Las dos caras de Bayern Múnich

En los cuartos de final de la Liga de Campeones (Champions League) el Bayern Múnich tendrá dos caras completamente diferentes: una esta noche en Milán y otra en casa, con Mark Van Bommel y Oliver Kahn.

Ausencias obligadas

La UEFA sancionó a ambos futbolistas suspendiéndolos en el partido de visitante ante el Milán; a Mark van Bommel por reincidir en conducta antideportiva en Múnich durante el juego de vuelta contra el Real (tarjeta roja) a pesar de haber sido advertido luego de una controvertida celebración de su gol en Madrid.

A Kahn, que tampoco pudo viajar a Italia, por haberse liado en una acalorada discusión con el médico de la UEFA encargado de la prueba antidopaje, paradójicamente también en el partido contra Real Madrid en Múnich.

Para llenar el vacío de los dos líderes del equipo, el entrenador Ottmar Hitzfeld ha tenido que acudir a trucos de magia: del sombrero sacó a Owen Hargreaves como substituto al holandés Van Bommel; de la manga al portero Michael Rensing.

El Bayern jugará contra el Milán dos partidos completamente distintos sin y con Van Bommel y Kahn. DW-WORLD explica las diferencias.

Sin Mark van Bommel

Owen Hargreaves, elegido como el jugador del 2006 en Inglaterra, no se caracteriza, como si es el caso de van Bommel, por su aporte al ataque. El inglés es mucho más un jugador de destrucción, de perseguir al rival, de robar el balón y entregarlo a los actores de adelante a quienes permanentemente les cubre la espalda.

Con él el Bayern plantea en Milán un partido mucho más conservador impidiendo en la zona de volantes que el contrario logre armar ofensivas contundentes. La principal prioridad es buscar el empate o una derrota por un marcador mínimo.

Con Mark van Bommel

El mediocampista holandés se ha convertido en apenas siete meses en el principal motor ofensivo del Bayern Múnich no sólo por sus importantes anotaciones en momentos en los que el equipo las necesita; también por sus geniales pases, en especial los que le sirve a su compatriota Roy Makaay con quien se entiende a ojo cerrado.

Milán se topará con otro Bayern Múnich en el Allianz Arena; el rival de los italianos en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones mostrará a un dueño de casa que bajo la conducción de van Bommel será mucho más agresivo y rápido en sus desdoblamientos ofensivos sin descuidar la defensa ya que el holandés, siempre comprometido en la recuperación del balón, contará con la asistencia de Hargreaves cuidándole la espalda lo cual le permitirá acercarse con peligro al área.

Sin Oliver Kahn

Michael Rensing es una de las promesas del fútbol alemán bajo los tres palos pero está aún muy lejos de comunicar la confianza de Oliver Kahn o con su simple presencia el respeto de los rivales que el titular genera. Los delanteros del equipo italiano probarán al arquero suplente con disparos desde diferentes posiciones a sabiendas de su inexperiencia, apenas un partido en la Liga de Campeones, curiosamente contra el mismo Milán un año atrás.

Conociendo esta situación, la línea de atrás del Bayern tendrá que concentrarse casi exclusivamente a su función defensiva. Los avances del central brasilero Lucio al campo enemigo no se verán, así como tampoco los desbordes por los laterales de Willy Sagnol y Philipp Lahm, lo cual merma las posibilidades de ataque del cuadro alemán.

Con Oliver Kahn

La historia en Múnich será diferente: Oliver Kahn en el arco intimidará al contrario y con sus gritos no sólo motivará a sus compañeros, también les ofrecerá desde el fondo una mirada crítica para corregir a tiempo sus propios errores y explotar los del Milán.

Kahn es un líder natural que le brinda a sus compañeros seguridad que se traduce en peligrosas arremetidas de Lucio buscando el arco contrario y el permanente desdoblamiento de los defensas laterales que surtirán a la delantera con centros peligroso. Con el portero titular los de Múnich van por el triunfo.