Las mujeres impulsan el cambio en Irán
11 de febrero de 2019Sadegh Zibakalam no espera mucho del 40º aniversario de la Revolución Islámica. "Los políticos volverán a hablar de exportar la revolución, de la destrucción de Israel y de la guerra contra Estados Unidos; pero lo que casi nunca aparece en sus discursos son los verdaderos objetivos de la revolución de hace 40 años", explica el politólogo de Teherán a DW. "La revolución nos prometió democracia, Estado de derecho y libertad de prensa".
Como joven estudiante, Zibakalam apoyó la revolución. Estuvo dos años en prisión durante el régimen del Shah, pero también ha sufrido la actual represión: en 2018 fue condenado en primera instancia a 18 meses de prisión. El motivo: en una entrevista con DW mostró simpatía por los manifestantes iraníes que desde diciembre de 2017 hasta enero de 2018 protagonizaron las mayores protestas contra el gobierno en una década. A lo sumo, el 30 por ciento de los ciudadanos de Irán todavía cree en la república islámica, explica.
Las cosas eran diferentes hace 40 años: en ese momento, el 98 por ciento de los iraníes había aceptado, mediante un referéndum, la futura reforma del Estado y la declaración de una república islámica. Aunque la cifra sea "seguramente errónea", los diplomáticos alemanes informaron en ese momento que no había ninguna duda sobre el abrumador apoyo a Jomeini como líder de la revolución y del país. Desde entonces, aunque ha habido tímidos períodos aperturistas, el "sistema" ('nezam' en persa), basado en clérigos conservadores y guardias revolucionarios, se ha ido afianzando.
¿No hay esperanza de cambio?
El historiador británico-iraní Michael Axworthy escribe que el país, tras las elecciones de 2009 y la derrota del movimiento verde, se parecía cada vez más a una dictadura militar. Una versión más estricta y efectiva de la que había sido derribada por la revolución en 1979. ¿No hay esperanza para el cambio entonces? Podría venir de las mujeres iraníes. "Una parte importante de estas protestas (de 2009 contra la reelección fraudulenta del candidato conservador Mahmud Ahmadinejad) provino de las mujeres, como lo ha hecho durante los últimos 150 años", explica la activista Mansoureh Shojaee a DW. Se refería a la larga historia del movimiento de mujeres en Irán, que comenzó incluso antes de la revolución constitucional de 1906.
La Revolución Islámica no quitó el derecho al voto de las mujeres, pero las situó en desventaja tanto política como socialmente. En la familia, por ejemplo, están supeditadas al marido, que decide si puede trabajar e, incluso, si pueden viajar fuera del país o de la propia ciudad. Ese es un lado de la historia. El otro lado es el éxito educativo sin paralelo de las mujeres en Irán: representan un mayor número entre los graduados universitarios y están fuertemente presentes en los empleos del sector público en comparación con otros países islámicos.
"El cambio social hacia una más urbana y altamente educada sociedad en la que las mujeres desempeñan un papel mucho más asertivo es de enorme importancia y está destinado a cambiar la política en Irán a medio y largo plazo", explica el experto en Irán Axworthy.
Movimiento de mujeres y cambio social.
Según Mansoureh Shojaee, "sobre todo en los últimos 10 años, las mujeres han aprovechado cada oportunidad para hacer sus reivindicaciones, incluso en prisión". Ella explica que gracias a "la abogada de derechos humanos Nasrin Sotoudeh, que hizo una huelga de hambre en la cárcel" las presas ya no tienen que vestir el chador, el velo de cuerpo entero iraní, cuando antes hasta delante del tribunal tenían que llevarlo. Pero no se trata solo del velo. "El movimiento de mujeres en Irán está tratando de renovarse, de abordar los derechos civiles y hacer una conexión con las demandas generales de la sociedad para implicar a un público mayor en el cambio", explica a DW.
La elección del reformista Hassan Rouhani en 2013 no ha traído hasta ahora cambios a los ojos de las mujeres o los liberales en Irán. Y tampoco ha paliado la escasez económica. "Si un sistema político no encuentra la manera de reformarse y aceptar las demandas de sus ciudadanos, tarde o temprano conducirá a una crisis grave, a una revolución o a un colapso", explica a DW Abbas Abdi, uno de los que irrumpió en la embajada estadounidense en 1979. Convertido ahora en crítico del régimen, ve paralelismos entre la situación de entonces y la actual. "Si hubiéramos sabido entonces que nuestros deseos no se cumplirían ni en 40 años, no habríamos apoyado la revolución".
(lgc/jov)
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