Libia se sume en el caos
18 de noviembre de 2013La situación imperante en Libia es catastrófica. Disputas entre clanes y conflictos locales sacuden al país. Muchas ciudades son controladas por milicias. El país ha perdido miles de millones de dólares debido a que simpatizantes de los movimientos de autonomía mantienen ocupadas plantas petroleras. El gobierno central es débil. El primer ministro Ali Zeidan previno de la posibilidad de una intervención extranjera si la anarquía sigue extendiéndose. “La comunidad internacional no puede permitirse tolerar a orillas del Mediterráneo un país qu sea fuente de violencia, terrorismo y asesinatos”, advirtió Zeidan.
Pero la comunidad internacional está desconcertada. Dos años después del derrocamiento de Gaddafi, la situación sigue empeorando en Libia y el problema afecta directamente a la Unión Europea (UE), dado que fugitivos de África utilizan al país como trampolín para atravesar el Mediterráneo. También extremistas y terroristas pueden cruzar las fronteras libias sin problemas.
Ayuda europea
Las posibilidades europeas de ejercer influencia son escasas, según el politólogo Luis Martínez, del Instituto de Ciencias Política de París (CERI). Uno de los motivos que menciona, en conversación con DW, es el tardío establecimiento de contactos.
La UE y sus integrantes han emprendido entretanto diversos proyectos de ayuda. Alemania, por ejemplo, ha puesto a disposición cerca de 25 millones de euros para medidas de estabilización. Más de la mitad de esa suma está dedicada a la destrucción de materiales bélicos y minas. Más de 3 millones de euros se destinaron a respaldar a organizaciones no gubernamentales para impulsar el desarrollo de la democracia y de la sociedad civil. De acuerdo con el servicio exterior europeo, la UE apoya actualmente el desarrollo de una administración y estructuras democráticas con 30 millones de euros. Además, policías europeos han de entrenar a guardias fronterizos libios.
Sin embargo, tales medidas no muestran hasta ahora efectos. Aun así, Jason Pack, experto en Libia de la universidad de Cambridge, considera que toda ayuda es importante. “Los libios tienen dinero y recursos, y en algunos campos gente capacitada, pero no consiguen administrar los Ministerios ni pagarle puntualmente el sueldo a los cuidadores de las plantas petroleras”, dice.
Estructuras locales
A juicio de Pack, tiene poco sentido seguir respaldando al gobierno de Trípoli. En lugar de eso, se debería apoyar en su opinión a los consejos locales y grupos de la sociedad civil, para que puedan desarrollar estructuras administrativas y de seguridad.
Todavía es una incógnita cuánto poder tendrán en el futuro el gobierno central, las provincias y las regiones. Martínez estima que no se podrá mantener la estructura actual del país, ya que las fuerzas centrífugas son demasiado grandes. “Hay que ayudar a Libia, no a combatir contra ese fenómeno, sino a despedirse pacíficamente del Estado centralista y autoritario para dar paso a un Estado federal o a varios Estados”, opina el politólogo. Y advierte que, de lo contrario, se corre el peligro de una guerra.
Explotación petrolera
Según Martínez, a los europeos se les plantea el dilema de cómo actuar frente a ese panorama. Indica que países como Italia y empresas como la compañía italiana de energía ENI se beneficiaron durante largo tiempo de la existencia de un Estado centralizado en Libia. Trípoli garantizaba la explotación de petróleo en el país de África con las mayores reservas petroleras. Ahora, en cambio, los conflictos paralizan importantes plantas y oleoductos. “El problema que tenemos los europeos es cómo conciliar la seguridad del abastecimiento energético con la libre decisión de la población”, subraya.
Pack no ve en cambo peligro de desintegración en Libia. El especialista insta a un proceder coordinado de todos los países que en su momento actuaron contra Gaddafi, incluyendo los de sello musulmán. A su juicio, eso enviaría también una potente señal a las milicias y a todas las fuerzas que obstaculizan una solución pacífica.