Las reformas de la ONU: un queso suizo
13 de octubre de 2004Nadie duda que el mundo ha cambiado desde que la ONU, a la que pertenecen prácticamente todos los estados del orbe, fue fundada en 1949, tras la Segunda Guerra Mundial. Que desde entonces se haya mantenido inalterada es el principal argumento de las naciones que pugnan a favor de una reforma.
Particularmente del Consejo de Seguridad, en donde cinco potencias, Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña y China tienen un lugar permanente con derecho a veto. Dicho órgano, según la Carta Magna de la ONU, es responsable de preservar la paz mundial y la seguridad internacional. Además de los cinco miembros permanentes, el Consejo de Seguridad está integrado por 10 miembros no permanentes que se rotan en un ritmo bianual. Para reformarla son necesarios los votos de dos terceras partes de la Asamblea General de la ONU.
Guerra de Irak
“Para millones de personas la ONU significa la esperanza de un mejor futuro y sólo ella puede resolver los urgentes problemas del siglo XXI: el hambre y la pobreza, pero también la amenaza que supone el terrorismo y las armas de exterminio masivo”, dijo el ministro alemán del Exterior, Joschka Fischer, ante la pasada Asamblea General de la ONU en septiembre. La amarga disputa originada por la guerra de Irak, que tuvo como desenlace la ofensiva de Estados Unidos y Gran Bretaña, fue lo que puso en evidencia la necesidad de una reforma radical de la ONU.
Todos los órganos relevantes de la organización mundial están siendo revisados bajo lupa por una comisión conformada por el Secretario General, Kofi Annan, que presentará sus resultados a finales de año. Pero también los frentes se han formado y las naciones se han atrincherado tras sus posiciones, en función de sus intereses regionales.
Gira en Asia
Éste fue el principal tema de la agenda de la gira por Asia realizada por el canciller alemán, Gerhard Schröder. En el marco de la Cumbre de Asia - Europa, celebrada el viernes pasado en Vietnam, Schröder advirtió que el Consejo de Seguridad no puede seguir reflejando la constelación geopolítica del siglo pasado. En la Cumbre de Guadalajara, México, celebrada en mayo, que reunió a 58 líderes de Europa y América Latina, Schröder obtuvo el respaldo de la mayoría de los países latinoamericanos.
Y en la India Schröder fue recibido hace unos días con los honores con los que se acoge a un amigo y aliado. India y Japón, así como Alemania y Brasil, pactaron en septiembre apoyar mutuamente sus candidaturas para obtener un lugar permanente en el Consejo. Alemania sustenta su aspiración en el hecho de que es el tercer contribuyente neto más importante de la organización mundial, cuyas aportaciones son equivalentes a tres veces más que Rusia y China juntas, sin gozar de privilegio alguno. Alemania es el segundo país más importante militarmente, en función del número de tropas que respaldan las misiones de paz de la ONU.
No paquistaní
Después de Nueva Dehli, Schröder viajó a Pakistán con la intención de persuadir al gobierno de Islamabad para que apoyara la aspiración alemana. La oferta del jefe de gobierno germano no fue convincente, el presidente Musharaf declinó su respaldo, diciendo que la postura paquistaní es de principios. “Creemos que aumentar el número de estados privilegiados contraviene los principios democráticos de igualdad entre naciones soberanas”, dijo el presidente paquistaní, después de reunirse con Schröder. Detrás del rechazo de Islamabad se encuentran las animadversiones con su eterno archirival, India, uno de los aliados estratégicos de Alemania.
Libia también apuesta
Además del cuarteto integrado por Alemania, Brasil, India y Japón, hay otros países con aspiraciones. Indonesia ha postulado su candidatura como un voto moderado del Islam, Egipto se empeña en obtener un lugar permanente en calidad de representante del mundo árabe musulmán y en África se han expresado en el mismo sentido Sudáfrica, Nigeria y hasta Libia, cuyo líder, Muammar Gadafi, sostiene que con su renuncia a armas de exterminio masivo, su papel en el continente negro y su filosofía política, hacen al país digno merecedor de un lugar permanente en el Consejo.
El camino hacia la reforma está sembrado de obstáculos, pues hay divisiones continentales. Así como Paquistán se opone a un ingreso de la India, en América Latina, Argentina cuestiona los méritos de Brasil. Entre los países africanos hay distintos modelos propuestos y en Europa también. Mientras que Gran Bretaña y Francia favorecen una reforma que amplíe el Consejo de Seguridad a 24 países, con Alemania, Japón, Brasil y la India entre los nuevos miembros permanentes, Italia coincide con Paquistán y se opone a ampliar el máximo órgano de la organización mundial. No hay consenso, el tema convierte al mundo en una bola de queso suizo.