Fuego en y por Libia
22 de marzo de 2011Sería la posible intervención de la OTAN en el conflicto libio la que habría movido Muamar al Gadafi a declarar el nuevo alto el fuego del que con cautela informaba el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon. Y el anuncio de una posible deposición de las armas por parte de Trípoli se toma con pinzas porque no sería la primera vez que el régimen incumple tal cosa.
A pesar de la acción militar internacional, hasta la tarde noche, hora centroeuropea, del martes (22.03.2011), la presión del Gobierno libio contra las zonas controladas por las fuerzas insurgentes no había mermado. Tras tres días de operación de la coalición franco-británica-estadounidense, en la ciudad de Misrata, los rebeldes intentaban resistir a los tanques del dictador. Desde Bengasi, el bastión de los contrarios a Gadafi, se reportaban ataques del ejército regular y Zintan ha sido bombardeada por Trípoli.
La OTAN duda
Mientras tanto, en Bruselas los socios de la Alianza Atlántica lograron ponerse de acuerdo solamente en controlar por mar el embargo de armas a Trípoli. Sobre la zona de exclusión aérea, sobre el liderazgo del comando e, incluso, sobre el objetivo mismo de la misión, el disenso es latente. Según el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se diseña ya un plan operativo para controlar el cielo libio; todos los socios dan su apoyo al plan, informó Rasmussen. Acerca de quién lleve el mando de la misión no se dan detalles.
Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos lideran la coalición de voluntarios que el domingo representó la esperanza de los insurgentes libios. Sin embargo, la clara postura de la OTAN que seguiría a la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en cuanto a –en el marco de una ayuda humanitaria para acabar con la masacre de civiles- la zona de exclusión aérea, se ha hecho esperar.
A tres días de iniciada la operación, países como Noruega –que está presto a apoyar las acciones- se han retirado hasta que haya un par de puntos claros: por ejemplo, la cuestión del liderazgo. Estados Unidos quiere entregar el mando a una OTAN que, de ser por el voto de Turquía, no lo asumiría. No se tratará de semanas sino de días, decía desde Santiago de Chile un presidente Barack Obama que no querría verse envuelto, así diversos análisis, en un tercer frente en un país islámico.
Y mientras Estados Unidos y Gran Bretaña preferirían que la Alianza comandase, a Francia –que excluye una ofensiva por tierra- la atrae más la idea de que quede en manos de los tres países ya al frente. En la ecuación gala, la OTAN pondría la infraestructura.
Víctimas civiles y refugiados
Por otro lado, China y Rusia -que pudieron haber impedido la intervención con un veto en el Consejo de Seguridad- exigen ahora un cese inmediato del fuego. Objetivo de la resolución de la ONU era proteger a la población civil, decía una portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín, “sin embargo, las acciones militares se han cobrado vidas civiles”. De una ola de miles de personas que buscan refugio en el oeste del país informa, por su parte, el Alto Comisariado para los Refugiados.
Alemania se abstuvo pero apoya
Así, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, anuncia que a finales de esta semana en la cumbre de primavera de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, Alemania abogará por un embargo total al gas y al petróleo libio. “No puede ser que haya acciones militares y por otro lado se siga haciendo negocios con el sistema Gadafi”, declaró el ministro germano. Alemania -que se abstuvo de votar en el Consejo de Seguridad, del que es miembro no permanente- se ve cada vez más sometida a las críticas por la posición adoptada.
De “error escandaloso” calificó la decisión uno de los antecesores de Westerwelle en el cargo, el verde Joschka Fischer. La contradicción entre la negativa a participar directamente y el aumento de efectivos en la misión de la OTAN en Afganistán –que liberaría otras fuerzas para la ofensiva libia-, pone a Berlín en entredicho. “¿Qué está pasando con la política alemana y Libia?”, pregunta consternado el europarlamentario verde Daniel Cohn-Bendit en una entrevista concedida a Spiegel online. Mientras tanto, en otras partes del mundo la oposición a la intervención militar se hace sonora: Brasil, Rusia, India y China abogan incluso por una solución dialogada.
Autora: Mirra Banchón/ agencias
Editora: Luna Bolívar Manaut