuenta de que no tiene ninguna oportunidad y, por lo tanto, se dé por vencido. Esta idea de fortaleza ha determinado la estrategia del ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, durante años. En el reciente conflicto en Gaza, no pudo imponerse y, por lo tanto, renunció. Tras el alto el fuego alcanzado el martes de esta semana, dijo que es una "capitulación ante el terrorismo". Se refería sin lugar a dudas a Hamás.
Lieberman tiene razón: Israel depende de su fuerza militar. Sin ella, el Estado judío ya no existiría. Y justo en tiempos en los que el Hezbolá libanés, provisto de muchas armas, está en Siria, justo en la frontera, el país no puede prescindir de la fuerza militar. Solo puede anticiparse a un ataque si es capaz de demostrar, de manera creíble, que puede responder.
La estrategia de Netanyahu
La pregunta, sin embargo, es a dónde conduce políticamente esto a largo plazo. Aparentemente, esa reflexión ha llevado al primer ministro Benjamin Netanyahu a aceptar un alto el fuego en la reciente escalada de violencia en Gaza. A corto plazo, seguramente tiene en mente las elecciones parlamentarias israelíes del próximo año. Si le ahorra al país otra guerra en Gaza, según sus cálculos, los votantes le recompensarán por ese logro.
Con respecto a la política internacional, la paz en Gaza también le beneficia, porque le ahorra más presión por parte de sus socios. Al mismo tiempo, el alto el fuego es útil en sus esfuerzos por establecer mejores relaciones con los Estados árabes: Netanyahu está logrando con éxito entablar el diálogo en el Golfo Pérsico.
Para los palestinos de Gaza, sin embargo, esto significaría que seguirían en vilo. Con la estrategia de librar conflictos armados con el menor uso de armas posible, Netanyahu resta fuerza a las críticas de occidente. Además ayuda a Hamás y a sus partidarios a plantearse de nuevo algunas preguntas. Por ejemplo, si creen seriamente que pueden socavar la superioridad absoluta de Israel con misiles y bombas caseras.
Por supuesto, los palestinos de Gaza están sufriendo el bloqueo de su territorio. Israel está tomando medidas enérgicas, como en octubre, cuando el gobierno de Jerusalén decidió, después de un conflicto armado en la frontera, reducir la zona de pesca alrededor de Gaza.
Mesura gracias a la atención global
Todas las experiencia pasadas han demostrado que el uso de la fuerza no ha causado un verdadero cambio de ruta en Hamás, que gobierna Gaza desde 2007. Se puede decir que han sido años perdidos: perdidos porque no se aplicaron medidas que podrían haber generado confianza y haber mejorado significativamente la vida de los palestinos. Además, también Hamás se niega consecuentemente a aplicarlas. A esta actitud no se le puede calificar de responsable.
La decisión de Netanyahu de optar por una tregua con Hamás puede obedecer a una astuta estrategia. Pero también toma esta decisión sabiendo que la opinión pública global observa cuidadosamente lo que ocurre en Gaza y, en muchos casos, no duda en tomar partido.
Netanyahu aparentemente ha entendido mejor que Lieberman y los dirigentes de Hamás, que ante la mirada de la opinión pública mundial, conviene la mesura en lo militar. La decisión de Netanyahu deja entrever que la opinión pública mundial tiene un efecto morigerante en el conflicto. Esto podría hacer posible que, a largo plazo, la inteligencia diplomática se imponga.
El conflicto de Oriente Medio ya ha destruido innumerables esperanzas. Sin embargo, siguen naciendo nuevas. Si la atención mundial provocase mesura militar, sería la esperanza más reciente.
(rmr/er)
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