Libia: “Postura de Latinoamérica es consecuente”
25 de marzo de 2011El próximo martes (29.3.2011), la ministra de Exteriores colombiana, María Ángela Holguín, explicará ante el Congreso por qué votó a favor de la Resolución 1973 –que autorizó el establecimiento una zona de exclusión aérea sobre Libia– en la sesión del 17 de marzo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Y es que, aunque diputados oficialistas respaldan la posición del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, de cara al conflicto magrebí “porque va en sintonía con naciones que tienen asiento en la OTAN y el Consejo Europeo”, la oposición la critica por violar los derechos humanos y contradecir la postura predominante en la región. Perú rompió relaciones con el régimen del líder libio Muamar el Gadafi, pero de resto…
En América Latina predomina el “no”
De resto, en el coro latinoamericano imperan las voces que exigen un cese al fuego que fomente el diálogo y desacreditan tanto la legitimidad como la efectividad de la operación Amanecer de la Odisea. “Eso de salvar vidas a los bombazos es un contrasentido inexplicable”, comentaba al respecto el presidente uruguayo, José Mujica.
También Brasil, el único otro país de América Latina con voz y voto temporal en el Consejo de Seguridad, negó su respaldo a la Resolución 1973. Günther Maihold, subdirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, y Manuel Paulus, politólogo de la Universidad de Rostock, coinciden al identificar el motivo principal del repudio latinoamericano hacia la creación de un frente anti-Gadafi.
Una cuestión de principios
“El factor determinante es la percepción de esa operación militar como una agresión a la soberanía libia, como una intervención exógena en un país afligido por una guerra civil. Y eso viola uno de los principios fundamentales de la política exterior de los países latinoamericanos: el de no inmiscuirse en los asuntos internos de los vecinos”, sostiene Maihold. Paulus lo secunda, añadiendo otro elemento.
“Brasil procura que se establezca un orden mundial multipolar, en donde Washington no juegue el rol principal. De ahí que su posición y la de sus vecinos sólo pueda ser descrita como consecuente”, enfatiza el investigador de Rostock, aclarando, eso sí, que la política latinoamericana de cara a Libia no se deja explicar únicamente desde la perspectiva de sus ambivalentes relaciones con Estados Unidos o Europa.
Traumas históricos y Realpolitik
“Los países con un pasado colonial tienen otra percepción del acontecer mundial que los europeos. Yo no considero el posicionamiento de América Latina frente a Libia como un alejamiento estratégico de Estados Unidos, pero sí creo que los latinoamericanos divisan el peligro de que la operación militar culmine con la invasión y ocupación del territorio libio”, apunta Paulus.
“Y ellos comparan ese escenario con las experiencias de sus propios países”, acota el politólogo de Rostock. Cabe preguntar si los pasados excesos político-militares de Estados Unidos y Europa –como potencias colonizadoras, como mediadores con intereses propios, como defensores de sistemas ideológico-económicos– debilitan ahora su credibilidad como protectores del pueblo libio.
El peso del pasado
“Siempre se puede argumentar que sólo se interviene en los conflictos de países cuando hay interés en sus materias primas. Pero, en este caso, la solicitud de intervención provino de la Liga Árabe y no de los países occidentales. Entonces, no creo que se puedan realizar fácilmente comparaciones que se extiendan desde la época colonial hasta hoy”, señala Maihold.
El experto de Berlín advierte que, aunque los traumas coloniales y postcoloniales de América Latina siguen siendo “importantes patrones de identificación que influyen sobre el análisis de los sucesos actuales”, es necesario discernir entre países, intereses y relaciones coloniales, por un parte, e instancias del sistema internacional como la ONU y su Consejo de Seguridad, por otra. “Ciertas comparaciones carecen de sentido cuando hablamos de la situación libia”, cierra Maihold.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López