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Latinoamérica y la Gran Guerra

Eva Usi3 de julio de 2014

Una exposición en Berlín muestra la percepción ante la catástrofe que cambió el mundo; en Latinoamérica detonó una crisis financiera, excepto en los países que suministraron materias primas al conflicto.

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Portada del semanario argentino Caras y Caretas.
Portada del semanario argentino Caras y Caretas, de 1914.Imagen: Ibero-Amerikanisches Institut

La Gran Guerra y los millones de muertos entre 1914 y 1918, fue en Europa el caldo de cultivo para el surgimiento de la Unión Soviética y el nazismo en Alemania. Sin ella no habrían existido la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto, el estalinismo o la Guerra Fría.

“En América Latina provocó una gran alarma. Era vista como la mayor catástrofe de la humanidad que como un relámpago había caído en el corazón de Europa e incendiado el continente”, afirmó el historiador Stefan Rinke, ante el auditorio del Instituto Iberoamericano en Berlín. “No sólo para los grandes países como Argentina, Brasil y México, también para las pequeñas naciones supuso una ruptura, un antes y un después”, puntualiza.

En exhibición se ven reproducciones de portadas de revistas que reflejan la percepción de la conflagración en los medios de la época. Los estudiantes de Rinke se involucraron en la muestra y presentaron ante el público el trasfondo de algunas de las piezas, como la carátula del semanario argentino Caras y Caretas, de septiembre de 1914.

El catedrático Stefan Rinke, de la Universidad Libre de Berlin.
El catedrático Stefan Rinke, de la Universidad Libre de Berlin.Imagen: Ibero-Amerikanisches Institut

Corralito en Argentina

Una tijera cuelga en vez de una espada de Damocles y se lee sobre ella la palabra ‘economía'. “Afectó a la clase media y trabajadora urbana y rural por el aumento del desempleo y el cese en el pago de salarios, la gente trató de sacar su dinero de los bancos, pero éstos cerraron porque no había fondos”, explicó una de las estudiantes de la cátedra en Historia de América Latina que dirige Rinke en la Universidad Libre de Berlín.

“Detonó un corralito. América Latina se percató de su fuerte dependencia de los capitales europeos. A lo largo de cuatro años, el único mercado de capitales que funcionó era el de Nueva York. Países como Argentina, que no querían reorientarse hacia el mercado estadounidense, tuvieron que hacerlo porque simplemente no había otra alternativa”, explica Rinke.

En el conflicto se pusieron a prueba nuevas tecnologías bélicas para las que estaban mal preparados los militares. Las ametralladoras arrasaban con miles de enemigos en minutos, destrozando a seres humanos a gran distancia. Fue la primera contienda con aviones y por primera vez se usó gas venenoso. América Latina jugó un papel clave en el conflicto por su abundancia de materias primas estratégicas.

Aspecto de la muestra.
Aspecto de la muestra.Imagen: Ibero-Amerikanisches Institut

El salitre chileno

“El caso más llamativo es el del salitre chileno, que sinel cual los europeos no hubieran podido producir los explosivos que necesitaban para la guerra, especialmente los aliados”, destaca Rinke. El historiador alemán añade que Fritz Haber y Karl Bosch, dos premios Nobel en química, inventaron la producción sintética de nitrato, que permitió a Alemania superar el bloqueo naval impuesto por sus adversarios que controlaban las vías marítimas y los suministros de materias primas.

El asesinato de Francisco Fernando, heredero del trono del Imperio Austrohúngaro, el 28 de junio de 1914, a manos de un extremista serbio, detonó un mes después el enfrentamiento de Austria-Hungría y Alemania –los poderes centrales- contra Serbia, Rusia, Francia y Reino Unido -los aliados o Entente-.

Después de cuatro años de batallas y masacres, cambió por completo el orden mundial. Se derrumbaron las monarquías de Alemania, Austria, Rusia y el Imperio Otomano, cambiaron las fronteras en todo el mundo y surgieron nuevos países.

Aspectos de la historia que no han sido plenamente investigados.
Aspectos de la historia que no han sido plenamente investigados.Imagen: Ibero-Amerikanisches Institut

Guerra de espionaje en México

El papel de México es de especial interés para los historiadores debido a su cercanía con Estados Unidos, país que ingresó en abril de 1917 en el conflicto. “México se convirtió en un territorio de guerra entre espías alemanes, norteamericanos, ingleses y franceses que desde ahí trataban de debilitar a su enemigo”.

Alemania propuso a México, a través de un telegrama secreto (telegrama Zimmerman), que los británicos descifraron, que declarara la guerra a Estados Unidos. A cambio le ofrecía una compensación económica y la devolución de los territorios perdidos ante su vecino del norte. El entonces presidente, Venustiano Carranza, contestó educadamente que no estaba interesado porque el plan no tenía pies ni cabeza.

“Venustiano Carranza aprovechó el conflicto entre Estados Unidos y Alemania para proclamar su célebre Constitución de 1917. Carranza sabía que el momento era muy oportuno porque Estados Unidos tenía otras cosas más importantes que hacer que luchar contra esa Constitución que era revolucionaria, un hito mundial, por la nacionalización de los recursos naturales y la introducción de la primera legislación social de las Américas”, subraya Rinke.

Detonador de movimientos sociales

El historiador destaca que a raíz del conflicto se produjo una pérdida en la credibilidad del modelo europeo. Los países latinoamericanos reorientaron sus sociedades hacia nuevos valores, hacia la demanda de más igualdad social.

“Emergió una clase media urbana en ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro, Lima, Quito e incluso en el México revolucionario. Esta capa social reorientó el interés de las sociedades hacia lo autóctono, lo nacional, y detonó movimientos que siguen vigentes como el de la mujer, el indígena o el de los trabajadores y el estudiantil”.