Las FARC y Europa: “Si circula capital se traspasa una línea”
29 de julio de 2008“Seguro”, contesta Günter Mainhold a la pregunta de si el ordenador portátil de Raúl Reyes delatará a más europeos. “Mantener correspondencia con las FARC no constituye en principio delito alguno. La pregunta es con qué finalidad, con qué objetivo. El análisis de los datos contenidos en ese ordenador va a sacar a la luz una ristra de contactos, pero no todos ellos tienen porqué ser relevantes jurídicamente hablando”, añade el experto en América Latina de la Fundación Ciencia y Política de Berlín.
El ordenador portátil del ex jefe guerrillero Raúl Reyes se está convirtiendo en toda una caja de sorpresas. Primero llegó a Alemania la noticia de que el diputado del partido La Izquierda, Wolfgang Gehrcke, había mantenido relaciones con las FARC e incluso algún encuentro personal. La semana pasada, las protestas del Gobierno colombiano se dirigieron a las más altas instancias del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo. De “concierto para delinquir” se acusa en Bogotá al emisario ginebrino Jean-Pierre Gontard.
En caso de que la lluvia de acusaciones que gota a gota cae desde Colombia sea cierta, porque no faltan quienes ponen en duda los milagros del famoso ordenador, en los correos electrónicos que intercambiaron Reyes y Gontard, y el primero con otros miembros de las FARC, se aludiría a 500.000 dólares que, según escribe Reyes y cita literalmente el diario suizo Weltwoche, “Jan Pierre le debe a Jorge”.
En relación a la española María Remedios García Albert son 6.000 dólares los que aparecen supuestamente mencionados. Según las epístolas, García Albert debía entregar el dinero a Lucas Gualdron, considerado a su vez jefe de las FARC en Europa.
Óscar Naranjo, director de la policía colombiana, apuntala la tesis de que estos no serán los últimos ciudadanos del Viejo Continente que queden bajo sospecha de colaboración con la guerrilla: “Hay personas en siete países europeos vinculadas a las FARC”, declaró Naranjo.
¿Mediación o colaboración?
Tanto Wolfgang Gehrcke, como Jean-Pierre Gontard y María Remedios García Albert se defienden de la acusación de colaboracionismo. Su intención era, aseguran, contribuir con su mediación al proceso de paz en Colombia. En entrevista a DW-WORLD (26.05.2008), Gehrcke criticó al presidente colombiano, Álvaro Uribe, como uno de los obstáculos en el camino hacia un final de la violencia en el país latinoamericano.
Sin embargo, “el papel de mediador no se puede ejercer al margen de los actores estatales”, opina Mainhold, “la mediación debe llevarse a cabo con su consentimiento. Y el interés del Gobierno colombiano en este tipo de ayuda se puede comprobar en el hecho de que aceptase la intervención de Hugo Chávez para lograr la liberación de Clara Rojas y los otros rehenes. Este tipo de iniciativas se han dado en muchas ocasiones.”
En casa de García Albert la policía española ha encontrado propaganda de las FARC y ejemplares de la revista Resistencia: pruebas de su cercanía ideológica a la guerrilla, o material a estudiar por cualquier mediador que se precie. “El problema aquí es que nos falta información para poder juzgar con claridad”, dice Mainhold. “Ante lo que se está publicando, la impresión es que, evidentemente, las FARC tenían contactos en Europa y que por esos canales circuló apoyo material e inmaterial hacia la guerrilla.”
La paz necesita actores externos. Pero, ¿era la paz el objetivo? ¡Siga leyendo!
¿Paz o apoyo financiero?
Otra cosa que molesta a las autoridades colombianas es la familiaridad y la cordialidad que se lee en los mencionados correos. “Lamento mucho, que el gobierno colombiano, nos haya privado de vernos con usted acá en nuestros campamentos como lo hemos hecho tantas veces”, escribe, según Weltwoche, Reyes a Gontard en septiembre de 2001.
“Si uno tiene que convencer a alguien violento de que opte por una solución pacífica, debe que mantener con él una comunicación fluida. Estos procesos de paz necesitan siempre actores externos que actúen como mediadores, y asumir ese papel no significa simpatizar con las FARC”, recuerda Mainhold. “Pero la cuestión es si se puede dar por hecho que a las FARC, en algún momento, les interesase la paz. Aquí el Gobierno colombiano está convencido de que nunca fue así.”
Resulta difícil de imaginar que la guerrilla colombiana no recibiera ayuda de ningún círculo en Europa. A la hora de sentenciar como pacifistas o colaboradores a las personas en concreto cuyos nombres se han hecho públicos desde la captura del portátil, un elemento va a tener gran relevancia: el dinero.
Los 500.000 dólares de Gontard serían parte del pago por la liberación de dos empleados de la firma Novartis, secuestrados por las FARC. “El pago de rescates supone, según las leyes colombianas, un delito”, dice Mainhold. Independientemente de para quién y en conocimiento de quién pagase el suizo, en Colombia es ilegal.
Más difícil es la situación de García Albert que al parecer y según los citados mails no pagó, sino que hizo llegar los 6.000 dólares a su destinatario. “En el momento en que empieza a circular capital se traspasa una línea”, considera Mainhold, “y hay que preguntarse si realmente la paz estuvo en primer plano, o si se estaba dando un apoyo financiero.”