Lebanon: “una película antibélica extremadamente coherente”
15 de septiembre de 2009En Alemania, los resultados del Festival de Cine de Venecia provocan euforia principalmente entre los bastidores de la industria cinematográfica, puesto que varios de los filmes premiados fueron financiados por instituciones alemanas para fomento del séptimo arte.
Entre ellos se destaca Lebanon, del israelí Samuel Maoz, una coproducción entre Israel, Francia y Alemania, cuya posproducción fue realizada en Colonia para Ariel Films con fondos de la Fundación de Fomento del Cine de Renania del Norte-Westfalia.
Confinados a la claustrofobia
Basada en las experiencias personales del director, la película transcurre casi íntegramente en el interior de un tanque durante el primer día de la guerra de Líbano en 1982. Favorita del público en la exhibición en Venecia, la película encierra al espectador logrando que vea el mundo exterior –como los soldados protagonistas- a través de las lentes de un telescopio.
“El mundo exterior se transforma en aquello a lo que la óptica del telescopio permite entrar”, comenta el diario alemán Frankfurter Rundschau y resalta que el tanque de guerra, en este caso, “es al mismo tiempo metáfora y medio estético”.
Con un mínimo de luz, con un uso abusivo de gran angulares y primeros planos constantes, Lebanon es, condensado en 24 horas, un relato personal de la experiencia de la guerra que tuvo su director hace más de dos décadas.
Originalmente rodada en 16 mm y con cámaras digitales de diversas calidades, la película convenció al público y a la critica por la contundencia de su estética “sucia” y por el esmero en el tratamiento del sonido. Éste remite a otras películas de la historia del cine, situadas asimismo en espacios cerrados.
Sonja Ewers, de Ariel Films, responsable de la posproducción de la película en Alemania habla, en entrevista con Deutsche Welle, acerca de la importancia del León de Oro para la industria cinematográfica alemana y comenta algunos de los desafíos de esta película, que en su opinion, es “uno de los filmes antibélicos más coherentes de todos los tiempos”.
Deutsche Welle: La noticia del León de Oro para "Lebanon" mencionaba constantemente la participación alemana, tanto de Ariel Films como de la coproductora. Hoy, que la tendencia es a que haya cada vez más coproducciones internacionales, ¿se puede hablar todavía del filme nacional?
Sonja Ewers: Sin duda existen todavía películas nacionales, pero son en su mayoría producciones de directores principiantes o grandes producciones que tienen poca relación con otros países y por eso pocas posibilidades de ser distribuidas en el exterior.
Las instituciones alemanas de fomento festejaron en Venecia con Samuel Maoz (Lebanon), Fatih Akin (Soul Kitchen) y Shirin Neshat (Zanan bedoone mardan – Mujeres sin hombres). Los tres directores produjeron sus películas en Alemania. ¿Qué significan estos Leones de Oro para la industria cinematográfica alemana?
Todo reconocimiento del quehacer cinematográfico es positivo. En el caso de Lebanon, exceptuando el montaje, toda la minuciosa posproducción fue hecha en Colonia. En el caso específico de esta película, que depende mucho de su extraordinario sonido y del tratamiento digital de la imagen, hubo una respetable contribución creativa y tecnológica del lado alemán, algo que un premio como éste también reconoce.
Lebanon fue asociada con otras películas israelíes recientes como Beaufort y Vals con Bashir. ¿Se puede hablar realmente de una nueva ola de películas que tratan la guerra a partir de la experiencia personal?
Las tres películas que cita tienen en común que tematizan la guerra de Líbano de 1982 a partir de una experiencia personal. Todo indica que es necesario un tiempo relativamente largo hasta que una persona consiga elaborar lo que pasó y por qué hasta el punto de poder realizar una película al respecto. Esa Guerra del Líbano fue, como dice Samuel Maoz, “nuestro Vietnam”.
Aunque usted sólo participó de la post producción de la película, ¿podría hablar de las dificultades practicas del rodaje en el interior de un tanque?
El tanque de guerra fue el menor de los problemas, porque se usó una replica con costados desmontables. Las dificultades fueron menores en términos materiales que sicológicos. Samuel Maoz insistió en que los actores tuviesen –por lo menos desde el punto de vista práctico- una idea de lo que significa pasar horas encerrado en un tanque mal oliente y ruidoso. Los actores pasaron horas y horas dentro de cajas de metal hasta que, sin ninguna explicación, percibían que había gente afuera golpeándolas con barras de hierro simulando un ataque repentino.
Lebanon es, desde determinado punto de vista, una película de memoria con trazos autobiográficos. ¿Es documental o una película de ficción?
La película tiene fuertes trazos de memoria. Como subraya el propio Maoz, aquí se trata subjetivamente de la guerra como quedó grabada en su recuerdo.
De acuerdo con la crítica, la película tuvo una recepción internacional altamente positiva, porque toca una temática universal. Es decir “podría pasar dentro de cualquier tanque, en cualquier guerra”. La narrativa del filme sobrepasa su nexo local con la guerra de Líbano de 1982. ¿Hasta qué punto es una película antibélica por excelencia?
Lebanon es uno de las peliculas antibélicas más coherentes de todos los tiempos, que abdica de cualquier historia anterior y de cualquier posibilidad de identificación con los soldados. Son raros los soldados cuya imagen es tan poco heroica, tan amedrentados, medio alucinados, peleándose entre sí y a veces incapaces de combatir. Es esta renuncia a la historia y a las posibilidades de identificación lo que hace de ésta una película universal.
Autora: Soraia Vilela
Editor: Pablo Kummetz