La última gota
17 de marzo de 2003Aún cuando los políticos se preocupen estos días más por el petróleo que por el agua, el mundo entero se encamina hacia una dramática crisis por la escasez del vital líquido. Según estimaciones de Naciones Unidas, cerca del 20 % de la población mundial de 6.000 millones carece de acceso a agua potable. El agua contaminada de ríos, lagos y cuencas acuíferas son la causa de que 200 millones de seres humanos contraigan enfermedades como cólera y que más de 2 millones mueran.
Dimensiones dramáticas
En los países desarrollado el uso doméstico de agua es 10 veces mayor que en el Tercer Mundo. Si no se modifica el despilfarro de agua dulce, en un periodo de 20 años, serán 3.500 millones de personas, casi la mitad de la actual población mundial, las que padecerán la escasez, según Ulrike Bauer, vocera de la organización ecologista World Wide Fund for Nature.
La protección de los cursos fluviales es esencial ya que los 250 ríos del planeta que cruzan fronteras internacionales proveen de agua a más del 40% de la población y algunos de ellos se están convirtiendo en fuentes de conflicto. La utilización ineficaz de los regadíos que consumen el 70% del agua utilizada, mientras millones de personas mueren de hambre, ha puesto en evidencia la necesidad de revisar las políticas y métodos de gestión del agua en todo el mundo.
Según la UNESCO el 97,5% del agua de nuestro planeta es demasiado salada para ser utilizada por el hombre y tan sólo el 0.26% del agua potable existente es accesible, por estar el resto congelado en los polos o sumergido a grandes profundidades.
Un problema mundial
Los cerca de 10.000 participantes de 160 países que asisten a la III Cumbre del Agua en Kioto, la antigua capital japonesa, discutirán hasta el próximo 23 de marzo planes concretos para solucionar el problema del agua del siglo XXI. La pregunta central es qué puede hacer cada país para lograr el objetivo de las Naciones Unidas de reducir a la mitad el número de personas sin acceso a agua potable antes del 2015. Uno de los puntos más controvertidos en la cumbre es la consideración o no del agua como una mercancía sujeta al mercantilismo o un derecho humano básico. La cumbre concluirá con la Conferencia Ministerial en la que se adoptará una declaración resumen de las jornadas y se emitirá un Portafolio para Acciones del Agua, con los compromisos de cada país sobre temas hídricos.