Se sentía en el aire. Durante los últimos meses la tensión se ha ido acumulando en Cuba. La inflación galopante, el desabastecimiento de alimentos y los largos apagones han llevado al límite a las familias en esta Isla. Este domingo 17 de marzo (17M), la indignación llegó a un punto en que pudo más que el miedo a terminar en prisión. En al menos cuatro puntos del territorio nacional se sucedieron protestas populares en las que se pedía "¡Corriente y comida!" pero también se reclamaba "¡Libertad!".
El malestar social se ha profundizado con los más de mil megavatios de déficit energético que han sufrido diariamente los cubanos en un mes de marzo que ha traído temperaturas bastante cálidas. En las ciudades de provincia y los pequeños pueblos apenas cuentan con fluido eléctrico unas pocas horas de cada jornada, mientras que en La Habana las autoridades han implementado un programa de apagones todavía muy alejado de los largos cortes que sufren otros territorios.
Sin autocrítica
Con el peso cubano hundido frente a las divisas, los jubilados, trabajadores estatales y todos los que no reciben remesas desde el extranjero han visto caer estrepitosamente su poder adquisitivo. En una de las manifestaciones de este domingo, frente a la sede municipal del Partido Comunista en la ciudad de Santiago de Cuba, los rostros de desespero eran mayoritariamente de mujeres, personas mestizas o negras y gente muy pobre. Son los que ya no tienen nada que perder, porque carecen incluso de la esperanza de que su situación mejore a corto o mediano plazo.
Tras las manifestaciones, el discurso oficial ha echado mano del mismo relato que usó con las protestas del 11 de julio de 2021. Para el gobernante Miguel Díaz-Canel, "terroristas radicados en Estados Unidos" son los que han provocado la revuelta al incentivar "acciones contra el orden interior del país". En sus mensajes en la red social X no hay el menor indicio de autocrítica a la gestión gubernamental ni alusión a las consignas libertarias y contra el ejecutivo que se corearon en las calles este 17M.
Comerse el miedo
La publicación del mandatario deja clara la respuesta del régimen frente a las protestas, que considera realizadas por un grupo mínimo de ciudadanos preocupados, pero manipulados por los "enemigos de la Revolución". En estos momentos la Plaza de la Revolución debe estar creando la estrategia informativa que se seguirá en los próximos días y en amplias zonas de la Isla el acceso a internet ha sido cortado. La reescritura de los sucedido será parte de ese guion, junto al arresto de los principales cabecillas de las manifestaciones. Pero eso podría alimentar aún más el encono popular.
Nada que digan los medios oficiales calmará los ánimos y la profundidad de la quiebra del modelo económico no permite responder a los reclamos populares con algunas migajas. "No más violencia" gritaron los residentes de la ciudad de Bayamo, en la provincia de Granma, cuando un cordón policial intentó cortar el paso al río humano que corría por una de sus calles. En completa oscuridad, los manifestantes entonaron La Bayamesa, himno nacional cubano y compuesto justamente en la ciudad que este domingo le hizo honor a su historia y se estremeció con las voces que cantaban "en cadenas vivir es vivir/ en afrenta y oprobio sumido". Tenían tanta hambre que se comieron el miedo. (ms)