Noches de Berlín bajo las nuevas restricciones
11 de octubre de 2020Es poco antes de la medianoche en el habitualmente animado distrito de Friedrichshain de Berlín y el nuevo horario de cierre de los locales nocturnos está a punto de comenzar.
Saliendo de un Späti, como llaman en Berlín coloquialmente a los quioscos de bebidas, un grupo de amigos se esfuerza en llevar una caja de cerveza bajo la lluvia, bromeando sobre que necesitan almacenar suministros, o "hámster", como dicen los alemanes, antes de que arranquen las nuevas limitaciones. En la otra calle, cortan hábilmente la última porción de carne para döner kebab desde los enormes pinchos de metal y se prepara para llevar.
Más adelante, sin embargo, en un bar, los clientes tienen menos prisa para terminarse la cerveza.
Primer cierre nocturno en 70 años
Llega la medianoche y la terraza al aire libre se va despejando lentamente. Se recogen las mesas y sillas. Mientras tanto, las aceras comienzan a llenarse de grupos de personas enfiestadas que no tienen ganas todavía de irse a casa.
La ajetreada vida nocturna de Berlín se enfrenta a su primer cierre en más de 70 años. Desde el tradicional bar de la esquina, hasta los que festejan los fines de semana hasta más allá del amanecer del domingo, la vida nocturna se ha convertido en sinónimo de la capital alemana, especialmente desde la caída del Muro de Berlín.
Pero con el rápido aumento de los casos diarios de coronavirus, la permisividad en Berlín terminó por el momento. Todos los negocios, incluidos bares, restaurantes y tiendas nocturnas, ahora deben cerrar entre las 11:00 p.m. y las 6:00 a.m. a partir de este sábado (10.10.2020) hasta al menos, el 31 de octubre. Las empresas que violen la medida se arriesgan a multas de hasta 5.000 euros.
El propietario del bar Salama ha estado sirviendo aquí por 25 años. "En la situación actual, creo que es lo correcto", dice, recogiendo los ceniceros de las mesas, con la música todavía a todo volumen en el interior. Pero le preocupan los efectos a largo plazo, al estimar que perderá alrededor de 15% de su negocio debido al cierre nocturno. "Estaré bien por ahora", dice. "Pero depende de cuánto duren las nuevas medidas".
Escapar de la zona de peligro
De camino a casa, Gerd, Patrick y Johann, todos en la mitad de sus 50 años, coinciden en que la medida es "absolutamente necesario".
"A nuestra edad, creo que técnicamente estamos en el grupo de alto riesgo, pero incluso nosotros queremos ir a disfrutar de una cerveza un viernes por la noche", se ríe Gerd.
"Pero ahora es el momento de escapar de la zona de peligro", dice Johann, saludando a los grupos de veinteañeros que abren en la acera las latas compradas a última hora en el quiosco. "Mírelos a todos tan juntos. Algo me dice que no se van a tomar el toque de queda tan en serio".
Según las nuevas reglas, el número de personas a las que se les permitirá reunirse al aire libre fuera del horario de atención se limitará a cinco o a miembros de dos hogares.
Entre los reunidos frente a las fachadas de luces de neón de las tiendas están Eilen, de 25 años, y Dominik, de 34. "Es un gran error", dice el primero. "Es fin de semana, solo queremos ir de fiesta. Pero una vez más la escena de clubes de Berlín está siendo atacada. Fui a un club recientemente y en realidad la gente usaba mascarillas mucho más que en los restaurantes".
Dominik dice que cree que las autoridades de Berlín están buscando un chivo expiatorio. "Los clubes y bares tienen que pagar el precio del coronavirus, aunque el verdadero problema son las fiestas privadas", afirma. "Esas celebraciones en casa, donde nadie guarda distancia ni lleva mascarilla".
"El problema podría empeorar si la gente comienza a hacer más fiestas en casa en vez de ir a los bares", añade. Entonces parten a buscar algo que hacer, con una botella de vino espumoso acunada de forma protectora en los brazos de Eilen.
No son los únicos descontentos con las nuevas medidas. Lutz Leichsenring, portavoz del Comité del Club de Berlín, dijo el viernes que la medida era solo un gesto político. En las últimas semanas y meses, los clubes nocturnos se han "comportado de manera responsable casi sin excepción", dijo.
Como alternativa, la asociación ha propuesto establecer áreas de prueba rápida frente a los clubes. Las pruebas serían voluntarias, a cargo del cliente y bajo la supervisión de "personal médico capacitado". Sin embargo, según los expertos, los resultados de estas pruebas no son tan precisos como los de laboratorio.
Mientras tanto, varios restaurantes de Berlín ya han emprendido acciones legales contra el cierre nocturno. No se espera una decisión sobre el recurso urgente hasta la próxima semana.
Relajación en el control la primera noche
Es casi la una de la madrugada en Friedrichshain. Dos horas después de que comenzara el toque de queda, un vehículo de la policía recorre una calle lateral adoquinada, el oficial en el asiento del pasajero mira por la ventana hacia la calle. El único local con luz es el de comida rápida libanesa. Con los agentes de la oficina de orden público ya fuera de servicio, es la policía la encargada de hacer cumplir el toque de queda. Pero esta noche no, ya que continúan sin detenerse.
Al verlos pasar, el empleado de comida para llevar Douad se asoma por la ventana de servicio para inspeccionar la calle. "No entiendo por qué tienen que cerrar los restaurantes", dice. "La situación es grave. Pero mire los trenes del centro de la ciudad. La gente va como sardinas en lata allí. Ahora evito usar el transporte público. Da miedo. Y, sin embargo, son los restaurantes los que tienen que cerrar".
En una noche normal, se estaría preparando para la oleada de juerguistas que buscan un aperitivo nocturno. "Nadie viene ahora, todo ya está cerrado", dice. "Necesitamos trabajar. Tenemos cuentas que pagar, una familia que cuidar".
(lgc/rrr)
*Árticulo corregido: retirado el término "toque de queda", que usado erróneamente de forma metafórica, hacía parecer que efectivamente se había decretado un toque de queda en la ciudad, en lugar de una limitación de horarios a los locales nocturnos. "Toque de queda" es la prohibición de salir a la calle a partir de cierta hora, algo que no se ha ordenado en Berlín. Rogamos disculpen el malentendido provocado.