Libertad de expresión, ¿un valor sagrado?
17 de septiembre de 2012La inocencia de los musulmanes, el video producido en Estados Unidos que atizó violentas protestas en varios países islámicos, ha sido descrito casi unánimemente por los parlamentarios germanos como una obra ofensiva sin mérito artístico alguno. Lo difícil será que los políticos se pongan de acuerdo sobre si el Estado alemán debe intervenir –y cómo debe hacerlo sin restringir ciertas libertades– para evitar que el video aludido altere el orden público en su territorio.
La matriz de opinión dominante en el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y entre Los Verdes apunta a que el contenido del video, de acceso libre en Internet, no viola las leyes vigentes. La ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, del Partido Liberal (FDP), está en contra de que los tribunales se involucren y ha hecho un llamado para que sea la sociedad civil la que ofrezca resistencia a los “provocadores”, refiriéndose al grupo de ultraderecha Pro Deutschland.
Esta asociación anunció que exhibiría públicamente la versión completa de La inocencia de los musulmanes en Berlín; en la red sólo se encuentran algunos segmentos de la producción. Sin embargo, las posiciones al respecto no están dictadas por las líneas partidistas. El ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, otro liberal, se ha pronunciado a favor de prohibir la proyección pública del video. Y en eso ha coincidido con democristianos y socialcristianos, pero también con algunos socialdemócratas.
Argumentos de peso
Aunque Westerwelle enfatizó que el contenido de ese video no justificaba las reacciones violentas que suscitó, también aclaró en entrevista con Deutsche Welle que el acto de vilipendiar una religión es penalizado en Alemania cuando pone en riesgo el orden público. Este lunes (17.9.2012), la canciller, Angela Merkel, instó a las autoridades a determinar si la exhibición pública del video tiene ese potencial; a su juicio, hay “buenas razones” para prohibir la proyección organizada por Pro Deutschland.
La decisión final debe ser tomada por el Estado federado en donde se pretenda mostrar el video públicamente; en este caso, Berlín. No obstante, el ministro federal del Interior, Hans-Peter Friedrich, alegó estar sopesando la posibilidad de tomar cartas en el asunto. En este debate, está por verse qué argumentos tienen mayor peso. El video en sí no puede prohibirse sin lesionar principios como el de la libertad de opinión, la libertad artística o la libertad de información.
Pero incluso la opción de prohibir la exhibición pública del video es vista por políticos como Volker Beck, de Los Verdes, como una que contraviene el derecho fundamental de la libertad de reunión. Por otro lado, el político democristiano Wolfgang Bosbach aclaraba que ni la libertad artística ni la de expresión eran ilimitadas. Por su parte, su colega Philipp Mißfelder se sintió animado a dudar que la blasfemia estuviera protegida por la libertad de expresión.
En todo caso, esta discusión revela las tensiones que existen entre los valores religiosos y los valores democráticos en sociedades laicas como la alemana.
Autores: Rachel Gessat / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse